El fortín de O Couto sigue acumulando grietas para un Club Deportivo Ourense que tuvo que conformarse con el empate frente al Vecindario.
Y eso que los hombres de Manolo Tomé jugaron en superioridad numérica más de media hora y hasta con ventaja de dos efectivos desde la expulsión de Paco, siete minutos después de su compañero Mauro. Ni por esas, los rojillos no supieron abrir el campo y romper el cerrojo de un oponente que siempre apostó por el empate.
La propuesta inicial de Pacuco Rosales fue clara, basada en un fuerte marcaje de ayudas sobre Anxo y en la acumulación de hombres para entorpecer la línea de creación de los rojillos, tanto en los dominios de Yebra como más adelante, donde recibía Lozano.
Los isleños, más intensos en sus acciones, se adelantaban con facilidad a sus oponentes, pero en territorio ourensano, la conexión de Jaime Moreno con el citado Anxo siempre es sinónimo de peligro. La primera asistencia la envió fuera el de Laxe, pero poco después del primer cuarto de hora, le ganó la pugna cuerpo a cuerpo a su defensor y batió a Javi Muñoz. El gol parecía allanar el camino de los locales, pero también espoleaba a un Vecindario, cuya única ambición atacante era la pelea del argentino Mauro Conocchiari.
Precisamente el ariete visitante se coló entre los dos centrales a la vez que llegaba un balón franco a Taranilla y el guardameta sacó la rodilla para derribar a su rival. Ante las protestas de los asistentes, González González calificó el lance de penalti, pero no lo consideró agresión, al castigar al guardameta con una tarjeta amarilla.
Camacho asumió el lanzamiento y estableció el empate, que frenó en seco la iniciativa del Ourense, a la vez que abrió una fase de peloteo insulso hasta la llegada del descanso, interrumpido tan sólo por las ocasiones de Lozano y del visitante Dorta, ambas en jugadas a balón parado.
Como en el inicio del choque, el combinado ourensanista salió con más brío tras la reanudación, mientras su adversario seguía en sus trece, con una agobiante presión en la medular, pero poca salida en sus contras. Anxo volvió a ser el estilete que más inquietó en la zaga albinegra, pero los minutos corrían a favor de los forasteros, hasta enfilar la última media hora, que se abrió con la segunda cartulina amarilla de un inocente Mauro.
A renglón seguido, Paco también encaró el camino de los vestuarios con la segunda expulsión del partido y al Ourense, con dos hombres más, le tocaba volcarse sobre la meta de los canarios. Osvaldo, recién ingresado en el campo, y Lozano al rechace desaprovecharon las primeras oportunidades claras, pero los visitantes cerraron líneas en el borde del área y el acoso rojillo se limitó a pelotazos y disparos lejanos. Un rechace en propia meta de Dorta hizo lucirse a Javi Muñoz y Anxo también lo intentó, pero el arreón fue inútil e incluso llegó algún susto como las intentonas de Saavedra y Poncho ante Taranilla.