Siete locales gallegos famosos por sus deliciosos calamares

YES

ANA GARCÍA

Hay muchas maneras de prepararlos, aunque rebozados y en bocadillo es como más los piden quienes se acercan a degustar los calamares. El secreto está en cómo freírlos. Aquí van las recetas de estos clásicos que a la hora de compartir nunca fallan

17 dic 2023 . Actualizado a las 13:21 h.

No están todos los que son, porque en Galicia hay muchísimos restaurantes, bares y cafeterías en los que los calamares son el plato estrella. Y si no, siempre hay unos chipironcitos que también hacen las delicias de los comensales. En general, arrasan en bocadillo, uno de los manjares más sencillos y demandados por la clientela, aunque no todo el mundo acierta con el punto de fritura. Sin embargo, en estos siete locales que avanzamos en este recorrido, si algo destaca es precisamente su preparación, un rebozado exquisito en el que se recurre siempre al mejor producto (gallego), con la maña de unas harinas especiales que les dan el toque distintivo. Toma nota y apunta esta ruta, no te defraudará. 

Cafetería Bahía (Ribeira)

CARMELA QUEIJEIRO

Llevan casi un cuarto de siglo abiertos y unos cuantos kilos de calamares a sus espaldas. El cefalópodo, ya sea en ración o bocadillo, es el gran triunfador de la carta de la cafetería Bahía, un histórico negocio a los pies del malecón de Ribeira. «Nunha semana normal despachamos ao redor de 150 kilos, pero no verán a cifra dóbrase», explica su propietario, Sergio Fernández, quien atribuye todo el mérito a sus cocineras: «María está desde o principio e Cárol leva 12 anos». Para preparar el exitoso plato pasan los calamares por harina de trigo, «danlle un toque privado e secreto» y finalmente los fríen en abundante aceite bien caliente. «Ten que estar moi limpo. Cambiámolo practicamente a diario», señala. Los clientes suelen regar las raciones con limón recién exprimido, mientras que para los bocadillos recurren más a la mayonesa y el queso. «O do queixo non é moi común. Probamos co San Simón, pero non me convenceu o toque afumado. O de lonchas vaille perfecto».

Ultramar, Pepe Vieira (Pontevedra)

Ramón Leiro

El bocadillo de calamares del restaurante Ultramar, la tapería del chef Pepe Vieira cobijada en la zona monumental pontevedresa, es ya todo un clásico en la ciudad del Lérez. El secreto de esta receta está en la calidad del producto (pan de masa madre y calamar de primera), el rebozado con harina de garbanzo y el toque que le aportan la lima y la emulsión de ajo negro negro. 

Restaurante Vila (Ourense)

Miguel Villar

Eladio Pérez Fonseca lleva más de tres décadas friendo calamares a diario. Empezó en un bar en las Galerías Tobaris y ahora está en el Restaurante Vila, en el polígono de San Cibrao. Su especialidad son los calamares fritos, rebozados en harina con un toque de sal. ¿El secreto? Un producto de calidad y freírlo en un buen aceite. De su cocina salen 275 kilos de calamares a la semana. 

Bocalamar (Santiago)

XOAN A. SOLER

En este negocio familiar del casco histórico empezaron haciendo bocatas de calamares y, desde hace tres años, los ofrecen también en una especie de burritos con lechuga y tomate que arrasan en verano (llamados rolos), además de en cucurucho. Para acompañarlo, aparte de mayonesa, hay una docena de salsas para elegir (de aguacate, lima, Jäger, tinta de calamar, á feira...). 

Marea Baja (A Coruña)

MARCOS MÍGUEZ

Dona Vázquez (a la derecha de la imagen) se vino de Huelva en el 2011 y ha acertado plenamente con su restaurante Marea Baja, situado en el paseo de los Puentes. Tres son sus platos estrella, que tienen como base una comida fundamentalmente casera y gallega: los callos, la tortilla y los calamares. De los dos primeros se encarga su compañera Lola (a su izquierda), pero el truco de los calamares lo conoce Dona. Ella usa una harina andaluza, que es muchísimo más fina, propia de todo tipo de frituras, que consigue que no se «enchoupen», estén crujientes y sepan a mar. 

Mar de Laxe (Laxe)

ANA GARCÍA

Es el entrante que arrasa. En el restaurante Mar de Laxe, en Laxe (Costa da Morte), sirven los chipirones fritos sin guarnición, aunque se puede pedir aparte. Los cefalópodos tienen todo el protagonismo, rebozados en harina, con sal, y si el cliente quiere, con un toque de limón. Se venden todo el año, al igual que el bocadillo de chipirón frito con alioli, servido en pan fresco artesano. Son unas propuestas que gustan tanto a los vecinos de la localidad como a los muchos visitantes que se acercan, sobre todo, en verano. 

Bar O Tranquilo (Vilagarcía)

Martina Miser

Cuatro décadas de servicio cumplirá en el 2024 esta taberna ubicada muy cerca de la estación ferroviaria de Vilagarcía. Cuántos bocadillos de calamares ha despachado Estanislao García, Tanis, a lo largo de ese tiempo es imposible de calcular. Ni siquiera teniendo en cuenta que, en un fin de semana razonable, por la freidora de O Tranquilo pueden llegar a pasar hasta 60 kilos de este producto. Tres son las claves que han convertido a este pequeño y al tiempo generoso bocado en codiciado objeto de deseo dentro y fuera del territorio arousano: la imbatible calidad de la materia prima, el punto del crujiente rebozado y el pan, que es el mismo desde sus inicios.