Verónica: «Tuve que entregar a mis hijos a otra familia para poder trabajar»

Alejandra Ceballos López / S.F

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Llegó a Galicia con sus hijos desde Costa de Marfil, pero no lograba conciliar los horarios laborales con la maternidad. Las familias de acogida fueron su única opción

11 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cruzar fronteras no es fácil, menos cuando llegas a un país desconocido, sola y con tus hijos. Fue el caso de Verónica, que en el 2015 llegó a Galicia desde Costa de Marfil, sin ayuda, sin compañía y a cargo de sus mellizos de 4 años. Se instaló en busca de mejores oportunidades. Primero se mudó a Boiro, y no tardó en ser reclutada por una firma de ropa para trabajar en atención al cliente de manera telefónica por su manejo del francés. Sin embargo, los horarios eran complicados y Verónica no tenía con quién dejar a sus hijos mientras trabajaba porque, además, su actividad implicaba el traslado a otra ciudad.

 «Las madres solas a veces se ven en la encrucijada de tener que elegir entre trabajar o cuidar a sus hijos. Si no tienes red de apoyo, es imposible. Si tienes que elegir, eliges al hijo, pero sin trabajo no puedes sostener al hijo», acota Carmen Dourado desde la asociación Acougo, que ayudó a Verónica. Fue el caso de esta mujer de Costa de Marfil. «Tuve que entregar a mis hijos a Carmen para poder trabajar, pero tenía miedo de no saber con quién iba a dejarlos. No sabes cómo van a ser esas personas, si los van a cuidar bien o no, fue durísimo», dice.

Sin embargo, no tuvo opción. Desde la Cruz Roja le dijeron que lo mejor sería un hogar de acogida, y Verónica decidió entrevistarse con una familia que pudiera cuidar a los dos niños. Conoció a Carmen Dourado y a su esposo, Miguel, que en poco tiempo pasaron de ser parte de la familia. «Mis hijos no sienten que hayan estado en acogida. Para ellos Carmen y Miguel son como unos tíos, casi como si fueran otros papás para ellos, para mí fue una tranquilidad», cuenta.

A pesar de conocer a Carmen y a Miguel, los primeros días, hubo más dudas que certezas. «Tenía miedo de que la familia con la que estuvieran los niños luego mintiera para que yo no pudiera estar más con ellos», relata Verónica. Por su parte, Carmen es conscientes de esta dificultad: «Algunas mujeres que suelen solicitar ayuda se deciden porque se ven incapaces de hacerse cargo de sus hijos. Es un acto de muchísima valentía. Pero eso no significa que los quieran dar en adopción ni que no quieran saber más de ellos. Todo lo contrario. Simplemente, sus circunstancias no les permiten cuidarlos».

Por eso, desde las instituciones se esfuerzan para que los padres sepan que, una vez normalizada la situación, volverán a reunirse con sus niños como familia.

En este caso, Verónica se veía con sus hijos los fines de semana, y nunca les faltó el amor de sus dos madres porque, como dicen desde Acougo, «estos niños tienen dos mamás. Aquí se trata de sumar por el bienestar de ellos, pero no de reemplazar a sus progenitores».

No tardó en darse cuenta de que sus hijos estaban en buenas manos. Carmen y Miguel tienen 5 hijos biológicos y uno de ellos tiene la misma edad de los mellizos, así que tenían hermanos con quienes jugar. También mantenían una comunicación constante, se veían con los niños cada vez que se lo permitían los horarios laborales y una vez normalizada su situación, Verónica volvió con ellos.

Luego se mudaron a Francia, donde viven desde hace cinco años. Allí tienen algunos amigos que la ayudan con los niños cuando su madre lo necesita. Carmen y Miguel siguen siendo su familia. «Para mí son amigos, no una familia de acogida. Para los niños son sus tíos españoles», relata Verónica con cariño.