Nazareth Olivera, Comadrona en la Ola: «La fecha probable de parto es bastante improbable»

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Nazareth Olivera es en Instagram Comadrona en la Ola.
Nazareth Olivera es en Instagram Comadrona en la Ola. cedida

Ni hay que comer por dos, ni la sal es mala en el embarazo, ni el orgasmo desencadena el parto. Pero la falta de vitamina D sí puede provocar abortos de repetición. Los mitos con ella pierden peso en favor de la evidencia

30 ago 2022 . Actualizado a las 16:02 h.

«Las mujeres no tienen que aprender a parir, como si fuese un examen», advierte Nazareth Olivera Belart, matrona y madre de tres niños, Comadrona en la Ola, con 91.500 seguidores en Instagram. No hay que aprender, pero sí recursos (la respiración, la postura, el agua, el papel de la pareja) que ayudan a afrontar el parto desde la seguridad y la confianza en el propio cuerpo. Si quieres saber las hormonas que intervienen en el embarazo y el parto, las náuseas y las estrías que entra dentro de lo razonable esperar («las estrías son tatuajes de la maternidad», dice Nazareth), en qué casos procede una episiotomía o cuándo pueden hacerte una maniobra de Hamilton, cómo alimentarte bien congelando los tópicos o de qué manera afrontar una mastitis o una depresión posparto, ella te guía en Ser mamá. Guía del embarazo, parto y posparto con evidencia y emoción. «No debemos edulcorar el embarazo y el parto, pero tampoco asustar», empieza la matrona. «En la divulgación en redes a veces hay tendencias extremas. Se trata de encontrar un punto medio», afirma la profesional.

—¿Son conciliables entonces evidencia y emoción al abordar la maternidad?

—Sí. Mi idea cuando empecé era transmitir una información rigurosa, para que las mujeres la hicieran suya. Que los profesionales dejemos de liderar embarazos y partos, para que los lidere más la mujer.

—¿Aún hay que entender que embarazo, parto y posparto son etapas vulnerables, pero no patologías?

—Efectivamente, son procesos que no deben patologizarse. La sociedad en general tiene una idea del parto como un momento peligroso en el que a la madre y al bebé en cualquier momento les puede pasar algo.

—¿Y no es así?

—Siempre hay la posibilidad de que surja una urgencia o una emergencia, pero sabemos que cuanto mejor asistas el proceso respetando la fisiología, en base a la evidencia científica, muchas menos probabilidades tienes de complicaciones. Hay que darle una vuelta a esto, porque nos hemos creado una idea de los embarazos, y sobre todo de los partos, como si fuese echar al aire una moneda a vida o muerte, y no es en absoluto así.

—¿Hay mucho mito y literatura barata en torno a gestación y parto?

—Y hay profesionales que te lo venden así. Estar de parto no es estar en una situación de riesgo absoluto. A veces, el proceso se medicaliza en exceso sin necesidad. Está claro que, gracias a los avances de la medicina, a los de la higiene y la nutrición, los embarazos son hoy seguros en España, donde actualmente tenemos una tasa de mortalidad en nacimientos y partos muy baja. En esto, España es uno de los países de Europa con mejor tasa, pero ahora lo que tenemos pendiente es desmedicalizar lo que no es necesario medicalizar.

—¿Podemos hacerlo sin riesgos, sin volver atrás?

—Podemos mantener las mismas cifras, las buenas estadísticas y resultados humanizando estos procesos sin aumentar la mortalidad en madres y bebés, por supuesto. Hay que respetar más el proceso fisiológico. A veces, parece que la palabra natural a la gente le espanta.

—Pero hay extremos. No se trata de irse a parir al bosque, como ridiculizan algunos, tras todo lo avanzado.

—Se trata de respetar el diseño del cuerpo humano, de la mujer. La mujer está diseñada para el proceso del parto. Si surge alguna dificultad, se interviene, pero primero hay que respetar la fisiología. Esa imagen que a veces se ve en tono de burla no corresponde con la realidad. No es que las mujeres quieran irse a parir al bosque o en una cueva.

—De ese modo se desacredita y ridiculiza el mensaje de humanizar el parto...

—Sí. Se ridiculiza incluso a las mujeres que optan por un parto sin epidural. ¿Y qué tiene de malo? Igual que es estupenda la opción de la que pide la epidural.

—Señalas que con la medicalización del parto se introdujeron en hospitales prácticas que no están avaladas por la evidencia científica. ¿Por ejemplo?

—La episiotomía. No es necesario que la mujer esté tumbada para parir, no lo hace ningún mamífero. El proceso de parto necesita movimiento. Con la episiotomía se termina antes el parto, pero puedes hacerle un destrozo a la mujer.

—¿La episiotomía puede estar indicada en algún caso?

—Por supuesto, pero no sería de rutina. Hubo un momento en que se hacía de manera rutinaria. La episiotomía supone dolor, hace a veces más complicado el posparto. Hay mujeres que cicatrizan bien, pero otras tienen incontinencias, porque ese corte afecta al suelo pélvico. Es importante para la salud sexual que tengamos en cuenta esa musculatura del suelo pélvico. Puede ocasionar dolor en las relaciones y hay mujeres que creen que es normal. No lo es.

—Ahora sabemos que hay profesionales que mejoran tu salud sexual tratando los puntos gatillo del suelo pélvico.

—De hecho, atendimos a una mujer de 50 años que ha tenido varios partos y que te cuenta que tiene dolor en las relaciones. A veces, la cicatriz de la episiotomía se sigue abriendo después de 15 años. Le dijimos: «Tienes que ir a que te valore el ginecólogo y al fisioterapia». No se puede vivir así.

—La fecha probable de parto (FPP), que te dan con una precisión asombrosa, no siempre es la real...

—La fecha probable de parto es bastante improbable, es la fecha improbable de parto. Como si lo normal fuese que el parto se produjese en esa fecha concreta... Entonces, las mujeres tienden a ponerse nerviosas si no dan a luz ese día concreto, empiezan a dudar de si es normal, de si al bebé le pasa algo o su cuerpo es defectuoso si pasan de esa fecha. Y esta fecha no es más que una media estadística. Los bebés ni se atrasan ni adelantan. Es normal parir antes y parir después de esa fecha. Igual que unas mujeres menstrúan cada 30 días, otras lo hacen cada 35. El estándar está en 28 días, y no es más que otra media. Un ciclo sano se caracteriza por otras señales, como que la menstruación no duela, que se ovule cada mes...

—Sin mamá no hay bebé, recalcas. Si no se cuida y atiende a la madre, eso repercute en el bebé.

—Es algo que debemos trabajar. Parece que en el embarazo todo debe girar en torno al bebé, y es importantísimo. Pero hay que cuidar y escuchar a la madre, que es la que lleva al bebé. Las mujeres no toman decisiones que afectan a los bebés, tienen derecho a decidir sobre su cuerpo. Si una mujer no se quiere inducir en la semana 41, tiene derecho a esperar, si el bebé está bien. En España, tenemos el caso de una mujer embarazada de 42 semanas que quería dar a luz en casa y fue ingresada en el hospital por orden judicial. Y el bebé estaba perfecto.

—Las bajas maternales no cubren las necesidades ni de las madres ni de los bebés, ¿no? La lactancia materna se recomienda un mínimo de seis meses. Sin embargo, muchos no lo consideran una prioridad.

—A veces ni se respetan los derechos de la mujer en el embarazo, en mujeres que sufren estrés en el trabajo. Hay que cuidar las bajas en el embarazo y el posparto. En eso otros países de Europa dan ejemplo de bajas respetuosas con las mujeres y con los bebés.

—¿Qué hay del mito de engordar un kilo por mes en el embarazo, se sostiene?

—Nada, el mito de «nueve meses, pues nueve kilos» no tiene base. Si la mujer empieza el embarazo muy delgada, quizá deba engordar más. Si lo empieza con sobrepeso, menos. El cuerpo va a engordar lo que necesite. No hay que llevar el tema del peso desde el regaño, sino desde el respeto a la mujer. No se trata de comer ultraprocesados, debes saber que no es saludable y, como profesionales, debemos informarte de ello. Pero, respecto al peso, hay unas tablas más actuales, avaladas por la OMS. Una mujer delgada puede engordar 16 kilos en el embarazo y no pasa nada. Sobre todo, se trata de evitar que las mujeres vayan angustiadas a la consulta sabiendo que las van a pesar.

—¿Hay una dieta ideal en el embarazo?

—Sabemos que no hay que comer por dos. Y que es diferente alimentarse que nutrirse. La salud del embarazo, del bebé y de la placenta depende de nuestro estilo de vida y de cómo nos nutrimos. Es aconsejable eliminar procesados, controlar el azúcar, que causa muchos males. La hipertensión se asocia a la sal, y no es así. Es una mala recomendación decir a las mujeres que eviten la sal en el embarazo. Necesitan esa sal, su bajo consumo se relaciona con bajo peso en el bebé y otros problemas. La sal no es un problema, el azúcar sí. Es importante consumir proteína de calidad: carne, pescado, huevos... Y grasas saludables (aceite de oliva, aguacate). Y es importante la vitamina D.

—Su déficit se asocia con abortos de repetición, adviertes.

—Sí, o con preeclampsia. En invierno estamos tapadas y un verano usamos crema solar, por eso no absorbemos la vitamina D. Por eso, está bien tomar el sol 10 o 15 minutos a primera hora sin protección, de manera progresiva. Eso no va a hacer que te quemes ni provocarte un cáncer de piel.

—¿El orgasmo o las relaciones, como se ha dicho, provocan el parto?

—No. Durante el embarazo se puede tener una vida sexual plena sin riesgos. Es verdad que, ya a término, las relaciones pueden favorecer las contracciones de parto. Pero eso podría ocurrir ya muy a término, a punto de parir.

—¿Se minimiza la vulnerabilidad de las mujeres en el embarazo, el parto, el posparto, la menopausia? 

-Con nosotras siempre se hace ver que exageramos. Una mujer va por un infarto a urgencias y le miran antes si tiene problemas de ansiedad, psicológicos, ¡cuando tiene síntomas de infarto...! Hay que cambiar esto.

-¿Cómo podemos prepararnos para tener un buen parto?

-Tenemos que saber que hay cosas que dependen de nosotras, como poner la epidural. Otras cosas dependen del personal que te atiende, de que lo hagan mejor o peor, de si están actualizados u obsoletos. Y luego hay imprevistos que no puedes prever, como que el bebé esté mal colocado al final y el parto sea más duro de lo que esperabas o que surja alguna complicación sobre la marcha. Es importante saber cómo es el proceso fisiológico del parto y hablar con otras mujeres que han pasado por ello... Y hay recursos para ayudarte a ir al parto con confianza y seguridad. Ahora, las mujeres no tienen que aprender a parir, como si fuese un examen. Si no fuesemos a ninguna clase, partiríamos igualmente, es algo más intuitivo y salvaje de lo que a veces parece. Hay que trabajar, sobre todo, la confianza.

-Y entender el parto con realismo, sin edulcorarlo... Parir duele, ¿o no?

-Sí, claro, con realismo; el parto es un trabajo. Duele, sí, pero no tiene por qué ser un dolor que conlleve sufrimiento. Las mujeres pueden disfrutar el parto, pero no es habitual que no duela. El parto en general duele, pero este no es un dolor malo, es el dolor que te alerta de que llega tu hijo. Hay que tener recursos para suavizarlo, como agua caliente, hospitales que ofrecen bañeras, el poder elegir tú la postura, el acompañamiento de la pareja... Estas cosas pueden hacer el proceso mucho más llevadero.

-Tras el parto, comienza el posparto. ¿Cada una lo lleva como puede, hay que mejorar en su atención?

-El parto es importante, pero es un día y acaba. Y luego te ves con tu bebé en tu casa sin saber ni qué hacer. Está muy idealizada todavía la figura del bebé, parece que están en la cunita, duermen, comen y a la cunita otra vez. Pero no es así, son crías, cachorritos humanas que necesitan afecto 24 horas al día. Y estamos nosotras: la cesárea, un desgarro... El posparto puede ser muy duro, mucho más que el parto. La dependencia que tiene el bebé de ti puede pesar también. Está bien normalizar que se trata de una etapa, de una etapa en que tu vida gira en torno a las necesidades del bebé. Como sociedad, deberíamos valorarlo. Pero persiste eso de «Estoy todo el día con el bebé, sin hacer nada». Hay que dar al comienzo de la vida el valor que tiene. Invertir tu tiempo en criar a un bebé tiene mucho valor.