«Yo vi a los Reyes»

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VÍTOR MEJUTO

Llegó el gran día. Esta noche llegan a los hogares gallegos Melchor, Gaspar y Baltasar y los niños se preparan ilusionados para abrir regalos y más regalos. Costará dormir con tantos nervios

05 ene 2019 . Actualizado a las 17:42 h.

Hoy es 5 de enero, una jornada tremendamente especial para los niños. El día en el que el «pórtate bien que si no los Reyes no te van a traer nada» resulta infalible. El día de ir a coger sitio para ver bien la cabalgata y saludar a los Reyes Magos. El día de los bolsillos llenos de caramelos. El día de cenar fuera con los amigos y quedarse hasta tarde. El día de meterse en cama nervioso, haciéndose mil preguntas sobre qué pasará por la noche. Y el día en que Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente llegan cargados de regalos justo cuando algún niño abre los ojos y se los encuentra por los pasillos. «Yo este año voy a ver a Baltasar», afirma Sara rotunda. Lo tiene claro tras el descubrimiento del año pasado. «En casa de mi primo vimos las huellas de los camellos por el pasillo. Nos despertamos y estaba todo sucio, con restos de tierra», explica.

La historia la cuenta a trompicones y con mil interrupciones en la plaza de Vigo de A Coruña. Estos días se encuentra rebosante de niños. Allí Sara y sus amigos disfrutan de las vacaciones navideñas. Su hermana pequeña también se encuentra esperanzada. En su caso, ver a Baltasar tiene más que relación con lo que trae dentro de los sacos. «¡Quiero una muñeca!», dice. Asegura que estará en la cabalgata ilusionada. «¡Yo sí vi a los Reyes en el cabalgata! ¡Los vi a los tres!», interrumpe Iria. «Y yo en la plaza de María Pita», añade Clara. «Pues yo los vi a los Reyes en mi casa», afirma Jorge. Y deja a todos sus amiguitos impresionados, con la boca abierta. «¡Eres un mentiroso, tú no los has visto», le recrimina Clara. «¡Que sí, que sí!», insiste. «Yo también los vi en la casa vieja», se mete Xabi. Y entonces se forma un batiburrillo de voces ininteligible. Nada nuevo. Se trata de la excitación previa a la llegada del día más mágico.

Todos han sido muy buenos este año. De hecho, Papá Noel les ha dejado ya muchos regalos. También lo han visto. «Lo vi el año pasado, porque fui a la casa de los tíos de mi primo en Canarias. Estábamos todos cenando y escuchamos unos ruidos por la chimenea. Vimos cómo bajaba», asegura Victoria. «Yo escuché a Papá Noel decir ho, ho, ho», añade Iria. Pero Papá Noel es pasado. Ahora, bajo el enorme árbol de Navidad luminoso instalado en la plaza de Vigo, se piensa ya en el futuro. «A mí me gustan los dos igual», opina Xabi. «Yo prefiero a los Reyes Magos que son más», sostiene Julia. «Pues yo les he pedido muchas cosas que no me trajo Papa Noel», insiste Iria. ¿Cómo qué? «Quiero que me traigan el bebé llorón», contesta. Ese juguete es uno de los favoritos de este año. Habrá que ver si Melchor, Gaspar y Baltasar logran unidades suficientes para satisfacer tanta demanda sin que se agoten existencias en las jugueterías.

Lista de deseos preparada 

«Yo pedí un unicornio de esos que se pegan a los dedos y un perrito abandonado», expone Clara. ¿Perrito abandonado? «¡Sí, pero es de juguete, no es de verdad! Le pones el nombre tú y lo cuidas», explica. Y en medio de la lista de deseos aparecen nuevos avistamientos mágicos: «Mi madre vio a los renos de Papa Noel en la casa de mi abuela. ¡Que sí, que sí que los vio!», irrumpe Iria. «Yo vi a uno de los camellos», añade Julia. Y antes de que se monte una suerte de Arca de Noé navideña aparece Carolina hablando de preparativos: «Yo siempre me pongo muy nerviosa, pero les dejo algo de comer. En mi casa toman leche y galletas», adelanta. «Pues yo le pongo agua también», completa Victoria. «Pues yo les dejo zanahorias y lechuga, que a los camellos les gustan mucho», añade Clara. ¿Y no se pondrán muy gordos con tanta comida? Se hace el silencio.

Los más pequeños, son más pragmáticos. Jorge, que tiene cuatro años, les ofrece un menú infalible: «Voy a comprar chupas para los Reyes». Con esa receta espera lograr lo deseado: «Pedí un coche con mandos para hacer carreras». Xabi habla de otros dos juguetes estrella de la temporada. Pero a lo grande: «¡Quiero toda la colección de Super Zings y toda la colección de blades!». Los primeros son unos pequeños muñecos divertidísimos. Las segundas, unas peonzas que arrasan. Pero también hay sitio para los regalos tradicionales. Balones, bicicletas, patines, Barbies... No han cambiado tanto las cosas.

Hoy, toda esta pandilla de niños de entre tres y siete años se encontrará vibrando. Igual que los miles y miles de niños que se enfrentan a los nervios, la ilusión y las buenas intenciones de una jornada tremendamente especial. El día en el que todos serán súper buenos. El día en el que el corazón latirá un poco más rápido de lo habitual. El día en el que habrá que pensar si los Reyes Magos entran por la ventana o la chimenea. El día en el que todo puede pasar. Incluso ver a los Reyes otra vez.