De su infancia David Perdomo recuerda no haber sido muy pedichón aunque «siempre pedía varias cosas y a veces lo que menos te gustaba de todo lo que les escribías era lo que te caía...». Y sí hay un juguete que formó parte de su lista de deseos año tras año esos eran los muñecos de Masters del Universo. «Con cinco años era un loco de ellos y siempre pedía alguno por Navidad, me encantaban». Además de sus figuras preferidas, el actor también recuerda recibir a veces carbón «en casa de algún abuelo para hacer la bromita», se ríe.
«SIEMPRE LES PIDO UN AUTORREGALO MUY GORDO»
Cargado con tres regalos empaquetados con mucho amor, con lazo rojo incluido, mira al Atlántico desde el paseo marítimo de A Coruña. «A los Reyes Magos les pido más conciencia ecológica. El mar está arrasado de plástico, lo hemos ensuciado todos». El actor y humorista gallego tiene sus propios requisitos para disfrutar de la noche del 5 de enero. De visita navideña a la ciudad que lo vio crecer, Manuel Burque nos confiesa que los suyos son unos Reyes muy especiales: él se lo guisa, él se lo come. «En mi casa nunca fuimos de muchos regalos. Incluso recuerdo que un año, creo que cuando tenía 12 o 13, mi padre decidió cambiarlos para el 31 de enero». Ahora, él sí es de hacerse regalos «muy gordos y, así, sin venir a cuento». También de ejercer para sí mismo de Melchor, Gaspar y Baltasar: «Siempre les pido un autorregalo muy gordo: este año estoy nervioso, no necesito nada, así que creo que me pediré ropa». Manuel Burque, que este año estrenará como coguionista y actor la serie Déjate llevar de Leticia Dolera, recuerda cómo eran las Navidades en su casa. «Siempre nos llegaba carbón, era lo más divertido y también lo peor que le podías regalar a un niño porque era todo azúcar y se te estropeaban los dientes». Reconoce que, en el fondo, le tenía un poquito de manía a los Reyes: «De pequeño me daban rabia. Son un poco anticlimáticos porque te traen los regalos justo dos días antes de la vuelta al cole y, cuando era pequeño, no me daba tiempo a disfrutarlos». Sus deseos para Melchor, Gaspar y Baltasar los enviaba en una carta que escribía con papel y boli, como el resto de sus compañeros de cole. «Ahora los grupos de Whatsapp son la nueva carta a los Reyes», apunta. ¿Algún regalo absurdo o que te crease un trauma de pequeño? «No recuerdo ninguno porque me gustaban todo». «Alguna vez pedí un perro, pero nunca me cumplieron el deseo. Convivimos con animales en casa -tenía hámsteres que mi madre soltaba por la casa, era una ‘prisión de lujo’- y ahora tengo dos gatos y una perra», cuenta Burque. Entre los juguetes favoritos, los juegos de mesa que «destrozaba con mis hermanos: el sello de mis hermanos y el mío era destrozarlo todo». Los hermanos Burque se pasaban los días jugando al Quién es quién, el Tragabolas, el Tozudo… «Tenía el Quimicefa, el de cocinar, el de hacer chocolate… Tuve hasta un Scalextric». Pero sus muñecos favoritos, los que hacían que los ojos se le iluminasen a lo grande, con los que podía pasar horas y horas jugando, y los que le encantaba coleccionar: los muñecos militares G. I. Joe. «Alguno incluso me lo compraba yo», recuerda.
EL REGALO FAVORITO
Pero su auténtico vicio confesable, y que nunca podía faltar en su carta a los Reyes Magos eran los videojuegos. «Fui uno de los primeros en tener Internet. Recuerdo que cuando todavía había que conectarse al cable del teléfono y te cobraban por conexión. Hasta mi padre me apuntó un verano a un curso de Windows. Así que las Navidades eran el punto álgido y los videojuegos eran el regalo favorito de los Reyes, y también el que aprovechábamos más tiempo». Burque reconoce que pasó mucho tiempo delante de la consola: «Fui un viciado de los videojuegos y, mírame, no me va mal».
«Recuerdo que un año fui superpesado y machaqué a los Reyes todos los días hasta que conseguí que me trajeran la Nintendo», apunta Burque.
Ahora, con la cabeza centrada en sus trabajos, pide un último regalo adulto para Melchor, Gaspar y Baltasar: «Pediría tranquilidad, entendimiento en general, acercar posturas. La gente comparte el 90 % de las cosas: queremos tener familia, trabajo… Tenemos que hacer por encontrarnos, por volver a unirnos, ese sería mi mejor regalo».