Hacer deporte en Vigo, una odisea

LA VOZ VIGO

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M.MORALEJO

Los atletas entrenaron tres días en penumbra por falta de luz en las pistas de Balaídos y los nadadores del Rías Baixas pagan las consecuencias de los dos años de destierro en As Travesas

21 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Atletismo y natación son dos de los deportes de referencia en los Juegos Olímpicos. También dos disciplinas de larga tradición y éxitos en Vigo. Asimismo, son dos modalidades sacudidas por los problemas de infraestructuras de la ciudad. La pista de atletismo se quedó en penumbra hasta el pasado miércoles, uniendo la falta de luz a otras carencias, y el cierre de la piscina de Teis desde hace dos años, por un incendio, ha puesto contra las cuerdas al Club Natación Rías Baixas, que ahora se reparte entre As Travesas y Chapela, pero con unos horarios muy poco recomendables para los niños (algunos entrenan de 9 a 11 de la noche), hacinados por falta de más calles y sin el material necesario para ensayar la competición.

La pista de atletismo de Balaídos estuvo a oscuras tres días esta semana. Desde el pasado viernes, y hasta el miércoles, no funcionó ninguna de las cuatro torretas que iluminan, y no del mejor modo, la instalación. A día de hoy, tres están operativas, pero una sigue fuera de servicio. Lo denunció en las redes sociales David Gómez, olímpico en decatlón y ahora entrenador. Precisamente el que fue combinero tuvo que improvisar para poder entrenar a oscuras, ya que desde las nueve de la noche es imposible ver. «Cando se facía de noite, era imposible distinguir ás persoas», comenta.

La falta de luz, ahora subsanada, se unía a otros problemas endémicos de la instalación que siguen vigentes. El primero, la falta de higiene y el mal olor que desprenden los baños y los vestuarios, según algunos usuarios. También la escasez de material: solo cuentan con dos tacos para ensayar la salida, un aspecto clave en disciplinas como la velocidad, y hay siete vallas disponibles para entrenar esa especialidad.

A mayores, aparece el problema eterno del horario matinal, ya que la instalación sobre abre de martes a jueves de 11 a 13, lo que impide que ciudadanos con disponibilidad de tiempo por las mañanas puedan practicar su deporte. Ese cierre ha convertido a Castrelos en un hervidero, pero son dos conceptos distintos de atletismo.

Pendiente de un reforma que no acaba de concretarse, aunque los actores políticos ya se hayan comprometido, el problema de las pistas de Balaídos es uno de los males endémicos del deporte vigués, pero no el único. El que vive el Club Natación Rías Baixas también lleva camino de récord. El club tenía en la piscina de Teis su lugar en el mundo. Allí trabajaban tanto los niños como el equipo máster, pero la instalación ardió y todavía no se ha vuelto a abrir dos años después.

Los 160 practicantes de la actividad fueron derivados a las piscinas de As Travesas y Chapela, e incluso el pasado verano tuvieron que desplazarse a la de Lavadores hasta que el pasado 16 de septiembre volvió a abrir la del centro de Vigo. Por eso motivo, hubo un tiempo en el que el entrenamiento en seco (fuera de la piscina) se convirtió en el único recurso.

Ahora, desde hace unos días, están de vuelta en As Travesas, pero lo hacen con males conocidos: la falta de calles suficientes y el horario como grandes problemas. «Los niños entrenan hacinados», comenta una madre, denunciando que no disponen del espacio suficiente para poder ejercitarse con comodidad. Los horarios son otra odisea. Si en Lavadores tenían hora para entrenar a las tres de la tarde, lo que complicaba la conciliación a los padres, ahora hay grupos con niños menores de 12 años que entrenan entre la nueve y las once de la noche, un horario nada recomendable para un niño que tiene que madrugar al día siguiente y que invita a más de uno a cambiar de deporte.

Además, también les falta material importante para la competición, como los poyetes, donde deben ensayar la salida. A mayores, también ardió en As Travesas la sala donde antes hacían el entrenamiento en seco y ahora tiene que hacerlo en una especie de pasillo. «Los que siguen son unos auténticos campeones», sentencia una madre.