El alcalde ya ha anunciado en dos semanas tres misivas al presidente, aunque tienen una entrevista convocada el día 3
17 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Se cumplen ya dos meses desde que Abel Caballero puso como testigo al poder económico para proclamar: «Nuestra mano está tendida, presidente de la Xunta». Alfonso Rueda respondió al instante: «Alcalde, recojo y agradezco esa mano tendida». En las torres Ifer se entregaba la Medalla del Círculo de Empresarios de Galicia y los presentes tuvieron la sensación de que asistían al nacimiento de un nuevo tiempo político en Vigo, tras años de aparatosos desencuentros. Ahora que, al fin, la reunión que propuso el regidor tiene fecha y sitio —el 3 de octubre, en la Delegación de la Xunta— el mismo abismo de siempre parece separar a los dos dirigentes.
Caballero ha entendido que Rueda no le quiere proporcionarle la cumbre bilateral que él buscaba, un solemne encuentro de presidente a presidente. Y ha vuelto al ataque. Ayer mismo se preguntó retóricamente si el máximo mandatario del Gobierno gallego es «un presidente anti-Vigo». Caballero nunca había abandonado el discurso grueso contra la Xunta. Pidió la reunión con Rueda con una carta en la que lo acusaba de cometer «agresiones» a la ciudad. Por eso en Santiago no se creyeron que su oferta fuese sincera y rebajaron la categoría de la posible reunión.
«De la reunión hablaré cuando yo crea que es el momento», avisó ayer el alcalde, tres días después de recibir la convocatoria formal. En el Gobierno gallego dan por hecho que sí acudirá, aunque Rueda haya condicionado la reunión a la presencia de su delegada en Vigo y candidata a la alcaldía, Marta Fernández-Tapias, alegando que es la que mejor conoce los temas. «No puede negarse», dicen fuentes del PP.
Otra cosa es cómo lleguen ambos a esa reunión. Porque Caballero ha retomado el furor epistolar y no deja de anunciar cartas. Ya envió una en verano avanzando 49 demandas que le plantearía al presidente en su reunión. Es habitual que las administraciones se comuniquen por escrito en temas operativos; es menos habitual que se llenen el buzón de cartas con un exigencias políticas. Sobre todo si los dos dirigentes van a verse cara a cara en dos semanas.
Caballero empezó el mes asegurando que había escrito una misiva a Rueda para reclamarle «al menos 3,5 millones» de fondos europeos, pues su Gobierno ha comprometido esa misma cantidad para obras de la Autoridad Portuaria. Y con un aviso: si no le da ese dinero, será «un presidente sectario».
Esta semana anunció otras dos cartas. Una, el miércoles —al día siguiente de recibir la convocatoria del presidente—, para exigir que la Xunta subvencione cada viaje en Vitrasa con 27 céntimos, igual que el Gobierno de España.
La otra, ayer. «Se tiene que hacer cargo del albergue o, en todo caso, financiarlo», dijo. Su misiva se refiere al albergue para personas sin recursos, que cuesta al Concello 1,1 millones al año y que, según el alcalde, es el único de Galicia pagado por un Ayuntamiento de forma directa. Caballero razonó su exigencia en que «la gente que está en el albergue no es de Vigo, porque las gentes de Vigo tienen sus propios domicilio». Esto, en su opinión, obliga a la Xunta a hacerse cargo de su asistencia. Como el albergue lo paga el Concello, Caballero se autoproclamó «presidente de la Xunta en Vigo».
Todavía quedan 16 días para la reunión entre el presidente y el alcalde, y todavía pueden llegar más cartas. La desconfianza es total. Ni en el PSOE ni en el PP confían en un cambio en la relación entre ambos.