Rocamar, medio siglo de grandes mariscadas en Baiona... y lo sabes

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Víctor Manuel, Dolores, Joaquina , Susana, Sara, Moncho, Alejandro David y Pilar, el equipo veterano del restaurante Rocamar.
Víctor Manuel, Dolores, Joaquina , Susana, Sara, Moncho, Alejandro David y Pilar, el equipo veterano del restaurante Rocamar. M.MORALEJO

Camino del medio siglo, el restaurante sigue siendo un emblema para eventos y clientes fieles como Julio Iglesias, pero también un espacio para disfrutar de platos de la vida cotidiana

29 oct 2021 . Actualizado a las 04:52 h.

Rocamar se ha convertido con los años en una metáfora de su propio nombre. El proyecto iniciado hace cerca de medio siglo por Ramón Rodríguez Quintas y Sara Rodríguez Novoa tiene la solidez de una piedra batida millones de veces por el Atlántico sin que nada la resquebraje. Solo el tsunami del calibre de una pandemia ha obligado a este equipo que funciona como un engranaje bien engrasado a replegarse durante un tiempo. Ahora, al fin, comienzan a ver la luz.

Ni el gondomareño Moncho -que así le llama todo el mundo- ni Sara están ya en activo, pero el legado ha pasado a manos de sus hijos Susana y Ramón, y la filosofía sigue siendo la misma: buen producto y gran cocina en un entorno natural magnífico y maestría en el manejo de grupos.

Recuerda Sara que, cuando decidieron tomar el rumbo del Rocamar, su marido ya tenía varios negocios en Baiona, que dejó para centrarse en otro de grandes dimensiones que requería dedicación total. «El restaurante ya existía y tenía ese nombre. Era un cinco tenedores que terminó fracasando y nos costó mucho desprendernos de la fama de carísimo y no tan bueno que tuvo». Su hija Susana explica que era como un estrella Michelin de hoy, «pero entonces no había clientela para aquello», valora.

La hostelera, natural de Ourense aunque con más años vividos en O Val Miñor, revela que al principio la pareja hizo una campaña casera de márketing, dejando por los establecimientos de los pueblos de los alrededores de Baiona rudimentarios folletos con menús de bodas. «Y en cada tienda comprábamos algo, para no entrar solo dejando publicidad», revela. A pesar de que ya habían fidelizado a gente que conocía el buen hacer de Moncho en los negocios de hostelería anteriores, los inicios fueron «muy difíciles», reconoce. «Y además la carretera era malísima, se tardaba casi una hora de Vigo a Baiona, y los fines de semana trabajábamos bien, pero de lunes a viernes pasaban días en que no venía nadie», asegura la mujer, que siempre tuvo el área de la contabilidad a su cargo.

La penuria de hacerse con un nombre no tardó en llegar y con los años y la experiencia, Rocamar se ha convertido en una referencia en cocina gallega tradicional con ecos internacionales. Algunos de sus clientes más famosos, como Julio Iglesias, hablan por ellos al seguir haciéndoles pedidos. «Pues ayer mismo, sin ir más lejos», reconoce Susana, que se ocupa de la gerencia desde 1997. El cantante estuvo en el local varias veces y cada vez que vuelve a España, les encarga marisco que vuela desde Galicia a su casa de Marbella. La estrella internacional sigue contando con la sabiduría eligiendo el producto en las lonjas de Vigo, Baiona, A Guarda, Pontevedra y Marín. Esa capacidad y cometido lo ha heredado el hijo, que tuvo en su padre al mejor maestro, aunque tanto él como su hermana completaron su formación en escuelas de hostelería.

En Rocamar, el goteo de personajes ilustres es frecuente. Algunas son visitas recientes, como Jesús Calleja, hace unos días. Hay otros mucho más célebres pero caídos en desgracia, como el rey emérito, que saluda campechano a Moncho en una foto de hace décadas. Y aunque no hay fotos, recuerdan que también estuvo el actual rey y su abuelo.

La familia quiere desterrar una fama que no se ajusta del todo a la realidad, porque si es cierto que ofrecen mucho marisco y de alta calidad, hay más viandas para elegir asequibles a cualquier bolsillo. Paella, jarrete estofado, croquetas, chipirones encebollados, almejas a la marinera, hasta unos huevos fritos o un caldo gallego. Su lucha es transmitir al público que además de para grandes eventos, están también para pequeños placeres cotidianos.

Las celebraciones las tuvieron que dejar aparcadas debido a las restricciones del covid, pero la agenda vuelve a llenarse de citas. «Antes de comprometer una fecha, llamamos a los que habían hecho reserva por si todavía sigue en pie, que habrá algunas que ya no», lamenta. Sin embargo, otros repiten ya que hay parejas que celebraron en el establecimiento sus banquetes de boda y luego lo hicieron sus hijos.

Entre los activos más preciados del restaurante está su personal. Destaca la cantidad de trabajadores en nómina durante décadas. La más veterana es la camarera Pilar Álvarez, desde 1985. Le sigue el jefe de cocina, Alejandro Taboada, en sus fogones desde 1987. Joaquina Caeiro es su ayudante desde 1997 y en el 2001 se incorporaron el cocinero Víctor Manuel Otero y el camarero David Leyenda. La última fue Dolores Rodríguez, en el 2010.

Desde cuando: Desde 1973

Dónde está: Carretera Baiona-A Guarda, kilómetro 2.