Alejandro Gómez, gran referente del atletismo, fallece a los 53 años, siete meses después de que le diagnosticasen un tumor cerebral inoperable

X. R. C.

«La vida tiene un principio y un final, que a veces llega demasiado pronto». Lo decía Alejandro Gómez Cabral a finales del pasado mes de septiembre en su última entrevista en La Voz. Este domingo falleció a los 53 años de edad, según informó su familia, víctima de un tumor cerebral inoperable que le había sido descubierto en el mes de junio.

«La familia de Alejandro Gómez lamenta comunicaros que ha fallecido en el día de hoy rodeado de sus seres queridos», rezaba un escueto comunicado de sus más allegados para anunciar al filo de la sobremesa del domingo que el corazón del Galgo de Zamáns había dejado de latir. «Nuestro más sincero agradecimiento por el respeto, cariño y consideración que le habéis demostrado, las muestras de amor recibidas y vuestro apoyo y acompañamiento en todo momento. Siempre estaréis en nuestro corazón», concluía el comunicado de la familia. El entierro será este lunes en la sala de velatorios del Tanatorio de Pereiró y posteriormente será trasladado al panteón familiar en el cementerio de Zamáns.

Desde que recibió el alta hospitalaria a finales de junio, Alejandro vivió en su casa de la parroquia viguesa de Zamáns con Paula, su esposa después de casarse en el hospital días después de conocerse el diagnóstico del cáncer tumoral inoperable y sin tratamiento, y de sus galgos, a los que se dedicó en los últimos años de su vida, tanto a nivel de competición como de cuidados. Haciendo honor al apodo por el que se conoció su muy destacada trayectoria deportiva.

Durante este tiempo se dedicó a sus rutinas para mantenerse activo e incluso continuó vinculado hasta el último momento a la UD Mos femenino, el equipo del que era preparador físico. El fútbol era su otra gran pasión. En las últimas semanas había empeorado su salud y finalmente su luz de apagó de un modo definitivo el último domingo de enero.

Lo que brillará para siempre es su trayectoria como atleta, uno de los mejores de todos los tiempos en el panorama español y un referente para todo el atletismo gallego. «Nunca tuve un atleta con sus condiciones naturales, no he tenido que enseñarle nada, ha nacido para correr», comentó a La Voz en el año 2002 su entrenador de toda la vida, Julio Rodríguez. Alejandro fue un purasangre, un caballo desbocado en cualquier distancia del fondo, ya fuera en el cros, en la ruta o en la pista. Fue campeón de España en los tres apartados, plusmarquista estatal de maratón y media maratón y el dominador en las décadas de los ochenta y noventa. 

El gen competitivo le acompañó hasta el final en una vida plagada de éxitos

Alejandro Gómez no perdió su gen competitivo ni en los últimas días. Cuando se le recordó al atleta vigués su paso por tres citas olímpicas, lo único que le vino a la mente fue que un camión le arruinó la cuarta. «Faltó el cuarto porque me arrolló el camión y me dejó sin la Olimpiada de Sídney porque mi intención era hacer como mínimo cuatro Juegos», dijo sin pestañear.

Nacido en Vigo en 1967, Gómez ya asombró en su juventud con los récords júniores de 2.000, 5.000 y 3.000 obstáculos, además de un título juvenil de cros. Cuando alcanzó la categoría absoluta fue capaz de estar en tres Juegos Olímpicos (Seúl 1988 en 5.000 metros, y Barcelona 1992 y Atlanta 1996 en la prueba de 10.000 metros). También derribó el récord de España de maratón en su primera participación en la mítica distancia. Fue en Róterdam en 1997, y con un tiempo de 2h 07m 54s. Entró en la línea de meta en segundo lugar. En sus tiempos de maratoniano pasó también uno de los tragos más duros de su vida cuando murió en sus brazos, mientras entrenaban, su inseparable Diego García.

A lo largo de su carrera, se quedó dos veces a las puertas del podio en una cita internacional: en el Europeo de 1998 celebrado en Budapest y en el del 2002 en Múnich —fue quinto y sexto, respectivamente—. Además, se hizo con la sexta plaza en un Mundial de cros en 1989, codeándose con los africanos y los mejores fondistas europeos, algo impensable en el día de hoy, y que demuestra su calidad para este deporte.

Aunque casi desconocido para las nuevas generaciones, Alejandro se marcha dejando un importante legado y miles de enseñanzas para futuros atletas. La más importante: que nada se consigue sin esfuerzo, y menos en un deporte como este.

Su palmarés

Éxitos más relevantes

INTERNACIONAL

41 veces internacional con España

Olímpico en Seúl 88 (5.000 metros), Barcelona 92 (10.000) y Atlanta 96 (10.000)

Mundiales: Gotemburgo 95 (10.000) y Sevilla 99 (maratón)

Mundial júnior Atenas 1986. Medalla de plata en 5.000 m. lisos

Mundial de cros Stavanger 1989. Medalla de bronce por equipos

Europeo de cros Alnwick 1995. Medalla de plata

Europeo de cros Alnwick 1995. Medalla de oro por equipos

Mundial medio maratón Mallorca 1996. Medalla de plata por equipos

Maratón: Segundo en Róterdam en 1997 con una marca de 2h 07m 54s. Récord de España.

NACIONAL

Campeón de España de cros en 1989 y 1995.

Campeón de España de 10.000 m en 1989, 1991 (28:10.27), 1993, 1995 y 1996.

Campeón de España de medio maratón en 1992 (1:04.13), 2003.