Roi Méndez: «Las orquestas me aportaron tablas, cuanta más gente hay, más disfruto»

Laura Placer Breijo
L. PLACER REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Laura Placer / La Voz

El exconcursante teense de OT, también conocido como «sapoconcho», se quedó el lunes a las puertas de la final de «Operación triunfo»

17 ene 2018 . Actualizado a las 17:18 h.

Casi tres meses -85 días para ser exactos- han sido más que suficientes para que Roi Méndez (Teo, 1994) se haya convertido en todo un fenómeno de masas, aunque él todavía no es consciente. «Aún no tuve tiempo de experimentar esa sensación, da un poco de vértigo», aseguraba pocas horas después de salir de la academia, todavía aturdido. En este tiempo, de su voz han salido temas de Bruno Mars, Bryan Adams o Ed Sheeran, pero el gallego también ha sacado pecho de su tierra entonando la Rianxeira o el Pousa, pousa, pousa, eso sí, estos ya en la intimidad de la academia.

A base de carisma y talento y una sonrisa por bandera, poco a poco, como a ritmo de «sapoconcho» (término que hizo famoso el concursante), Roi se ha colado en las televisiones y en los corazones de millones de espectadores en España. Y de fuera de ella.

-Lo admiran sus compañeros, sus profesores, incluso el presentador del programa. Pero es que hasta Josh Hutcherson (actor) o Edinson Cavani (futbolista) lo han alabado en redes sociales. ¿Qué se siente al ver esas muestras de afecto?

-Que te quieran por como eres y por la música que haces es una de las cosas más bonitas que te pueden pasar. Les tengo mucho cariño a todos, a Roberto, a todo el equipo y les echo mucho de menos. Lo de Josh y Cavani fue lo primero que vi al salir y me dejó flipando porque son de la élite, tanto del cine como del fútbol. Es un poco surrealista porque además los admiro a los dos.

-En «Operación Triunfo» se tuvo que subir a un escenario delante de millones de personas. ¿Cree que estar durante varios años en una orquesta le ha ayudado en ese aspecto?

-Cuando hay cámaras me pongo nervioso, pero las orquestas me han dado tablas a nivel mental. Cuanta más gente hay, más lo disfruto, ya no me asusta la muchedumbre. Este verano estuvimos en una fiesta en la que había 25.000 personas y eso te genera aceptación.

-Con la orquesta también convive con sus compañeros casi como una familia. ¿Qué lo diferencia de la academia?

-En OT es con todos y a lo bestia. En la orquesta estás muchas horas en la carretera y tocando, pero en la academia te despiertas, desayunas, comes, cenas, duermes… hasta vas al baño acompañado. Es evidente que cuando convives tres meses con un grupo de gente les acabas cogiendo cariño. Sabía que la teoría era esa, pero no pensaba que iba a ser tan fuerte.

- Ahora que ya lleva unas horas en «el mundo real». ¿Qué se siente al salir de la academia?

-Ahora mismo estoy en una nube pero estoy muy contento y tengo mucho cariño. En el avión lo pasé un poco mal, incluso se me cayeron las lágrimas. Tenía un señor inglés al lado que no estaba entendiendo nada. Me da un poco de morriña, porque estoy acostumbrado a convivir con un equipo casi tres meses, volver a la vida de siempre es raro. Aún no veo el 24 horas porque me cuesta un poco. Cuando veo algo se me encoge el corazón. Pero gracias al apoyo de mi novia y de mis amigos estoy consiguiendo olvidarme un poco de todo. Con Twitter es todo una maravilla porque estás en contacto con todo el mundo.

-Después de su expulsión y la de Cepeda, la única gallega que queda es Miriam que ayer se convirtió en finalista. ¿Qué opina? ¿Cómo la definiría?

-Miriam es un ejemplo de trabajo. Es super trabajadora y autoexigente y yo creo que esa es la clave del éxito. Me alegro mucho por ella. Pasó un momento duro cuando se fueron sus principales apoyos de la academia y la noté un poco baja de ánimo, pero espero que el puesto directo a la final le de fuerzas para seguir y que deje a Galicia en el nivel en el que se merece estar.

-¿Qué rumbo le quiere dar ahora a su carrera?

- Estoy abierto a todo lo que me surja. Me gustaría sacar mis temas, pero no me cierro a nada. Me gusta también la televisión y todo lo audiovisual en general.

- Ha estado nominado tres veces, las dos últimas con dos de sus apoyos fundamentales en la academia. ¿Se viven de forma distinta?

- Ya en la primera nominación tenía una relación muy buena con Juan Antonio desde el casting. Después lo volví a vivir con Cepeda. Con él gracias a su forma de ser lo llevamos a un punto muy natural, muy bueno, de hecho ahora estamos hablando continuamente. Con Ana fue un poco más duro porque es más sensible y le afectan más estas cosas. Esta semana me dio un poco más de pena porque ya se acaba el concurso.

-¿Se le ha quedado alguna espina clavada en el concurso?

-Canté temas que me gustaban y a nivel personal no me sentí para nada cohibido. Aún así me habría gustado cantar algo con Alfred o Aitana.

-¿Alguna canción en concreto?

-La verdad es que no, casi prefería que me diesen los temas, incluso los de nominado. Tienen mejores ideas, seguro que se les ocurriría algo mejor que a mí [ríe].

-No podemos obviar el «fenómeno sapochoncho». ¿Cómo ha llevado la repercusión?

-Cuando lo vi no pensé que fuera a ser así. Se me veía muy seguro contestando. Me hizo gracia la rapidez con la que lo dije: «¿Una palabra en gallego? Sí, sí, la tengo». Fue un punto de inflexión en el programa. A partir de ahí empecé a estar un poco más suelto, salí favorito… Nunca me llegó a pesar, pero sí que hubo momentos en los que dije: «Eh, que me llamo Roi, lo de sapoconcho está muy bien, pero no quiero cambiar mi nombre artístico». Pero estoy muy contento, no podría haber escogido mejor la palabra.