Patrocinado porPatrocinado por

La última mariscadora de la ría de Viveiro: «Encántame o meu traballo, pero estando eu soa é difícil e moito me tarda retirarme!»

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

SOMOS MAR

Manuela Rodríguez Martínez tiene 62 años y comenzó a mariscar en la playa de Covas siendo una niña, acompañando a su abuela. En la imagen, en un tramo junto al paseo marítimo donde extrae ostra que esta semana no pudo recoger ya que el mar no bajó lo suficiente debido al temporal
Manuela Rodríguez Martínez tiene 62 años y comenzó a mariscar en la playa de Covas siendo una niña, acompañando a su abuela. En la imagen, en un tramo junto al paseo marítimo donde extrae ostra que esta semana no pudo recoger ya que el mar no bajó lo suficiente debido al temporal xaime ramallal

Manuela Rodríguez Martínez extrae «algo de ameixa e mincha, pero sobre todo ostra» que mayoritariamente vende a compradores de Pontevedra

25 dic 2022 . Actualizado a las 21:19 h.

Hubo un tiempo en que la playa de Covas se llenaba de decenas de mariscadoras porque la ría de Viveiro producía berberecho y coquina en abundancia. De aquel esplendor pasado de los años setenta, ochenta e incluso principios de los noventa fue testigo y protagonista Manuela Rodríguez Martínez, vecina de Covas que, a sus 62 años, es la única mariscadora que sigue en activo en esta ensenada mariñana. En ella puede extraer ostra, erizo, algo de almeja y minchas (bígaros), porque la coquina y el berberecho llevan años desaparecidos. Hasta el punto de que cada vez es más complicado encontrar restos de unas conchas que antiguamente tapizaban los arenales. «Encántame mariscar, gozo moito vindo porque xa o facía coa miña avoa sendo nena, pero estando eu soa é difícil e por unha parte quérome ir. Moito me tarda retirarme!», destaca la mujer, que confía en jubilarse en el 2023.

A diferencia de lo que pueda parecer, estos días previos a la Navidad no han sido especialmente boyantes para la profesional. «Non creas que decembro é un mes bo para mariscar. Para recoller a ostra, por exemplo, ten que facer bo tempo e ten que baixar o mar bastante, pero co temporal que houbo estes días non baixou case nada e por riba a auga vén revolta», lamentó el pasado miércoles durante la bajamar junto al paseo marítimo a la altura del estadio municipal Marcos Gómez, pertrechada con las botas, el impermeable y el sacho de rigor. «Pechei o día porque o mar case non baixou, e mañá [por ayer] vai pasar o mesmo. Nesta zona collo ostra. Pero se encho o capacho cos 50 quilos que teño de cupo ao día pésame moito e non dou feito, ten que vir alguén axudarme», comenta la profesional, que lleva asegurada 23 años.

Cofradía de Celeiro

Miembro de la Cofradía de Pescadores de Celeiro, Manuela también extrae erizo en las inmediaciones del trecho de litoral cercano a la Cofradía de San Cibrao. De hecho, es la única mariscadora a pie que está autorizada a recoger el preciado equinodermo. «Aínda que o pagan ben, non podo ir porque é perigoso para min soa. Hai outros mariscadores que van, pero con buzos ou lanchas», apunta.

«Ostra hai bastante nesta zona, e mincha está na zona da Variante e detrás do Urban. Ademais, hai ameixa fina en varios puntos, pero no interior da ría, por exemplo, non se pode pillar porque é zona C» y, por tanto, no se puede comercializar en fresco, comenta. En esa línea, le gustaría que los trabajos de mejora de la red de saneamiento que se están llevando a cabo en la ría de Viveiro y que incluyen la construcción de una nueva depuradora de aguas residuales, contribuyesen a poner en producción bancos marisqueros que están perdidos. «Pero é difícil. Se fosemos moitas mariscadoras, faríamos máis presión, pero estando eu soa é complicado, porque non che fan caso. Levo así, mariscando en Viveiro soa 6 ou 7 anos, e non ten pinta de que nos próximos tempos vaia vir ninguén máis», reconoce.

El precio de la ostra: le pagan 1,2 euros el kilo y venden la docena a 20

Cuenta Manuela Rodríguez Martínez que el trabajo de los mariscadores y mariscadoras no está lo suficientemente pagado. Haga frío o calor, cavan a la intemperie para extraer de la arena y las rocas mariscos que, una vez en la mesa, son considerados auténticos manjares, aunque el precio que les pagan en lonja a ellos sea mínimo, casi irrisorio en algunos casos. «Polo quilo de ostra a min estanme pagando 1,20 euros, cando a ducia de ostras no restaurante custa 20 euros», detalla. El erizo cotizó en la lonja de Burela días atrás a 20,80 euros, aunque ella tiene dificultades para extraerlo sola. Y también relata que la mincha que a ella le pagan a 4 euros el kilo le vale al consumidor varias veces más, al igual que la almeja. «O de mariscadora é un oficio que non está ben pagado. Neste momento ata é difícil sacar para pagar o seguro; e é unha pena porque traballar no mar recollendo marisco é un traballo moi duro, pero tamén é bonito», concluye.