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La detención de un barco escocés en Francia eleva la tensión «posbrexit»

juan Francisco alonso LONDRES / E. LA VOZ

SOMOS MAR

Imagen de archivo de un barco del Reino Unido detenido en Francia a finales de octubre
Imagen de archivo de un barco del Reino Unido detenido en Francia a finales de octubre YOAN VALAT | EFE

París recurre al «lenguaje de la fuerza» para que Londres otorgue licencias

29 oct 2021 . Actualizado a las 04:45 h.

A Francia se le ha agotado la paciencia con el Reino Unido. Tras varias semanas manteniendo conversaciones y lanzando amenazas nada veladas a Londres para que conceda a sus pescadores los permisos para seguir faenando en aguas británicas, París ha decidido pasar al «lenguaje de la fuerza». Así, en la madrugada del jueves su Guardia Costera pasó a la acción: detuvo a un barco escocés y multó a otro que se encontraban en su jurisdicción, uno de ellos presuntamente sin permiso.

En un comunicado, el Ministerio del Mar francés relató que la patrullera Athos había realizado controles pesqueros en la bahía del Sena, frente a la localidad de Le Havre, interceptando a dos embarcaciones británicas. La primera, identificada por la BBC como Cornelis Gert Jan, era un arrastrero escocés que no figuraba entre los barcos autorizados a pescar en la zona y, por tanto, fue retenido. El segundo buque fue expedientado por «obstrucción» del control, dado que en un primer momento desoyó las órdenes e intentó eludir la inspección. Aunque la presencia del Athos en la bahía formaba parte de la campaña rutinaria de vigilancia durante la temporada de la vieira, París admitió que ha endurecido los controles por la disputa con el Reino Unido, que denegó 75 de las 170 licencias pedidas por franceses para operar en el entorno de la isla de Jersey.

El Gobierno de Boris Johnson defendía su postura indicando que había aprobado el 97 % de las autorizaciones pedidas por la flota comunitaria. Sin embargo, el Ejecutivo de Emmanuel Macron replicaba que tan solo se había aceptado el 90% y el 10 % rechazadas o sin respuesta están las de los pescadores galos.

«Hemos sido extremadamente pacientes y nuestros barcos han sido responsables (...) Ahora tenemos que hablar el lenguaje de la fuerza, ya que parece ser lo único que entiende el Gobierno británico». Fue la introducción que hizo el secretario de Estado de Asuntos Comunitarios, Clément Beaune, antes de anunciar represalias a partir del martes que viene, «porque no hay ninguna razón por la que no debamos tener acceso a sus aguas cuando ellos (los pescadores británicos) tienen acceso a nuestros puertos».

Ese castigo empieza con la prohibición de desembarcar a los británicos en algunos puertos franceses, continúa con el refuerzo de las inspecciones sanitarias y aduaneras a los productos británicos, sigue con la aplicación de controles sistemáticos de seguridad a las embarcaciones con bandera del Reino Unido y termina reforzando las inspecciones de los camiones que vienen o van hacia las islas británicas. Pero es un punto y seguido. París ha pedido a la Comisión Europea que aplique las medidas previstas en el acuerdo posbrexit y, además, prepara un segundo paquete de represalias, que incluye la posibilidad de dejar sin energía eléctrica al Reino Unido.

Londres también ha mostrado los dientes. El ministro de Medio Ambiente, George Eustice, no solo condenó la actitud francesa, «decepcionante y desproporcionada para un aliado y socio cercano», en su opinión, sino que, de paso, advirtió de posibles represalias similares. Por lo pronto, desde el Ministerio de Defensa admitieron que han puesto en marcha planes para reforzar la protección de sus aguas ante la posibilidad de que pescadores galos vuelvan a bloquear el puerto de la vecina isla británica de Jersey.