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1.645 días... Y contando

Iván López PORTAVOZ DE LA ALIANZA EUROPEA DE LA PESCA (EUFA)

SOMOS MAR

OLIVIER HOSLET / POOL

26 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Mil seiscientos cuarenta y cinco días son los que van desde que se conoció el resultado del referendo del brexit y el anuncio de la consecución de un acuerdo cerrando el proceso de retirada del Reino Unido de la Unión Europea. Y después de todo ese tiempo, de unas intensas últimas semanas, y un día de Nochebuena donde pescadores y periodistas no pudimos despegarnos de nuestros teléfonos, seguimos sin saber qué se acordó en nombre de todos los ciudadanos europeos anteayer.

Para nuestra sorpresa, pasaba la sombría rueda de prensa de la UE y no se hacía referencia alguna a los términos en los que se habría cerrado el acuerdo de pesca, ni un solo indicio. Fue escuchando a Johnson, exultante, a continuación, cuando pudimos agarrarnos a unos números que nos permitían deducir el tamaño del a cesión europea: el 25 % del valor de las capturas europeas en aguas británicas, una enormidad de la que Bruselas parece no ser consciente. De la misma manera nos enterábamos también del objeto de dicha concesión, cinco años y medio de acceso a las aguas, tras los que quedaremos a expensas de unas negociaciones anuales y donde lo ya entregado no será recuperado. En perspectiva, solo nos dan un año mas de acceso de lo que hemos aguantado la indefinición y el desdén de los británicos mientras se aclaraban con aquello del brexit is brexit hasta aceptar este acuerdo.

Soy el primero en reconocer que no se podrá hacer un análisis del acuerdo ni evaluar su impacto en las flotas hasta que podamos ver las 2.000 páginas del acuerdo. Sabemos que el 25 % no será aplicado de forma uniforme entre las poblaciones de peces y que, por tanto, los impactos concretos no se podrán cuantificar sin la lista de stocks afectados. Será importante también saber si se ha reservado algún vinculo con el acuerdo comercial que sirva de protección de las cuotas restantes cuando termine el período de transición y comiencen las negociaciones anuales. Realmente 24 horas después del acuerdo, ni Estados miembros, ni industria tienen idea alguna de que es lo que rige desde el 1 de enero, todo un ejercicio de transparencia de la Unión Europea.

Y sin embargo, con todo desconocimiento, podemos afirmar ya que el acuerdo ha sido un fracaso de la UE en defender una industria y una política, la de Pesca, que son responsabilidad exclusiva de la Comisión. También que lo peor del brexit está por llegar para la comunidad pesquera europea, que ahora debe de afrontar la digestión de un acuerdo que hará crujir las costuras de las políticas pesqueras de los últimos años, desestabilizará los equilibrios internos de décadas y nos expondrá aun más a la evidencia de que a Bruselas la pesca le importa solo cuando es mencionada en un tuit histérico de una oenegé. Viendo lo alegre de la reacción del comisario Sinkevicius minutos después del anuncio, solo se puede deducir que la Comisión está en la total inopia de lo que ha conseguido y que, por lo tanto, no tiene ni se espera un plan para que la digestión del acuerdo no se torne en un cólico crónico para la industria y las gentes de la pesca.