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Agricultura apela a planificar mejor las cosechas para frenar el desperdicio

María Cedron REDACCIÓN

SOSTENIBILIDAD

miguel souto

Pide ayuda al sector agroalimentario para elaborar la ley contra ese problema

25 jun 2021 . Actualizado a las 09:35 h.

La lucha contra el desperdicio alimentario no es una nueva cruzada. De hecho, reducir a la mitad los restos de alimentos per cápita a nivel mundial en la venta al por menor, los hogares, las cadenas de producción y suministro o tras la cosecha es una de las metas que se marcan en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 aprobada por la Organización Mundial de Naciones Unidas (ONU). De ahí que los frentes abiertos en esa guerra sean variados. La nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario que prepara el Ministerio de Agricultura quiere atacarlos todos, empezando por una mejor planificación de las cosechas. Para ello, ha lanzado una consulta pública previa a la elaboración del proyecto de ley que regulará y marcará las normas para prevenir las pérdidas de alimentos con la que urge la colaboración de los diferentes actores que componen el sector agroalimentario en el diseño de la norma. El plazo para presentar propuestas estará abierto hasta el 5 de julio.

En el documento expuesto ahora, el Ministerio de Agricultura habla de los problemas que pretende solucionar. Explica, por ejemplo, que las pérdidas y desperdicio alimentario pueden tener su origen «en una gama muy variada de antecedentes». Entre ellos destaca varios: «Errores en la planificación y calendario establecidos para las tareas de cosecha; el empleo de prácticas de producción, recolección y manipulación inapropiadas; deficiencias en las condiciones de almacenamiento y control de la temperatura para la conservación de productos perecederos; inadecuadas condiciones y técnicas de comercialización en la etapa de venta minorista; malas prácticas de los proveedores de servicios alimentarios; comportamiento inapropiado de los consumidores durante la compra, preparación y consumo de los alimentos; falta o insuficiencia de equipos; transporte y capacidad de almacenamiento; la organización, la coordinación y la comunicación deficientes entre los agentes de la cadena alimentaria y la infraestructura insuficiente».

Un ejemplo de cómo una mejor planificación, incluso a nivel doméstico, de las cosechas puede evitar que se pierda comida es lo que estos días ocurre en muchas huertas gallegas con la lechuga. Están de temporada y crecen mucho más deprisa de lo que una familia puede consumir. entonces, en lugar de plantarlas todas a la vez, por qué no espaciar un poco más «la sementeira». Y lo mismo podría realizarse a nivel empresarial.

Pero esa es solo una pequeña pata de un problema que preocupa a nivel mundial. Y la inquietud se refleja en los datos: «Solo en las fases de la postcosecha y la venta minorista se pierde hasta el 14 % de la cantidad de alimentos que se producen en todo el mundo, según indicó en el 2019 la FAO», explica el documento expuesto ahora por Agricultura.

En España, añade además, en el 2020 el desperdicio total dentro de los hogares rondó los 25 millones de kilos a la semana, lo que implica 1,4 kilos por hogar. Más del 80 % de esto corresponde a productos que no fueron utilizados. El mayor volumen de desperdicio corresponde a frutas, hortalizas y lácteos que suman más del 50 % dl total de productos que no se usan». Al mismo tiempo, las recetas que más se desperdician son las legumbres, cocidos, sopas o purés. En paralelo, fuera del hogar el desperdicio fue de 30,5 millones de kilos, en torno a 0,9 per cápita. Los alimentos que acabaron en el cubo de la basura con mayor frecuencia fueron las hortalizas, verduras, carne y pan. Esas catergorías la mitad de lo que se tiró en el 2020.