En Galicia hay cooperativas como CLUN que, de la mano de la Fundación Arume, apuestan por la reforestación para equilibrar la huella de carbono que deja la producción de su leche Unicla. Ambas entidades buscan que cunda el ejemplo.
28 ene 2021 . Actualizado a las 09:31 h.España está en pleno diseño de su Plan Estratégico Nacional para la nueva política agraria común (PAC) que entrará en vigor en el 2023. Entre los asuntos que el Gobierno central deberá de abordar con las comunidades autonómas es el diseño de los ecoesquemas, prácticas agrícolas y ganaderas dirigidas a cuidar el medio ambiente y los elementos que lo rodean, desde el suelo o la tierra al agua o el aire por las que aquellos que las cumplan recibiran una compensación procedente de los fondos del primer pilar de la PAC. En relación con estos ecoesquemas _obligatorios para los estados, pero voluntarios para los agricultores_ una de las cuestiones que podrían plantearse es la opción de que la compensación de emisiones de CO2 pueda entrar dentro de esa relación de buenas prácticas llevadas a cabo por los ganaderos. Sobre todo en una comunidad como Galicia, donde la huella del fuego es de sobra conocida. La idea sería que las cooperativas o grandes explotaciones pudieran compensar las emisiones que no logran reducir después de haber llevado a cabo otras estrategias para rebajar al máximo su huella de carbono recuperando superficies quemadas en la comunidad. Todo para no caer en lo que se conoce como green wash, que no es más que recurrir a la compensación no habiendo hecho nada antes para reducir la huella de carbono.
Un ejemplo de que esta es un alternativa con futuro en Galicia es lo que ha hecho la cooperativa CLUN. Después de haber aplicado distintas medidas para reducir esas emisiones de CO2 a la atmósfera, llegó a un acuerdo con la fundación Arume para que la producción de leche de su marca Unicla suponga un total de cero emisiones de carbono a la atmósfera. ¿Cómo lo logrará? Plantando unas 60 hectáreas de monte en Galicia.
El proyecto que están llevando a cabo Arume y CLUN pretende servir de ejemplo para que otras cooperativas, explotaciones agroganaderas u empresas de cualquier sector hagan lo mismo. Porque, como dicen desde Arume, no hace falta ir a la India para compensar la huella de carbono.
Lo que ofrece la Fundación Arume, explican fuentes del colectivo, es una ventanilla única a través de la que ofrecen ayuda y asesoramiento a cualquier interesado en realizar esta compensación apostando por el sector forestal en Galicia. Lo primero que tendría que hacer una explotación, una empresa o una marca es que una empresa homologada calcule cuál es su aporte de CO2 a la atmósfera, una cantidad que deberá registrar en el Ministerio de Transición Ecológica o en el Troco2 de la Xunta. Desde Arume se comprometen a ponerles en contacto con una empresa homologada, ayudarles en el registro o en la búsqueda de un propietario con terrenos para invertir repoblando en zonas quemadas o afectadas por el nematodo del pino, por ejemplo.
Otra de las entidades que en Galicia también cuenta con sumideros de CO2 registrados tanto en el Miteco como en el Troco2 es la comunidad de montes de Vincios, donde en torno a un 80% de su terreno resulto quemado. Su presidente explica que su capacidad para atrapar CO2 es media baja debido a la superficie que manejan. De ahí que sus sumideros estén dirigidos al mercado voluntario. La cuestión es que para las explotaciones o las pequeñas empresas, que no son grandes contaminates, la compensación no es obligatoria, la senda está abierta y todo lo que se haga por cuidar el medio ambiente bien hecho está.