Patrocinado porPatrocinado por

En Galicia se producen 360.000 kilos de este producto

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

OSCAR CELA

Ovica calcula que cada una de las 180.000 ovejas que existen en la comunidad producen dos kilos de lana

24 abr 2023 . Actualizado a las 15:51 h.

Hubo una época en la que la lana era un producto muy valorado. De hecho, España llegó a ser una potencia mundial gracias, en parte, a la lana de las ovejas merinas. «En la época de los Reyes Católicos, la lana era un tesoro nacional, en los últimos diez años no daba ni para pagar un tercio de lo que cuesta la rapa», asegura Alibés. Según Ovica, las cerca de 180.000 cabezas de ovejas que hay en Galicia producen cada año alrededor de 360.000 kilos de este producto, del que cada vez es más difícil deshacerse.

La lana no se ha depreciado solo en Galicia. El problema afecta a toda España. «Nadie quiere lana. La gente que la recogía para llevársela a China, Turquía y Singapur dejó de hacerlo y esa lana dejó de irse de España, está aquí, almacenada», asegura Beatriz Carbón, que hace unos años puso en marcha junto a Lola Logaro un proyecto para recuperar la lana de oveja gallega y fabricar un hilo autóctono y de mucha calidad con ella. Asegura que en Galicia nunca hubo lavaderos, sino que, tradicionalmente, los ganaderos llevaban su lana a León «y se la devolvían hecha una manta». El declive en España se puede comprobar también porque, actualmente, apenas quedan lavaderos en el país. «En toda España, debe haber tres ou catro lavaderos funcionando, cuando antes había en todos lados», asegura Amaia Santamarta.

Antes dela pandemia, los propios rapadores ayudaban al ganadero a sacar algo de provecho de la lana. «Cando valía algo, ían dicíndolle aos laneros onde recollela ou xuntábanlla e levábanlla, pero hai xa anos que non se recolle nada deste xeito», explica Roi López. Este ganadero sostiene que si la deshacerse de la lana no tuviera tantos problemas o le supusiese algún tipo de ingreso, sus ovejas serían esquiladas dos veces al año. «Sería o ideal, facer dúas rapas, pero non damos para afrontar os custes que iso ten», argumenta. Tampoco para deshacerse de toda la lana que esas dos rapas generarían. A día de hoy todavía no sabe qué va a hacer con la que saque tras el esquilado de primavera, al igual que otros muchos ganadero gallegos. Ya tienen claro que va a ser imposible obtener ingreso alguno por ella, pero también saben que tendrán muchas dificultades para encontrar a un gestor que la recoja y la destruya de forma adecuada,