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Las setas no son de todos

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

FORESTAL

SUSO PENA

Las comunidades de montes empiezan a estudiar la regulación de la recogida de hongos en sus terrenos

01 nov 2019 . Actualizado a las 13:38 h.

La temporada de setas ha empezado ya. Aunque las sociedades micológicas suelen tener actividad durante todo el año, el final del verano y el comienzo del otoño son aprovechados por los aficionados para salir, solos o en grupo, al monte. De todos modos, las setas no son de todos y su recogida está definida por la legislación. Incluso hay comunidades de montes que empiezan a estudiar la regulación de terrenos suyos para delimitar el aprovechamiento micológico.

Por un lado, la Lei de Montes de Galicia establece (artículo 84) que el titular del monte es propietario de los recursos que en él se producen, las setas entre ellos, y tienen derecho  a su aprovechamiento. Por otro, el decreto autonómico que regula los aprovechamientos admite la posibilidad de que se pueda acotar todo el terreno o una parte de él para impedir la entrada, y se detalla el aprovechamiento para consumo propio, limitado a un máximo de dos kilos al día y en especies silvestres.

Tanto la ley como el reglamento citados tienen varios años. Sin embargo, sí es novedosa la postura de algunas comunidades de montes, que están dispuestas a regular la recogida en su terreno o a estudiar alguna medida que hasta ahora no habían previsto en este ámbito.

La comunidad de Labrada (Abadín) está acostumbrada a que personas de fuera entren en su monte y cojan setas. Aunque se pusieron carteles, no hay una regulación que ahora, con un plan de ordenación como uno de los principales objetivos, sí parece más cercana. La presidenta de la entidad, Henar Román, anuncia que también se prevén actividades de formación sobre este asunto para los comuneros, ya que, advierte, no todo el mundo sabe recoger correctamente las setas.

Comunidades como la de Lousada (Xermade) ya colocaron hace años esos carteles de prohibición, y hasta se avisó alguna vez a la Guardia Civil tras comprobar que personas de fuera habían vulnerado las reglas. De todos modos, el presidente, Roberto García, reconoció ayer que ese comportamiento era algo menos frecuente últimamente.

Los comuneros de Lagostelle (Guitiriz) no tienen hasta ahora restricción alguna, pero no descartan implantarla. «Cando se regule, xa será diferente», dice el presidente, Francisco Roca. Entre los miembros de la comunidad hay aficionados a las setas, y del terreno que pertenece a la entidad forman parte zonas como el área recreativa próxima al embalse de San Juan. Esa es una zona a la que suelen acudir personas de fuera de Guitiriz a recoger setas. Como por ahora no hay prohibición alguna, Roca se expresa con claridad: «Non hai inconveniente en que veñan», subraya.

Donde no hay carteles ni normas de prohibición es en el monte comunal de Codesido (Vilalba), cuya directiva tampoco se plantea introducir cambios. El presidente, Manuel Rodríguez, admite que la riqueza de setas es menor que en otras zonas y que la recogida suele reducirse a comuneros, pero sin impedir la presencia de forasteros.

En un extremo opuesto está la comunidad de montes de As Negradas (Guitiriz). El presidente, Manuel Vázquez, recuerda que ya colocaron hace años carteles que informan de que solo los comuneros pueden recoger setas. Y mientras tanto, según dicen algunos que han salido al monte, las primeras semanas son provechosas porque el tiempo, con humedad, ha ayudado.

«Ao principio cómpre ir con alguén que saiba, e se é dunha asociación, mellor»

El guitiricense Xosé Lois González Souto se aficionó a la micología hace unos 40 años. En su trabajo en la factoría de Alúmina Aluminio, hoy Alcoa, de San Cibrao coincidió con otros empleados que ya tenían costumbre de salir al monte. Él no solo asumió esa afición, sino que la inculcó a gente de su familia y llegó a dar alguna charla. Este año ya ha realizado alguna recogida en A Gañidoira (Muras), zona que le gusta por dos razones: una es la abundancia de setas; otra, la facilidad de practicar la afición, ya que está al lado de la carretera Viveiro-Cabreiros (LU-540), de paso para ir de Guitiriz a A Mariña o para volver.

González Souto admite que los comienzos en la micología deben ser prudentes. «Hai que ter coidado. Debérase ir con alguén que soubese», dice. Él tiene, desde hace años, algún libro que le sirvió de valiosa orientación. «Ao principio, cómpre ir con alguén que saiba, e se é dunha asociación micolóxica, mellor, porque se aprende sobre o terreo», explica. De todos modos, agrega que el aprendizaje no es difícil: «Querendo, vaise aprendendo pouco a pouco», afirma.

Él suele ir al monte con cuchillo para arrancar las setas. Lleva también un pincel y un trapo para la limpieza, operación que luego completa en casa metiéndolas en leche.

«Hai tanto monte que hai para todos», dice sobre A Gañidoira, adonde suele acudir para recoger setas y en donde la presencia de ganado favorece esa riqueza micológica. Níscalos, boletus edulis o cantarela son algunas de las variedades que recoge habitualmente.