Pese al buen momento del sector, hay quien alerta sobre un posible retroceso en el consumo de producto con sello IXP
26 nov 2025 . Actualizado a las 08:55 h.A principios de mes, durante una reunión con periodistas en Bruselas, el comisario de Agricultura, Christophe Hansen, deslizó su preocupación por la disminución del número de vacas en la UE. Su inquietud no es para menos. Meses antes de que el luxemburgués se convirtiera en el responsable de las políticas europeas para el campo, un informe hecho público por Bruselas advertía ya de que la reducción de la cabaña bovina en los países de la UE rondaría el 10 % en el horizonte del 2035. Esto supondría unas 3,2 millones de cabezas menos que en el 2023. Y no hace falta ser un estudioso de Alfred Marshall para concluir que esta merma tendría una consecuencia directa en los mercados.
La subida de los precios del vacuno no es nueva. Es una tendencia que se arrastra desde hace meses, dando un giro de 180 grados al escenario de precios por debajo de costes de producción que, justo antes del confinamiento, llevó a los ganaderos a salir a la calle para pedir precios justos por sus animales. Entonces el kilo canal de los animales de la indicación geográfica protegida (IXP) Ternera Gallega Suprema se pagaba a 3,9 euros.
Lejos quedan aquellos tiempos de vacas flacas para un sector donde la tendencia alcista de precios, por lo pronto, parece que no van a frenarse. Porque con menos animales y un aumento de la demanda a nivel nacional y unos envíos de carne a países como Portugal, Italia o Francia o de animales vivos a Marruecos, Líbano o Libia que se mantienen más o menos estables, la cotización continúa subiendo.
Y aunque nadie en el sector tiene una bola mágica para predecir el futuro, todas las fuentes consultadas apuntan a que podría haber un nuevo repunte en Navidad. Aunque solo sea porque esta es una época en la que tradicionalmente ya suben los precios. No solo en las granjas, también en el supermercado. En el mercado compostelano de Amio del día 19, el precio del kilo canal de las hembras de hasta 180 kilos de la categoría E de Ternera Gallega (las criadas en cebadero) estaba en 7.64 euros, un 0,02% más que lo decidido en la Mesa de Precios de la IXP la semana anterior. El kilo canal de los mismos animales pero de la categoría E de Ternera Gallega Suprema (los que maman de sus madres hasta los 8 o 9 meses de vida) estaban en 8.09 euros. En mercados como Mercamadrid el kilo de la carne de ternera (no de IXP) apunta a los 8,19 euros, 0,70 euros más que en Salamanca. Y ayer, por ejemplo, el kilo de babilla o la cadera de la IXP Ternera Gallega (no categoría Suprema) estaba en un supermercado de Galicia a 20,95 euros.
«Non hai becerros. Nunca tan poucos houbo». Elio López está acostumbrado a comprar ganado. Tiene un cebadero en O Arneiro, en el concello lucense de Cospeito, y ha podido comprobar en este tiempo como «un becerro de cruce color de 15 días polo que hai un ano pagabas 300 euros, agora pagas o dobre». A su juicio, está claro de que este es un momento «moi bo» para el sector de vacuno de carne «que se vai manter no tempo».
Lo que no tiene tan claro es que sea una buena época para los animales con IXP en caso de que los precios continúen al alza y las subidas acaben repercutiéndose en los precios de venta al público. «A xente vai elixir o que lle resulte máis barato porque aínda hai descoñocemento por parte dos consumidores das diferenzas entre unha carne con selo de IXP da que non o ten».
No es el único que lo piensa. José Ramón González, de Unións Agrarias y miembro de la ejecutiva de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) apunta que el 70 % del mercado de Ternera Gallega está dentro de la comunidad «e polo tanto no caso de que o prezo suba corremos o risco de perder mercado». Por eso vuelve a abrir un debate en torno al cambio de normas dentro de la IXP para poder matar o despiezar animales con sello de calidad fuera de Galicia y, de ese modo, abrir mercados que en el caso de descenso de la demanda interior puedan cubrir ese hueco.
Que no hay animales suficientes y que los operadores están preparándose para la Navidad es algo que también confirman desde la Asociación de Gandeiros Galegos de Suprema. El colectivo, que nació para defender el interés de las pequeñas explotaciones que crían animales de Suprema, comercializa desde hace un año los animales de las granjas de sus asociados. No solo animales de Suprema porque, como explica su responsable Santiago Rego, «levamos animais a matadeiros de Galicia e tamén de fóra da comunidade». Y por eso sabe que hay demanda.
Lo que está ocurriendo es, en parte, consecuencia de las épocas duras que atravesó el sector lácteo tras la guerra de Ucrania. El incremento en los costes del alimento para el ganado abocó a muchos ganaderos a reducir su cabaña. Datos publicados por el Ministerio de Agricultura a finales del 2022 mostraban como en solo un año se habían retirado de la producción cerca de 30.500 vacas en todo el Estado. En Galicia se redujeron en unas 5.300. Y a menos nodrizas, menos terneros de recría.
Luego vino la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE). En Galicia dejó especialmente tocadas a las ganaderías de carne. En septiembre del año pasado, la Consellería do Medio Rural contabilizaba unas 1.184 explotaciones afectadas, donde habían dado en las que han dado positivo a la enfermedad un total de 2.822 animales.
Y aún hay otro elemento que añadir a la resta: las exportaciones de ganado a terceros países. Aunque según los datos del Ministerio de Agricultura estas se contrajeron ligeramente (-0,4 %) se exportaron unas 337.000 toneladas de carne por valor de 1.769 millones de euros (+7 %).
