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La sequía marca el paso hacia la vendimia en la Ribeira Sacra

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

SOMOS AGRO

Los racimos tienen mayor desarrollo en las zonas en las que las últimas tormentas dejaron lluvias
Los racimos tienen mayor desarrollo en las zonas en las que las últimas tormentas dejaron lluvias cedida

La maduración de la uva se frena en las viñas donde no llegaron a descargaron las últimas tormentas

03 ago 2022 . Actualizado a las 19:30 h.

Los viñedos también sufren a su manera las olas de calor que se suceden este verano. Las máximas que registran las estaciones de MeteoGalicia son aún más extremas en las encajonadas riberas donde maduran las uvas. Sobre el papel, el calor debería ser bien recibido cuando ya corre la cuenta atrás para la vendimia. La realidad, sin embargo, es mucho más compleja en un territorio tan cambiante como la Ribeira Sacra. En los lugares donde las tormentas de julio dejaron lluvias copiosas la cosecha se presenta madrugadora. Allí donde no llegaron a descargar, por el contrario, la actividad de las cepas se está ralentizando como consecuencia del denominado estrés hídrico.

«A seca freou a maduración da uva nas zonas onde non choveu. Como non hai auga, a cepa vive do que ten», apunta el presidente del consejo regulador José Manuel Rodríguez. Las reservas de la planta para sobrevivir a la sequía incluyen el contenido líquido de los racimos, que en esas condiciones presentan menor tamaño y ven lastrado su desarrollo. En estos casos, el cambio de color de la uva tarda más en completarse, con lo que también se retrasa el momento de la recogida de la uva.

Ribeira Sacra parece encarar una cosecha de dos velocidades en cuanto a las fechas de recolección de la uva, condicionadas por las reservas de agua disponibles en los viñedos. «Na ribeira vese de todo. Nalgunhas viñas a uva valerá para vendimar a finais de agosto, pero hai outras moito máis retrasadas», señala Rodríguez. A mediados de agosto comenzarán los controles periódicos de maduración del consejo regulador en las parcelas seleccionadas con ese fin de las cinco subzonas de la denominación de origen. A partir de los datos que arrojen esos muestreos, se fijará una fecha de inicio para la vendimia con carácter general.

Hidratar los racimos

Esa fecha de referencia para el conjunto de la denominación no impedirá que se concedan autorizaciones puntuales en la segunda quincena de agosto para la recogida de la uva en las viñas de maduración más precoz. Fernando González, de Adega Algueira, se acoge habitualmente a esa fórmula para la recolección de las variedades de uva blanca y las tintas en las zonas más soleadas. De la persistencia de la sequía dependerá, según su criterio, la decisión de adelantar o retrasar la recogida.

«En algunas viñas se ve un parón motivado por el estrés hídrico. El calor siempre aprieta en verano en la ribeira, pero este año se están dando situaciones muy extremas», explica. Lo ideal, a su juicio, sería que lloviese algo para hidratar los racimos. «Si no llueve antes de la vendimia —detalla— , la uva será todo piel y tendrá un rendimiento bajísimo de mosto. Aunque pueda estar madura, ese es un factor que hay que tener en cuenta».

Un año nefasto para el godello justo cuando la demanda de sus vinos es mayor

«Dunha viña de dezasete muras este ano vou recoller como moito dous capazos de uvas», se queja un cosechero de Rosende. El viñedo al que se refiere está plantado mayoritariamente con godello, uva de moda que también sufre en mayor medida las secuelas de un verano especialmente tórrido. Los golpes de calor —aliados con la acción de hongos dañinos para la vid— calcinan los racimos hasta provocar en algunos casos la pérdida total de la cosecha. Algunas fuentes calculan que la producción de godello, que el pasado año alcanzó la cifra récord de 589.639 kilos, podría reducirse esta campaña hasta en un 50% en Ribeira Sacra.

De godello se cosechaban en 1998 —primer año del que existen estadísticas en la denominación de origen— poco más de 73.000 kilos. En el 2017 se contabilizaron 234.574 kilos de esa variedad, menos de la mitad de los que entraron en las bodegas el pasado año. Su expansión obedece a la creciente demanda de este tipo de vinos en los mercados nacional e internacional.

En una zona volcada tradicionalmente en los tintos, muchos bodegueros aseguran ahora sin miramientos que el futuro está en incrementar la producción de blancos. Las máximas por encima de cuarenta grados en jornadas con viento del sur —el denominado solano— van a ponerlo difícil esta vendimia.