Las cuatro indicaciones gallegas produjeron el pasado año cerca de 75.000 litros. La ourensana, Val do Miño, es de las más antiguas y tiene 7 viticultores y 5 bodegas
26 nov 2019 . Actualizado a las 20:03 h.Son pequeñas, muy pequeñas. Y producen poco vino, muy poco. Pero están pisando fuerte. Son las Indicacións Xeográficas Protexidas (IXP) del vino que se han creado en Galicia en los últimos años para dar amparo a elaboraciones y parcelas que quedaron fuera de las cinco denominaciones de origen. En la comunidad existen actualmente cuatro de estas indicaciones que, en total, vendimiaron el pasado año poco más de 164.115 kilos de uva. Una cantidad ínfima si se tiene en cuenta los cerca de 64 millones que recogieron las denominaciones. Pero sus vinos están consiguiendo ya el reconocimiento de la crítica, con premios entre los principales certámenes nacionales e internacionales, o algunas críticas muy favorables entre los más destacados expertos.
Según los datos de la consellería do Medio Rural, en Galicia existen actualmente 18 bodegas amparadas por estas indicaciones geográficas. La superficie plantada es de 27,9 hectáreas y está trabajada por cuarenta viticultores que el año pasado recogieron 164.115 kilos de uva, con los que se elaboraron 74.768 litros de vino. La más grande es, curiosamente, una de las últimas en crearse, la de Barbanza e Iria. Con una superficie casi idéntica se sitúa la ourensana Val do Miño, con ocho hectáreas de terreno, siete viticultores y 5 bodegas. El año pasado lograron elaborar 18.490 litros de vino. Es la última en crearse y una de las bodegas instaladas ha apostado muy fuerte. «Aquí solo existía Ribeiro, pero á xente gústanlle os nosos viños. Costa introducirse nos mercados, pero estamos contentos», cuenta Pereira, de la bodega Terras Mancas. Ellos han hecho una apuesta fuerte y tiene plantadas siete hectáreas de viñedo, de las cuales por ahora solo producen cuatro. Su idea es ir creciendo y calculan que las 12.000 botellas de vino que elaboraron el pasado año pasarán a ser 16.000 en esta ocasión.
Viños da Terra de Betanzos es también otra indicación geográfica con historia. «La indicación abre algunas puertas, porque te permite poner la variedad y la añada en la botella y tenemos un sello que garantiza el origen», explica Pablo Fernández. Pero también reconoce que tienen algunos problemas. «Somos muy pequeñitos y hay poca producción. Tenemos un minifundio brutal y nuestras plantaciones requieren mucha mano de obra», asegura. Reconoce que haría falta «una bodega potente que le diera visibilidad a la zona» y sostiene que ahora «parece que hay un proyecto en marcha de plantar diez hectáreas de vino al lado del río Mandeo». A pesar de su tamaño, están consiguiendo triunfar. Terras do Morrazo fue la última IXP en crearse. «Tenemos muchos viticultores, pero aquí sigue habiendo mucho autoconsumo», explica Guillermo Martínez, vicepresidente de la asociación de bodegueros.
Terra de barbanza e iria
La que más produce. Tiene 8,5 hectáreas, 11 viticultores y 4 bodegas.
Ribeiras do morrazo
Más viticultores. Formada por 6 hectáreas, 15 viticultores y 4 bodegas.
Val do miño
De las más antiguas. 8 hectáreas, 7 viticultores y 5 bodegas elaboraron el pasado año 18.490 litros de vino.
Terra de betanzos
La más pequeña. Poco más de cinco hectáreas de terreno forman esta IXP en la que hay 7 viticultores y 5 bodegas.
Buenos augurios para la cosecha de este año que, en algunos casos, será más escasa
Al igual que en las denominaciones de origen, bodegueros y viticultores de las Indicacións Xeográficas Protexidas están pendientes del tiempo. De que este loco verano, en lo que a meteorología se refiere, no eche por tierra la cosecha de este año. En principio, las previsiones son buenas y en algunas zonas confían incluso en vendimiar más que el pasado año. Es el caso de Val do Miño. «Na nosa zona as choivas que caíron a principios de xuño afectaron á floración da treixadura. Pero a godello, loureira e albariño están moi ben», explica Pereira, quien sostiene que no hubo casi incidencia de enfermedades como el mildiu.
Cerca de 300.000 euros
Según los cálculos de Medio Rural, los vinos con IXP de Galicia movieron el pasado año cerca de 300.000 euros. La indicación más rentable es la de Barbanza pues, a pesar de no ser la que más uva vendimia, es la que más factura. 126.912 euros generaron sus bodegas y viticultores en un solo ejercicio. Le sigue Morrazo, con 76.200 euros, y Val do Miño, que facturó otros 73.960 euros. En último lugar se encuentra la indicación de Betanzos. Esta produce la mitad que las otras IXP y el año pasado elaboró 5.500 litros de vino, lo que generó un volumen de negocio de 22.200 euros.