El trabajo concluye también que, en África, la escasez de alimentos debido a las sequías aumenta la probabilidad de que estalle un conflicto, fundamentalmente si la falta de agua persiste durante al menos tres años.
«Los resultados que hemos obtenido tienen implicaciones de gran calado para las políticas territoriales del continente africano. Por ejemplo, los cambios en las condiciones climáticas influyen en la probabilidad de conflictos en grandes extensiones, lo que implica que el diseño de las políticas de adaptación climática debe atender a las particularidades de cada territorio», apunta Davide Consoli, investigador del Instituto Ingenio.