Paloma Cuevas calla, pero no otorga

Arantza Furundarena MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

La todavía mujer de Enrique Ponce parece decidida a pedir la custodia de sus hijas y el domicilio conyugal

26 ago 2020 . Actualizado a las 22:44 h.

Donde dije: «Ninguna separación acabará con el cariño y el respeto que nos profesamos», digo: «Me quedo con la custodia de las niñas y con el domicilio conyugal». No lo ha pronunciado así Paloma Cuevas..., pero podría. El buen rollo con el que suelen anunciar los famosos una separación matrimonial es a menudo directamente proporcional a la hostilidad con la que generalmente se consuma su divorcio. Cuevas hasta ahora no ha hablado en público. Pero, con un (todavía) marido trasmutado de golpe en inconsciente adolescente con las feromonas revolucionadas por culpa del cuerpo serrano de una veinteañera, no hace falta mucha imaginación para intuir lo que podrá llegar a decir en privado...

Ponce y Ana Soria, para colmo, no paran de dejar rastro en las redes. Sus constantes abrazos y besuqueos han estomagado incluso a los amigos millennials de la estudiante de Derecho. 

Un ex en plató

Y por si tres no fueran ya suficiente multitud, un cuarto elemento ha entrado en escena: el exnovio de la joven. Se llama Joaquín Giménez, tiene 25 años, es diplomado en Relaciones Laborales y ya ha pisado su primer plató... Podría no ser el último, porque ya se perfila como tronista del nuevo Hombres y Mujeres y Viceversa que comenzará en otoño. «No tengo miedo», responde desafiante a la advertencia, vía burofax, de los abogados de Ponce aconsejándole que no hable de la vida privada de Ana Soria. Giménez dice que es «una niña estupenda», pero ya ha dejado caer la insinuación de que la almeriense podría haber salido con dos hombres a la vez (Ponce y él) y no estar loca... A Giménez la supuesta fecha de inicio de la relación de Enrique y Ana no le cuadra.

Entre tanto, refugiada en su finca de Jaén, Paloma Cuevas calla. Pero no otorga. Sus allegados han filtrado que se siente muy disgustada por el comportamiento del diestro y que se esfuerza por proteger a sus hijas, de ocho y doce años. Todo apunta a que la custodia será solo para ella, en ningún caso compartida, pero con un régimen de visitas amplio para Ponce. Y es que, antes de quemar las naves y tirar por la calle del medio, Paloma quiere apostar por el mutuo acuerdo.