Los asintomáticos están generando cadenas de transmisión ocultas. Los últimos focos detectados en Galicia están en Pedrafita, Laza y Muros 

tamara montero

Cuando empezaron a surgir en Galicia los primeros brotes, había una tendencia clara: la mayoría tenían su origen en un caso importado y se restringían al ámbito familiar. Las cosas han cambiado y ahora empiezan a surgir focos cuyo origen es local, con las reuniones familiares o con amigos como catalizador de contagio y además con una expansión más amplia. El último ejemplo es el brote de Cospeito, con diez contagios en una comida familiar y cuyo origen parece ser una persona de A Coruña que participó en ella.

Las reuniones también han sido foco de infección en los brotes de Vimianzo (diez casos confirmados) y Val Miñor (siete positivos), por poner un ejemplo. Y el ocio nocturno fue el factor de expansión del primer gran brote de Galicia, el de A Mariña, en el que se produjeron más de 200 contagios y que hoy está en fase de remisión, con una treintena de casos activos y con una trazado epidemiológico claro en los positivos detectados durante las dos últimas semanas.

En la actualidad han trascendido más de una treintena de brotes en Galicia, muchos derivados de casos importados pero otros en los que el origen ya no es claro o tiene una vía de transmisión social. Además, se da la circunstancia de que en muchas ocasiones se entremezclan casos importados y reuniones u ocio nocturno sin control que amplifican los contagios.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, lo repetía una vez más en su comparecencia para anunciar medidas restrictivas de alcance estatal para intentar frenar el avance de la epidemia, que muchos ya tratan como una segunda ola. Según los datos que maneja el Ministerio de Sanidad, el 35 % de los brotes en España son de carácter social y a ellos se asocian unos 3.500 casos. «Es verdad que no el mayor número de brotes se genera en el ocio nocturno pero es verdad que estos brotes generan muchos casos y es muy difícil, por la propia naturaleza de la actividad, identificar los contactos».

Entonces, ¿esa evolución en cómo se están produciendo los últimos brotes en Galicia es anómala? Lo cierto es que no, que es una escalada lógica. Lo explica el profesor de Saúde Pública de la Universidade de Santiago Francisco Caamaño. Los primeros casos son importados, se diagnostica a la persona portadora y se hace un rastreo. Pero el sistema «non é perfecto» y es probable que haya contactos que finalmente no son localizados. 

Hilos no detectados

«Deses contactos non rastrexados, algún deles puido estar enfermo, poñamos unha porcentaxe pequena, pero pode acontecer» y algunos pueden ser completamente asintomáticos, por lo que sin saberlo y sin que haya rastro epidemiológico pueden haber contagiado a más personas.

«Temos entre un 30 e un 35 % da xente que non sabe que é un caso e os seus contactos non se rastrexan» hasta que llega un punto en el que alguien empieza a mostrar sintomatología. Así que los contactos ocultos, no detectados, van formando cadenas ocultas de transmisión, hilos de los que no está claro el origen. «É unha tendencia lóxica», admite el profesor Caamaño.

«Incluso o mellor sistema de rastrexo de contactos ten o problema dos asintomáticos, que dificilmente vas chegar a eles», explica. Y más en una situación como la actual, en la que buena parte de los contagios se están dando en la franja de edad más joven, que tiene una mayor tasa de personas que no muestran síntomas, mientras que las personas de mayor edad tienden a protegerse más y por lo tanto están evitando contagios. 

Manos, metros, mascarilla

La única estrategia que funciona es la que se ha llevado hasta ahora y que Illa ha definido como las tres emes: mascarilla, manos y metros. Cumplir con las medidas de protección y prevención, porque sin esa base «dificilmente lograremos só pola vía do rastrexo evitar a enfermidade», alerta el profesor de la Universidade de Santiago.

Eso y tener contactos sociales muy limitados. Relacionarse con el círculo más íntimo «e se me relaciono con outra xente ten que ser preferentemente cos mesmos e en espazos preferentemente abertos. Esa é a clave», subraya Francisco Caamaño. Precisamente, la de limitar al máximo las relaciones sociales con círculos fuera del más habitual ha sido una de las recomendaciones generales, junto con la de que los grupos no excedan nunca las diez personas no convivientes que se ha aprobado en el consejo interterritorial celebrado esta semana para intentar frenar la expansión.