Detectan un aumento de diversas conductas presuicidas en menores

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Pilar Canicoba

La OMS advierte de que en Europa es la principal causa de muerte de adolescentes

17 may 2017 . Actualizado a las 09:42 h.

No hay que bajar la guardia. Ante cualquier señal de alarma, lo primero es preguntar y actuar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió ayer de que los daños autoinflingidos (donde están incluidas las muertes accidentales más los suicidios) son la principal causa de deceso entre jóvenes de entre diez y diecinueve años en Europa, y la tercera a nivel global, por detrás de los accidentes de tráfico y los problemas respiratorios. Lo recoge en un informe presentado ayer en el que explica que cada día mueren en el mundo 3.000 adolescentes por causas que son evitables. No hay que olvidar que las razones varían en función del desarrollo del país.

Galicia no es ajena a esa realidad en torno al suicidio en menores. Tampoco lo es el resto de España. «No tenemos datos concretos, pero hemos detectado un aumento de las conductas autolíticas». La apreciación que hace Manuel Serrano, presidente de la Sociedad Galega de Psiquiatría y jefe de dicha unidad en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), la corroboran desde la Unidad Programa de Intervención Intensiva en Conducta Suicida del Complexo Universitario de Ourense (CHUO). En el centro hospitalario ourensano observan «un repunte de intentos de suicidio o de conductas de ideación autolítica en jóvenes de entre 16 y 25 años. Lo hemos detectado en una provincia como Ourense, con una población de edad avanzada».

El tema preocupa, sobre todo porque, como explica una de las orientadoras del teléfono de ayuda a Niños Adolescentes de la Fundación ANAR, Yanire Gutiérrez, «hay un grave peligro en Internet. Parece que se ha convertido en moda. Los adolescentes tienen libre acceso a contenidos donde se habla, por ejemplo, de procedimientos para hacerlo...».

Al teléfono de la organización llaman cada vez más menores o familiares por esa razón. Dice Gutiérrez que «es una forma de pedir ayuda». Y no obvia dar datos alarmantes: «Hemos detectado que en un año, los casos que engloban tanto la idea de suicidarse como los autogolpes han pasado de 705 en el 2015 a 1.158 en el 2016, lo que implica un incremento del 64 %».

Que Internet puede ser un peligro es un hecho evidente. Basta recordar los casos de menores presuntamente enrolados en el juego de la Ballena azul. El último, tras los descubiertos en Cataluña y País Vasco, fue detectado en Andalucía. Desde la unidad de intervención ourensana dicen que esas páginas web tendrían que estar más perseguidas. «Habría que sancionarlas duramente», dicen.

Y aclaran que el suicidio «es una conducta que tiene muchas paradas, desde la idea hasta que se consuma. Los factores que pueden llevar a ello son variados. No pueden quedar reducidos a uno solo». Entre ellos, haber tenido alguna conducta suicida previa, depresión, abuso de sustancias o trastornos de conducta forman parte de ese abanico de razones. No hay que olvidar los condicionantes que rodean al menor, que pueden influir notablemente

Frente a cualquier sospecha, hay que preguntar

No hay que tener miedo a preguntar. «Frente a cualquier sospecha, hay que hacerlo para saber cómo actuar», dicen los especialistas de la unidad de intervención de Ourense. Además ofrecen una serie de pautas para proteger a los menores frente a la tentación de caer en ese abismo.

Factores preventivos. Tener el apoyo de las personas cercanas, tanto de la familia como de los amigos, resulta fundamental porque el hecho de estar arropado es muy importante en estos casos. Hay que evitar conflictos familiares, que no contribuyen a fomentar la comunicación en el hogar. Además, hay que educar a los menores para que resuelvan los problemas del día a día e inculcarles la idea de que las cosas son temporales. Que las malas rachas, también pasan. Otros factores como pueden ser los valores culturales o religiosos pueden evitar también esas conductas.

Señales de alarma. Los cambios de conducta, pese a que son habituales en los adolescentes, son más acusados cuando hay una conducta suicida detrás. Aislamiento prolongado, tristeza, absentismo, golpes o marcas o el repaso en Internet de páginas sobre el tema son otras de las cosas que tienen que tener en cuenta los padres. Tratar de acompañarle o recurrir a la ayuda de un especialista es fundamental. Los médicos de Atención Primaria deben jugar también un papel importante a la hora de descubrir estas conductas.

Razones para vivir. La Fundación ANAR recuerda algunas razones para no llevar a la práctica esa idea. «No aporta soluciones. No estás solo porque no es cuestión de tener muchos amigos, solo de tenerlos buenos. Todavía quedan muchas cosas buenas por vivir. Porque ya no podría tener más momentos para hacer lo que más nos gusta.