«Llevo 20 años acogiendo y aún queda»

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Galicia es la primera comunidad que tiene cerrado el programa «Vacaciones en Paz», en el que 325 familias tendrán en sus casas a niños saharauis este verano

01 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sesenta días en los que estarán alejados de las altas temperaturas de los campamentos de refugiados del Sáhara donde viven el resto del año. Con acceso a revisiones médicas inaccesibles y ropa nueva. Así vivirán los 325 niños que llegarán el próximo día 1 de julio a Galicia, acogidos por 325 familias de todos los puntos de la comunidad que, en tiempo récord, se han apuntado para participar en el programa «Vacaciones en Paz». Como explican desde la asociación Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps), «Galicia ha sido la primera comunidad en España en cubrir el cupo de familias y cerrar el programa», una situación a la que han contribuido, entre otras, las familias de Emilio Portela y Henrique Porto, que llevan veinte y catorce años, respectivamente, acogiendo a niños saharauis y viviendo una experiencia que no dejan de recomendar, por lo enriquecedora, tanto para los pequeños como para ellos. «Me quedan muchos años en esta causa», asegura Emilio.

«Conocí a una niña saharaui al lado de mi casa y empecé a enterarme de cómo estaba la situación allí, así que me involucré con este tema y mi mujer y yo decidimos hace veinte años que ese verano acogeríamos a un niño». Emilio tiene dos hijos, que en aquel momento eran ya mayores de edad, situación que no fue impedimento para que toda la familia estuviera encantada con el que sería el nuevo miembro de la casa en los meses de julio y agosto. Aunque los primeros días no fue, precisamente, miel sobre hojuelas. «Cuando llegan por primera vez no hablan nada de español y están asustados. La comunicación los primeros días es difícil, pero es maravilloso ver cómo en menos de quince días hablan de manera fluida, son una esponja y están totalmente adaptados a vivir aquí», explica este vigués.

No solo el hecho de pasar un verano alejado de las jaimas en las que estarían soportando temperaturas que en ocasiones alcanzan los 55 grados, motiva a estas familias. Si no el saber que aquí se les ofrecen garantías médicas gracias a un convenio que Solidariedade Galega co Pobo Saharaui tiene con el Sergas. «También existen acuerdos con ópticas, ya que muchos vienen con problemas derivados de la zona árida donde viven», mantienen desde Sogaps. Fue en uno de estos controles donde Henrique Porto y su pareja descubrieron que Edaih, uno de los niños que habían acogido -y que pasó los siguientes cinco veranos en Gondomar con la pareja-, era celíaco. «Cuando vino era una cosita insignificante, parecía raquítico y mira en la foto que sale con nosotros y con su madre, Lala [Henrique hace referencia a la imagen superior a estas líneas], después de descubrir su problema», explica orgulloso este profesor jubilado y apunta: «Desde ese momento le mandamos alimentos especiales». 

Oscar Vazquez

Visitas al Sáhara

También aprovecha Henrique sus visitas a esta zona del Sáhara Occidental ocupada por Marruecos -a la que ya ha viajado cuatro veces- para conocer a las familias y volver a ver los que durante unas semanas fueron sus hijos. «Son gente encantadora, cogen la comida que les llevamos y van corriendo a avisar a sus vecinos, lo comparten todo y parece mentira que sea así con lo poco que tienen. Su forma de entender la vida es digna de envidiar. Si apenas tienen agua y aún así no les falta una sonrisa», cuenta Porto. Emilio también ha hecho de la lucha por el pueblo saharaui su modus vivendi . En su caso, viaja al Sáhara todos los años «porque sé la situación horrible que están viviendo allí y no quiero perder el contacto con los cinco niños que han venido a mi casa a lo largo de estos veinte años». Aún así, Henrique apunta que «los niños se van contentos cuando vuelven a sus casas porque están deseando contarles a sus familias que han visto la playa, que no la conocen, enseñarles todo lo que les damos antes de que se vayan...». Y añade: «Ahora con WhatsApp todo es más fácil, aunque sí es cierto que tú te quedas un poco tocado». Pero nada que no les merezca la pena a estas familias.

«Aprendes con ellos todos los días y, si tienes hijos, es la mejor experiencia para ellos. Los niños aquí se quejan por infinidad de cosas y nosotros se lo consentimos. Ellos, en cambio, tienen la familia como algo sagrado, y tener a un niño pequeño con estos valores en casa se agradece mucho», dice el de Vigo. Como las casas de Emilio y Henrique, este año, otras 123 (el 38,4 %) repetirán este verano la experiencia que marca sus vidas y, otras 100 lo vivirán por primera vez. Para ello, el coste económico que corre por cuenta de las familias, según explican fuentes de Sogaps, se limita al pago de 20 euros al mes en concepto de gastos de gestión del programa. Además, las familias se harán cargo de la manutención y de la ropa de los niños «ya que llegan con lo puesto», explican en Sogaps.

Además, para poder hacerse cargo de los menores, las familias receptoras tienen que superar una entrevista con una trabajadora social y acudir a una jornada formativa.