Ensalada

JUAN C. MARTÍNEZ

SOCIEDAD

MEDIO FERRADO

08 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

DECÍA el clásico de los gastrónomos que la musa del ramo, Gasterea, tiene aspiración de dominio universal. Es cierto; porque a algunos zafios los actos que inspiran Melpómene o Calíope más que arrobamiento les producen el impulso de coger tomates y utilizarlos como armas arrojadizas, mientras que la novena musa a todos interesa y satisface. La sede central de esta musa de segunda generación no debe caer muy lejos; quizás hacia Lalín, aunque en Carballo, con su ruta de los callos, tampoco carecen de méritos. En diciembre la obesa ha ejercido su imperio. En la Navidad y sus prolegómenos, los hijos de Breogán hemos concentrado preocupaciones y ahorros en comprar, preparar y devorar exquisiteces sin cuento, incluidas algunas de aspecto horrible y precio astronómico que si viéramos una noche caminar por el pasillo de casa nos harían chillar como a víctimas de Drácula y acabaríamos con ellas a pisotones. Este mes de homenajes al bandullo tiene efectos devastadores en la línea y en la cuenta corriente. Por eso, los sabios recomiendan que, lo mismo que el 2006 es el Año del Perro, según los chinos, enero sea el mes de la ensalada. Las nabizas están en sazón; las lechugas crujen como nunca. Hagámosle ese favor al estómago y a la economía familiar. Y mientras Gasterea se prepara para volver en poco más de un mes (carnaval cae a finales de febrero), que nos dé tregua y haga un viajecito por África, que allí están dispuestos a homenajearla sin falta de apetito.