La ropa del muerto frente al pub latino de Santiago tenía 12 navajazos, pero solo 3 llegaron al cuerpo: «Hay señales de lucha, no de defensa»
SANTIAGO CIUDAD
La herida mortal fue la que le seccionó la femoral, pero tenía dos en la espalda que no fueron letales porque chocaron contra la columna vertebral
23 feb 2024 . Actualizado a las 20:01 h.Gregory Furcal, el dominicano de 31 años de edad que falleció apuñalado en Santiago a las puertas del pub latino La Grandota, tenía tres heridas en su cuerpo, según ha explicado en el juicio el forense que le practicó la autopsia. Dos en la espalda que no fueron letales porque impactaron contra el hueso de la columna vertebral y tomaron una trayectoria descendente, seccionando tres arterias intercostales pero esquivando por centímetros zonas vitales. Y otra en el muslo izquierdo que fue la que le mató, porque le seccionó la arteria y la vena femoral provocándole una enorme hemorragia.
La defensa de los acusados, los hermanos Víctor y Michael Delgado Olguín, ambos nacidos en Colombia, hizo notar al jurado popular este hecho en su alegato inicial, el que solo hubiera tres lesiones y dos «leves» —así las calificó—, para sostener su versión de los hechos, que considera la muerte un homicidio involuntario fruto de una pelea y no un asesinato, como afirman las acusaciones. Sin embargo, los agentes de la Policía Nacional que hicieron el informe técnico sobre la ropa del fallecido han introducido un dato importante en la vista: el jersey de la víctima tenía dos rotos por los navajazos en la parte trasera y cinco en la delantera y en el pantalón había otros cinco, cuatro en la pierna izquierda y uno en la derecha. En total, doce impactos de arma blanca, aunque solo tres llegaron a clavarse en el cuerpo.
Esas doce rasgaduras en la ropa de Gregory hablan de una agresión mucho más violenta de la que reconocen los acusados, que ante el tribunal de la sección compostelana de la Audiencia Provincial han declarado que luchaban «por su vida» y que solo querían «defenderse» tras verse involucrados en aquella pelea que se produjo poco después de las siete de la mañana del 2 de enero del 2023, justo cuando La Grandota cerró sus puertas y todos los clientes salieron a la calle. Esos cortes en el jersey y el pantalón de Gregory son, por tanto, datos que apoyan más la tesis del asesinato que la del homicidio involuntario. Y la diferencia en años de pena es notable. De los 30 que en total les piden ahora la Fiscalía y la acusación particular en representación de la viuda, ejercida por el letrado compostelano Alberto Torreiro, a los entre diez y quince que podrían caerles de triunfar la tesis de la defensa, que está en manos del abogado Manuel Ferreiro.
Sabedor de que el informe técnico de la ropa no le favorecía, la defensa de los hermanos Delgado intentó generar dudas en el jurado para poner en entredicho su certeza. Por un lado, sosteniendo que esas rasgaduras en el jersey y el pantalón de Gregory podían estar antes de la agresión. Es decir, que pudo salir con ellas de su casa. Algo técnicamente posible, pero ciertamente inverosímil. También conjeturó que quizás, por estar las prendas arrugadas o dobladas, una sola cuchillada pudo hacer más de un agujero, algo que los policías que redactaron el informe no vieron posible.
Más allá de la descripción de las heridas, la autopsia incluye una conclusión que tampoco favorece a la defensa de los dos acusados, porque dice que en el cuerpo de Gregory «hay señales de lucha, no de defensa». Y eso apoya la tesis de las acusaciones de que estuvo en todo momento indefenso por estar inmovilizado, agarrado por el cuello desde la espalda por Michael mientras que Víctor le asestaba navajazos. Nuevamente, un argumento más a favor del asesinato y en contra del homicidio involuntario.
Y es que, como muy didácticamente explicó al jurado el forense del Imelga, cuando una persona es atacada con un arma blanca, si tiene la posibilidad de defenderse siempre presenta cortes en las manos, los brazos o los antebrazos. Sin embargo, los de Gregory no tenían ninguna herida, lo que indica que no pudo ofrecer resistencia a la agresión de los hermanos Delgado Olguín.
El amigo del fallecido tenía heridas en los dedos y uno de los acusados una que le causó un neumotórax
Además de Gregory Furcal, en el trágico incidente que se produjo en la puerta del pub La Grandota también resultó herido Víctor Roa, amigo del fallecido y que trató de ayudarle, lo que hizo que recibiese cortes en dos dedos de una mano por los que también tuvo que ser atendido en el hospital. El tercer lesionado fue Michael Delgado, que presentaba una grave herida inciso-contusa en la región dorsolumbar que le provocó un neumotórax y le afectó al diafragma y al hígado.
La autoría de la lesión de Michael está en discusión. Para la Policía, la Fiscalía y la gran mayoría de los 26 testigos que han pasado por la sala de vistas, se la provocó su propio hermano Víctor al acometer fieramente contra Gregory. Sin embargo, la defensa de los hermanos Delgado culpa al hombre que trató de mediar en la agresión, Víctor Roa, que por ese motivo se ha tenido también que sentar en el banquillo de los acusados.
En la que ha sido la quinta sesión del juicio, que está previsto que finalice el lunes, también han pasado por la Audiencia Provincial los especialistas de Criminalística de la Policía Nacional que llevaron a cabo las pruebas de ADN en las cuatro armas blancas que fueron intervenidas en el piso de la calle República Argentina en el que vivía Víctor Delgado con su pareja y su hijo y en el que los dos hermanos y sus mujeres se refugiaron antes de entregarse.
Esas cuatro armas fueron dos navajas, una con mango verde y la otra de nácar, un cuchillo de cocina con mango negro y un machete. Los resultados tampoco son muy importantes para la resolución del juicio, ya que está probado que al menos Víctor llevaba una de las navajas y también que todas las heridas son por filos cortantes.
Sin embargo, los análisis de ADN han determinado que había restos biológicos de Michael y Gregory en la navaja de mango de nácar y de los dos acusados y de una mujer indeterminada en la que lo tiene verde, al igual que sucede con el cuchillo de cocina de mango negro.