Losetas rotas, aceras levantadas e infinidad de baches en el Campus Vida: «Por aquí non hai quen camiñe»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Estudiantes, profesores y vecinos critican la falta de mantenimiento del espacio de la USC

29 oct 2022 . Actualizado a las 17:44 h.

Un operario equipado con un soplador industrial retira las incontables hojas ciscadas entre la escuela infantil Breogán y la biblioteca Concepción Arenal, una de las zonas más concurridas del Campus Vida de la USC. Cerca, un jardinero recorta el césped del entorno del auditorio universitario Roberto Vidal Bolaño y un barrendero vacía papeleras. Pero no llega, no es suficiente. Así lo creen vecinos, estudiantes y profesores universitarios, que denuncian que el mantenimiento del bucólico espacio es un auténtico desastre. Losetas movidas, árboles que impiden el paso de personas en sillas de ruedas, papeleras rotas o baches por doquier, esa es la estampa que define al campus.

«Con este tempo non paras de esvarar con todas as follas que hai, e as beirarrúas están todas levantadas. É unha mágoa», afirma Luis Albor, que cree que urge meterle mano para acabar con los problemas que la falta de mantenimiento suponen para las personas que cada día ponen los pies en el lugar. «O campus está moi mal, pero isto vén de sempre. É un conflito atípico entre o Concello e a Universidade no que fai falla pararse, falar e darlle solución. Igual o primeiro ano non podes arranxalo todo, pero si confeccionar un proxecto para abordalo», afirma uno de los muchos profesores universitarios que apuesta por darle un lavado de cara y puesta a punto al lugar.

María, vecina del Ensanche, acude normalmente al campus a pasear con su perro. Confirma lo que prácticamente todos creen: «Las aceras están fatal y parece que a nadie le preocupa». Lo mismo opina otro de los maestros que se dirigen a paso rápido a la facultad: «Chego xusto, pero a situación na que nos atopamos agora é a mesma que fai 44 anos. Hai un abandono absoluto de todo o campus. Somos moitos os que chegamos aquí á primeira hora da mañá e marchamos de noite. Apenas hai luz. Tes sorte se distingues as lousas que están ben colocadas das que non, porque como non as detectes acabas mollado de arriba a abaixo». A pesar de la certera crítica, afirma que «é o prezo a pagar por ter unhas árbores preciosas. Non se pode ter todo, a vida é así».

Accesibilidad

Es Marta, estudiante en el campus, la que cree que es imposible moverse por el entorno «por aquí non hai quen camiñe». Destaca las dificultades para las personas con movilidad reducida, incluso con zonas en las que es necesario invadir la carretera para poder moverse debido a los árboles u otros obstáculos.

Mientras, la USC atribuye al Concello de Santiago la potestad del mantenimiento del campus, lo mismo que el Consello Consultivo. La problemática, que llevaba años en stand by, regresó al debate público y político después que una persona que se cayó en la avenida de las Ciencias, delante de la Facultade de Química, reclamara 26.100 euros de indemnización tras caerse por culpa de varias baldosas descolocadas y alzadas.

«E paréceme normal, o raro non é iso, o raro é que non caera máis xente. É un perigo como está todo, e máis cando hai humidade ou chove bastante», afirmó Antonio, también residente cerca del campus, al que suele acudir para estirar las piernas. «Está todo fatal», responde otro estudiante que corre a toda prisa «para non chegar tarde á clase, senón non podo entrar».

Las prisas en el Campus Vida visto lo visto no son buenas consejeras. Mientras la USC se plantea construir carriles bici para conectar sus espacios con el resto de la ciudad, estudiantes, vecinos y profesores tienen claro que quizás urge poner a punto unas aceras que a día de hoy consideran un auténtico desastre.