Un mexicano para una esquina estelar

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

xoan a. soler

La Chida recupera la actividad hostelera en el local del Toñi Vicente

29 may 2021 . Actualizado a las 08:17 h.

Los chupitos de tequila no pueden quedarse a medias, o están llenos o vacíos. En un ambiente hostelero de comprensible pesimismo, tras más de un año de cierres y restricciones, Miguel Álvarez y Santiago Salgueiro dan un golpe en la mesa con la inminente apertura de un restaurante mexicano, La Chida, un proyecto muy pensado que la pandemia ralentizó pero que verá la luz finalmente a mediados de junio.

Sus promotores han paladeado como tantos otros los sinsabores de los últimos meses a través de su otro gran proyecto, La Pepita Burger, y con ese bagaje y conocimiento arrancan un viaje empresarial algo más personal con el que pretenden llevar a sus clientes hasta el Pacífico, recreando la comida típica de Baja California.

El local, que contará con diez empleados -están buscando personal- se presta para comer y beber, así que habrá una cuidada coctelería que ha condicionado la rehabilitación de un espacio de grandes ventanales que también tratará de sacarle partido a la planta baja, a la que se ha dotado de más luz natural. Así es como saldrá del olvido una esquina estelar en lo urbanístico y en lo gastronómico, porque el bajo, entre Rosalía de Castro y la avenida da Coruña, que fuera sede de Muebles Compostela, acogió el restaurante Toñi Vicente desde 1992 hasta el 2009, y allí se fraguó la primera estrella Michelin para una cocinera gallega.

Ya en la pasada década, La Industrial le dio otra vuelta de sartén con una cocina menos sofisticada que la de la chef de Tomiño, un proyecto que comenzó de forma prometedora pero que se fue diluyendo hasta convertirse en un bar bonito con buena música, que no era poco.

Miguel Álvarez adelanta que en La Chida (la bonita, en mexicano) habrá mucha fusión entre el Pacífico y el Atlántico a través del mar, con pescados y mariscos de aquí pero cocinados al estilo de allá. Ceviches, aguachiles y tacos de pulpo o de camarón son algunos de los platos que se podrán tomar en el propio restaurante, aunque habrá una carta para llevar a domicilio que será «totalmente distinta», advierte el promotor, que no ve viable empaquetar y trasladar los productos que tienen previsto elaborar en el restaurante.

Álvarez sostiene que detrás de esta iniciativa hay negocio, pero también corazón. «Nos gusta, nos apetece y creemos en lo que vamos a hacer», un espíritu que esperan trasladar a la clientela en un ambiente colorido que recrea la arquitectura tradicional de México. Los números deberán encajar, pero aquí está en juego toda una filosofía: «Cuando solo buscas el lucro te dejas muchas cosas por el camino». ¡Ándale!