Moncho Vidal: «El tráfico es una asignatura pendiente que nadie fue capaz de afrontar»

irene martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

MARCOS MÍGUEZ

«Santiago puede ser una plaza muy buena para nuestro restaurante», dice el hostelero y exconcejal santiagués

09 nov 2020 . Actualizado a las 23:20 h.

Mamó el comercio en casa y su vida profesional ha estado ligada al ámbito de los negocios, aunque llegó a empezar Medicina. Jesús Ramón Vidal Valdés (Santiago, 1960) empezó trabajando en el establecimiento de sus padres, Tejidos Levy, que estaba en As Orfas. Un buen día, durante una visita comercial a Barcelona, se trajo para Galicia la firma Massimo Dutti y él mismo se puso al frente de la tienda que abrieron en la calle Montero Ríos. «Éramos los que más camisas y pantalones de hombre vendíamos de todo Santiago. Aprendí muchísimo de gestión, técnica comercial y fidelización de clientes. Y, anteriormente con mi padre, habíamos sido la segunda tienda de tejidos informatizada de toda España; aquello también fue un hito, porque teníamos kilómetros y kilómetros de tela», según rememora con agrado.

Para este picheleiro de la Rúa Nova el comercio y la vivienda del casco histórico tienen dos «desafíos» fundamentales: «El acceso a la tecnología digital con fibra y las trabas para la remodelación de casas y pisos. Además hay muchos sectores del comercio no representados en la zona monumental».

Moncho Vidal fue edil en la oposición en el tiempo de Dositeo Rodríguez como portavoz del grupo popular, del que aprendió «muchísimo» y en el que descubrió a una persona y un político con «capacidad de trabajo y gestión». Sin embargo, la política fue una «decepción» para él, aun reconociendo que aquella etapa municipal fue una temporada de aprendizaje: «Solo hay intereses personales y de partido, y todos los partidos son prácticamente iguales. Pero también es cierto que me encanta la política, estar al día y opinar como el que más».

Retos de la ciudad

El exedil dice no ser la «mejor» persona para hablar de los retos de la ciudad, pero barrunta algunos asuntos pendientes. «Creo que es importante resolver de una vez por todas, junto con la Xunta y Aena, el problema del aeropuerto. La solución del tráfico es una asignatura pendiente que nadie fue capaz de afrontar, y cambiar las políticas de los aparcamientos. La famosa depuradora. Y hacer de Santiago un centro nacional de congresos», según indica.

Hace un par de años, Vidal inició una peripecia empresarial en A Coruña junto a su compañera, María Varela. «El mundo de la hostelería siempre me gustó, así que en un determinado momento, María y yo nos propusimos un cambio de negocio. Surgieron Asturias y su famoso cachopo. Y tuvimos suerte». Tanta que su restaurante, La Cantina Sixtina, acaba de ser elegido como el que ofrece el mejor cachopo de Galicia en un certamen nacional que se celebró en Oviedo. Muy «orgullosos» de su trabajo, el emprendedor confiesa que los comienzos fueron «dificilísimos», pero ya barajan la idea de abrir algo en Santiago. «Tenemos que estudiarlo muy bien. No es el mejor momento, pero la idea está ahí. Santiago puede ser una plaza muy buena para nuestro restaurante», tal y como apostilla el hostelero.

Moncho Vidal viene a Santiago con frecuencia, entre otras cosas, a ver a su hija. Señala que el «encanto» de la capital gallega no lo tiene A Coruña, pero confiesa que «para vivir» prefiere la ciudad herculina: «Es mucho más cómoda, abierta al mar por todas partes y una urbe preciosa». Entre sus recuerdos de antaño figura el pub Modus Vivendi, «porque en los ochenta era un sitio magnífico para hablar de todo y escuchar buena música», destaca este hombretón que de chaval jugaba a baloncesto y, con el paso de los años, tiene cada vez más ronca su voz.