La tienda de ultramarinos El Cisne o el Quiosco Paredes se despidieron también recientemente. Este último se convirtió en un nuevo establecimiento de Panaderías Acuña. La familia Paredes cerró por jubilación en junio del 2020 dejando la incógnita de si las hijas de los propietarios reabrirían el negocio familiar. Finalmente, Acuña se cruzó en su camino y optó por abrir un despacho junto al local donde la panadería había dado sus primeros pasos hace 80 años. La lista de negocios con historia que dicen adiós es numerosa. Otros encontraron quien le llevase las riendas, pero otros han pasado a formar parte de la memoria de la ciudad. As Reixas es uno de ellos. Después de setenta años ando de beber a generaciones y generaciones de pontevedreses, cerró sus puertas casi igual que como las abrió, con la misma esencia. Sus propietarios se jubilaron sin relevo para despedir un negocio que pasó de padres a hijos. Las tertulias y los huevos con aceite y pimentón son ya una leyenda del pasado de Pontevedra.
La sastrería Valiño puede ser la última en subirse a esta lista de despedidas. Jesús Valiño lleva años anunciando su jubilación. Desde hace días un cartel destaca que «es la definitiva». El que fuera sastre de Torrente Ballester, Luis del Olmo o Tachenko ya bajó la verja de su local de la Oliva y dejó un número de teléfono para atender los encargos. Si volverá a abrir es una incógnita, como la de ver si muchos de estos negocios con historia encuentran nuevos emprendedores.