Conservas Alonso cae un 14,4 % lastrada por la marca blanca y la falta de mejillón

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

BUEU

cedida

La compañía, que ha centralizado todas sus áreas en Bueu, confía en recuperar las ventas y, de hecho, los resultados a estas alturas ya superan los del año pasado

25 oct 2022 . Actualizado a las 04:55 h.

Conservas Alonso es la conservera en activo más antigua de España. El año que viene soplará 150 velas. Y quiere hacerlo totalmente recuperada del resbalón que la compañía tuvo el pasado año, cuando cedió un 14,41 % de sus ventas, para cerrar el ejercicio con una facturación de 16,2 millones de euros, frente a los 19 del 2020. Claro que las cuentas de ese año incorporaban el efecto pandemia, ese que llevó a los clientes a acaparar mercancía en previsión de lo que pudiese ocurrir. Con el regreso a la normalidad, las cifras de venta han vuelto a las de la época anterior al covid 19.

Con esa desaparición de las compras de atrincheramiento se han confabulado otras dos circunstancias para contribuir a desinflar las cuentas de la conservera que con sede en Bueu. Una fue la salida parcial de uno de los gigantes de la distribución para los que Conservas Alonso fabrica latas con marca blanca. El acuerdo con la compañía condicionaba la política con el resto de los clientes, por lo que se dejó de trabajar una línea de producto, aunque «nunca se llegó a perder la relación comercial y, de hecho, ya se ha recuperado», explica Miguel Cabado, director de márketing y desarrollo de negocio.

Materia prima

El otro tropezón vino dado por la escasez de materia prima para fabricar una de sus enseñas, con permiso del bonito del norte: el mejillón. Y no cualquiera, sino el que lleva sello de la DOP (denominación de orixe protexida). La menor disponibilidad el año pasado de Mexillón de Galicia —se certificó un 8,5 % menos en el 2021— ha pasado factura a una compañía que tiene «como política de producto un estándar elevado y únicamente emplea bivalvo certificado». Tanto en su marca insignia, Palacio de Oriente, como en la marca blanca que elabora para buena parte de las cadenas de la gran distribución española.

A eso se suma el mayor coste de aprovisionamiento, dado que los precios del bivalvo han subido de forma exponencial, según explican desde la compañía, lo que ha obligado a revisar al alza los contratos. Además, esas tablas no animan al sector extractivo a comercializar los tamaños pequeños, que, explican desde Conservas Alonso, eran los que representaban mayor volumen de venta.

El otro lastre fue el calamar. Fallos de suministro han obligado, incluso, a suprimir esta gama del surtido de algunas cadenas.

Pero si el resultado es «malo», no es, ni mucho «una situación dramática», apunta Cabado, que señala que la empresa confía en recuperar la facturación «a pesar de todas las dificultades». Porque ha subido «absolutamente todo: el aluminio, cartón, bonito, mejillón, calamar, suministros, luz, gas...» Es, por tanto, difícil, pero no imposible. De hecho, según Cabado, las cuentas a estas alturas del año están ya por encima del año pasado.

La compañía, que tenía sus oficinas en Vigo, ha concentrado todos los servicios en Bueu y busca ahora una salida para las instalaciones propias que ha dejado libres en la ciudad.