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Iván Alonso-Jáudenes: «Una lata de ocho mejillones a diez euros es extremadamente cara»

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

RAMON LEIRO

El envase rojo es el fetiche: de aluminio, no se oxida y es infinitamente reciclable

13 jul 2021 . Actualizado a las 15:33 h.

Representa a la quinta generación de la empresa familiar más antigua de España del sector conservero en activo. Iván Alonso-Jáudenes Corbera (Vigo, 10 de agosto de 1967) es el director general de Conservas Antonio Alonso, más conocida como Palacio De Oriente.

-Mi tatarabuelo comenzó el camino. Hay una duda de si era de Baiona o de A Guarda, pero emigró siendo muy joven a Cuba. Se instaló allí en Matanzas. Empezó a trabajar, se casó allí. Luego decidió volver a España y constituyó la empresa.

-Desde aquel 1873 os habéis tenido que enfrentar a la exportación, a negociar con países diferentes, a tener lazos de amistad con aquellos que tenían la hojalata y que estaban ubicados en el País Vasco, a mantener los buenos lazos con La Habana para exportar sardina.

-Sí. Mi tatarabuelo emigra a Cuba, un mercado muy importante hasta que entra Fidel y su nacionalización. Muchos de los cubanos emigran a Miami, y de ahí que nosotros tengamos un mercado importante en Florida. También estamos en Francia, Japón, Inglaterra, Italia, Costa Rica, República Dominicana, Colombia, México, Austria... Nuestro deseo es continuar creciendo en exportación. Hoy representa un 15 % de nuestra facturación. Este año en octubre estaremos en la feria mundial de Dubái, con la idea de abrir ese mercado de Oriente Medio (Arabia Saudí, Dubái, Kuwait, Baréin), que es importante, potente y estable.

-En resumen, más expansión.

-Sí, y esa expansión tiene pilares en nuestro plan estratégico 2020-24. Vivimos en un mundo globalizado y tenemos que traer pescado de cualquier parte del mundo: Sudáfrica, EE. UU., Asia... para cubrir la demanda. Nuestro producto fetiche siempre ha sido el bonito del norte, pero también fabricamos muchísimo mejillón. Yo me atrevería a decir que somos una de las grandes conserveras fabricando mejillón. Y además 100 % gallego y 100 % con denominación de origen protegida Mexillón de Galicia. Fabricamos tanto como 1.500 toneladas de carne de mejillón al año. Las conserveras nos estamos especializando, y nosotros siempre hemos apostado por estas dos referencias. Respecto al sector en general, vive un momento bonito pero con enormes dificultades por la escasez de materia prima. Este año es complicadísimo. Falta de todo: falta pulpo, zamburiña, calamar, tomate. Las materias primas están subiendo a nivel general, y este es uno de los problemas que estamos afrontamos.

-Confírmame, ¿seguimos en un momento de concentración del sector y de desembarco de capital extranjero para comprar empresas?

-Estamos en un proceso de concentración y el capital extranjero está llegando. Ha habido compras de empresas italianas, chinas... No creo que la concentración sea necesaria, pero el propio paso del tiempo la va a imponer. Empresas más grandes, más fuertes, más potentes, más competitivas...

-¿Palacio de Oriente qué papel va a jugar en este proceso?

-Palacio de Oriente tiene ilusión por seguir creciendo y liderar el sector como empresa 100 % gallega. ¿Qué pasará en el futuro? Las circunstancias nos irán marcando el camino. Pero hoy por hoy nuestro objetivo es implantar el plan estratégico, crecer y asentar nuestra posición.

-Hablemos de la lata roja.

-Es nuestro fetiche. Las latas rojas son todas de aluminio, no de hojalata, lo que aporta un montón de ventajas. No oxida, son más ligeras, abrir la lata es más sencillo. Nosotros siempre hemos apostado por el aluminio. Es un metal que es infinitamente reciclable (la hojalata se recicla muchísimas veces peor con el paso del tiempo y después de haber reciclado va perdiendo características). La mentalidad de sostenibilidad nos convence más. Y desde el punto de vista de diseño en las latas litografiadas es mejor...

-¿Qué te parece una lata de 8 mejillones a diez euros?

-Carísima. Extremadamente cara.

-La hay en el mercado.

-Sí, la hay.

-¿Estos mejillones son mejores que otros?

-Depende del origen de ese mejillón. Pero nosotros apostamos por la denominación de origen y consideramos que el mejillón de Galicia es el mejor. No hay ninguno que pueda valer el diferencial del que estamos hablando.

-¿Comes conservas?

-Sí, pero el fin de semana no se me ocurre abrir una lata de mejillón. ¡Los veo aquí todos los días! En fin, sí los como, pero menos de lo que debiera.

-Sede social ...

-En Vigo aunque proyectamos unificar oficina y fábrica, que la tenemos en Bueu. Quizá la unificación la hagamos este año o el próximo. Nos iríamos todos para Bueu, y entiendo que allí estaría la sede social de la compañía.

-El capital es 100 % familiar.

-Sí. Somos cinco familias y todas están presentes en el consejo de administración. Solo dos personas de dos ramas distintas trabajan aquí.

-¿Os lleváis bien?

-Fantásticamente bien, y afortunadamente. Creo que no puede ser de otro modo. El éxito de futuro de una empresa familiar es llevarse bien entre los socios y entre la familia. La empresa familiar hay que gestionarla de manera distinta a que si no lo fuese. Pasa por entendimiento entre toda la familia, por tener un objetivo claro definido. Hasta la fecha nosotros no hemos tenido problemas de conflictos familiares.

-¿Nunca?

-Bueno, hace 80 años, en 1940, la segunda generación de los Alonso hubo un enfrentamiento. Uno de los cuatro hijos del fundador se separa y los otros tres continúan por otro camino. La verdad, siempre me he sentido respaldado por mi familia

-Fallece tu padre con 76 años y tú ocupas su puesto. ¿Qué pensaste ese primer día?

-Una gran pena por no estar mi padre, y luego una enorme responsabilidad de asumir una empresa que tiene 148 años, que somos la compañía en activo más antigua de Galicia en el sector de las conservas. También te asusta asumir esa responsabilidad pero tengo la suerte de tener un equipo fantástico. La marcha de cualquier empresa depende del equipo.

-¿Qué lección te dio algún trabajador de la compañía?

-Mi padre era un trabajador más y me ha enseñado [habla de él como si estuviese a su lado] muchísimas cosas, pero sobre todo a ser humilde y a tratar a la gente con respeto. Se acercan, me aportan ideas y yo me quedo más tranquilo con lo que estoy haciendo.