Autónomos pioneros en reducir su horario: «Chamábannos doutras panaderías dicindo que estabamos tolos, pero a nós compensounos»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Nati Cancela y Dani Pampín con su hijo pequeño en su panadería, al que llevaron al trabajo por no haber tener guardería esa jornada.
Nati Cancela y Dani Pampín con su hijo pequeño en su panadería, al que llevaron al trabajo por no haber tener guardería esa jornada. Capotillo

Por conciliación o «para tener algo de vida», Dani, Nanda y Ana acortaron las horas de apertura de sus negocios, de panadería, cosmética y frutería en Pontevedra. No se arrepienten de la decisión tomada

29 oct 2023 . Actualizado a las 19:48 h.

Se debate estos días sobre la reducción de la jornada laboral en España y la apuesta de PSOE y Sumar para que llegue a ser como máximo de 37,5 horas semanales. Tendrá que pasar el tiempo para ver si finalmente cuaja esa cuestión o no. Mientras tanto, a pie de calle, en ciudades como Pontevedra, todavía llegan los dedos de las manos para contar los autónomos o pequeñas empresas que apuestan por reducir su horario de apertura y, por ejemplo, toman la decisión de no abrir por las tardes o de acortar de otra manera su tiempo de atención al público para conciliar o simplemente «para ter un pouco de vida». Son escasos los que actúan así. Pero los que tomaron decisiones en ese sentido y llevan ya un tiempo considerable con el horario reducido pronuncian sin titubeos y con una sola voz la palabra clave para un negocio: «Compensa».

AMÁSAME BAKERY LAB

La conciliación progresiva de Dani y Nati. Comenzamos con el caso de una panadería y cafetería, Amásame Bakery Lab, con locales en las calles Eduardo Pondal y Castelao de Pontevedra. Este negocio lo abrieron hace cinco años Dani Pampín y Nati Cancela, que son pareja. La puesta en marcha de su proyecto empresarial, en el que actualmente trabajan ocho personas, coincidió con el nacimiento de Roque, el primero de sus dos hijos. Dani recuerda la dureza de los primeros tiempos para levantar el negocio y a la vez intentar conciliar: «O carriño de Roque estaba sempre na panadería, non era vida. Tiñámolo con nós por aquí porque do contrario non o viamos», indica. A él, que es hijo de panaderos, todo aquello le recordó lo que había vivido de pequeño: «Eu sabía o que era non poder pasar as fins de semana cos meus pais ou ir unha tarde verán á praia con eles». Así que, en cuanto pudieron, él y Nati tomaron decisiones. 

Primero decidieron que ellos no trabajarían los lunes, pero la empresa funcionaría igual. Pero vieron que eso no daba resultado: «Ao final seguiamos conectados». Así que, en el 2021, ya optaron por echar el cierre total los lunes (su negocio abre el resto de los días, incluidos los domingos): «Chamábannos doutras panaderías dicíndonos que estabamos tolos. Pero nós vimos que nos compensaba, que por fin tiñamos un día para atender á familia». Luego vino todo lo demás: comenzaron a cerrar también las tardes de los meses de verano y este último año, con el buen tiempo acompañando, mantuvieron el horario exclusivo matutino hasta llegado octubre.

¿Lo han notado en la caja? «A clientela adáptase e responde. No verán a xente marcha ás zonas de costa pola tarde, vai cara as praias e cara Sanxenxo... ¿que facemos nós abrindo todas as tardes e tendo aos rapaces sen atender? Non ten sentido ningún iso, hai que vender cando hai que vender, non se trata de abrir por abrir», indica Pampín. Cuenta también que hacer todos estos cambios llevó aparejado un trabajo importante de planificación. Por ejemplo, trabajan para la hostelería y tenían que atender muchos pedidos durante el fin de semana. Así que buscaron la manera de ofrecer a sus clientes de este gremio un plan precocido de calidad que le pudiesen llevar a los locales los martes y los viernes, para no acumular tarea los sábados y domingos. El panadero remacha: «O cambio é positivo. Eu xa o vira cando estiven de Erasmus traballando nunha panadería en Alemaña. Alí xa facían moitas cousas así»

Nanda Castro es una autónoma que hace ya cuatro años decidió cerrar su tienda dos tardes por semana para poder conciliar.
Nanda Castro es una autónoma que hace ya cuatro años decidió cerrar su tienda dos tardes por semana para poder conciliar. Capotillo

AROMARA 

Nanda, cuatro años conjugando el verbo conciliar. Nanda Castro es una autónoma pionera en Pontevedra. Hace cuatro años, cuando el debate sobre acortar la jornada laboral estaba lejos, ella colgó un cartel en su tienda, un negocio de cosmética llamado Aromara y ubicado en la calle Marquesa, diciendo que iba a cerrar dos tardes a la semana porque necesitaba conciliar. Tiene, por tanto, una larga experiencia en este sentido. ¿Cómo ve las cosas? «A mí personalmente me compensó, porque estoy cuidando a mi hija y porque la clientela se adaptó. Es más, me apoyó muchísimo. Pero también quiero dejar clara una cosa, que yo cierro la tienda, pero no dejo de trabajar esas tardes en teoría libres. Que no esté aquí no significa que no le dedique horas igualmente, y si lo hago así es porque de otra manera no resulta viable». Llegado a ese punto, Nanda Castro critica duramente la situación que viven los autónomos en España: «Cada decisión que tomamos nos sale del bolsillo. Los políticos hablan de conciliar y de acortar las jornadas con una alegría inmensa, pero luego la realidad es que los autónomos no tenemos derecho prácticamente a nada, ni asuntos propios, ni vacaciones, ni bajas... todo va a nuestra costa». Con ese panorama y en un período de inflación descomunal, ella comprende que muchos otros comerciantes no se atrevan a tratar de conciliar: «¿Acortar horarios? Compensa y el cliente se adapta, pero a la gente le da pánico porque los autónomos somos los últimos monos. Esa es la realidad». 

Ana Rocha, que por primera vez se atreve a mantener todo el año el horario exclusivo de mañana que solo aplicaba en verano.
Ana Rocha, que por primera vez se atreve a mantener todo el año el horario exclusivo de mañana que solo aplicaba en verano. Capotillo

O CAPRICHO DA FROITA 

El otoño en el que Ana cambió de rumbo. Ana Rocha regenta desde hace 17 años una frutería en la calle Leiras Pulpeiro. Reconoce que le costó mucho tomar la decisión de acortar el horario de apertura, y que lo hizo pasito a pasito. Primero cerró alguna tarde suelta en verano, luego quince días... y en los últimos años amplió la jornada exclusiva matutina a todo el período estival. Ahora, se ha atrevido a mantener ese horario también en verano. Y lo tiene claro: «Acurtar o horario da moito medo, pero compensa. A min a xente estame respondendo porque creo que o importante é que cando estea aquí estea ao 100 %, porque o cliente sempre se merece o mellor». Señala que en la zona donde tiene el negocio por las tardes apenas hay movimiento y que tuvo que hacer un ejercicio interior y liberarse del miedo para colgar el cartel con el horario de lunes a jueves de nueve a tres y los viernes hasta las cinco: «Se un cliente mo pide, eu veño cando o necesite. A miña intención é atender a todo o mundo, pero tamén poder gozar do que fago e vir contenta a traballar».