Tiendas que resisten en la milla de oro de Pontevedra: «Si no tuviésemos el bajo en propiedad hace 15 años que estaríamos cerrados»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Un cuarto de los negocios de Benito Corbal son empresas familiares frente a multinacionales y franquicias que ocupan buena parte de la calle

16 feb 2023 . Actualizado a las 16:54 h.

En la milla de oro de Pontevedra confluyen decenas de negocios. En realidad hay 80 comercios cuyos escaparates asoman a Benito Corbal, una calle en la que los gigantes textiles y las franquicias se han asentado en los últimos años y han convertido este medio kilómetro de asfalto y aceras en el objeto de deseo de comerciantes. Pero, como en la Galia de Astérix y Obélix, hay un puñado de negocios familiares que han resistido el empuje de la globalización. Sus dueños siguen levantándose cada día para ponerse detrás de un mostrador como antes hacían sus padres o incluso sus abuelos.

Desde las inmobiliarias reconocen que en esta calle los alquileres están condicionados por la ubicación, los metros de escaparate o la superficie, pero se podrían mover en una horquilla de entre 30 y 40 euros metros cuadrados, según Javier Tovar Inmobiliarias. Patricia Aboal, de Inmobal, pone números a algunas de estas propiedades. «Por un local con escaparte y cerca de 200 metros cuadrados en el entorno de Zara están pidiendo 12.000 euros al mes», explica. Este es un ejemplo, pero casi a la misma altura, los hay por cinco mil euros y apenas 50 metros cuadrados. Este tramo peatonal de Benito Corbal es el que tiene los precios más altos, pero ya cerca del hospital Provincial puede aproximarse a los tres mil euros por un local de 120 metros cuadrados.

Los que han conseguido sobrevivir con el paso de las años y el envite de muchas crisis no se cambiarían de la milla de oro por nada del mundo. Sara Santa María está al frente de Ferretería Villaverde junto a Gabriel Villanueva. Llevan 34 años en el número 37 de Benito Corbal. Son la cuarta generación de ferreteros, pero confiesa que el secreto de que muchos negocios resistan en esta calle es que tienen el bajo en propiedad. «Este tipo de negocios no se puede ir para otros sitio. Antes trabajábamos al por mayor, pero la peatonalización de la ciudad nos influyó mucho y ahora vendemos más al particular», explica una de las responsables de un negocio que tiene cuatro personas de cara al público junto a Massimo Dutti. Es uno de los mas veteranos de la calle junto a Caramelos Novás, que lleva seis décadas con el negocio en pie. Y es que esta calle es así. Entre las multinacionales florecen negocios de toda la vida, como ocurre con la mercería Anabeti o la joyería Fraga.

Joyamar está frente al Gadis que hace poco más de un año cambió la imagen de este tramo de la calle al trasladarse al garaje de Costa Giráldez. «Hace 31 años que mis padres abrieron la joyería, es importante que el bajo sea nuestro, pero nos ha ayudado mucho que Stradivarius se cambiase al lado», explica Javier Alba, que regenta el negocio junto a su hermano Andrés. Tener cerca una tienda de Inditex es un polo de atracción que agradecen.

El gigante textil tiene en Benito Corbal sus cinco tiendas, aunque Bershka cerrará esta semana para centralizar la marca en Vigo y el bajo vacío se unirá a los tres están en alquiler. No solo esta cadena domina la calle, en ella hasta 55 tiendas son franquicias o pertenecen a multinacionales. Inditex, H&M, Mango, La casa de las carcasas, Shepora, Springfield, Punto Roma, Parfois, Clarire’s, General Ópticas, Bimba y Lola, Tenezis, Perfumerías Avenida, Intimissimi, El Ganso, Ritual, Sfera o entidades financieras como Caixa Bank y Abanca, y supermercados como Gadis y Froiz, tienen las superficies más grandes de la milla de oro. Además de dos farmacias, hay negocios locales como A Devesa, Acuña y Xeve que también tienen sus despachos en una calle en la que solo hay una cafetería, Silathe, después de que la bocatería El Chiringuito se transformase en Seven, una tienda local de ropa de gente joven. Cerca de una veintena son tiendas que han crecido a pequeña escala con su base en Pontevedra.

Susi Su, en su tienda A Casiña
Susi Su, en su tienda A Casiña RAMON LEIRO

Origen local

Leticia Santiago es la empleada mas veterana de Naty, una tienda próxima al hospital Provincial. La marca es local, pero se hace fuerte gracias a sus dos tiendas en la ciudad, una en A Estrada, otra en Boiro y una más en Ourense. «Eso ayuda, antes teníamos fábrica propia, cuando vino la crisis se cerró y ahora trabajamos con proveedores», explica Santiago, que lleva en esta ubicación desde el 2013. En esta misma línea está Vikoca, una firma gallega con tiendas en Ferrol, A Coruña, Vigo y Pontevedra desde hace cuatro años, y Krack, que tiene la sede en Pontevedra, pero tiene ya 59 tiendas en todo el territorio nacional.

«Si no tuviésemos el bajo en propiedad hace 15 años que estaríamos cerrados», apunta Miguel Magariños, que junto a su hermana está al frente de Macos, una tienda de moda masculina, que reconoce el tirón de Zara. Ellos llevan desde 1973, cuando su padre, un hombre emprendedor, se empeñó en abrir en Benito Corbal, ya entonces la milla de oro que hoy sigue siendo. «Antes podías tirar para adelante sin conocimientos, pero ahora es difícil. Las marcas fabrican, distribuyen y también venden», explica Magariños.

Muy cerquita de donde Miguel vende ropa está Cristina Mazzucchelli, una empresaria vilagarciana, que dirige Cuatro Estaciones. Cuando hace una década escogió Benito Corbal ni lo dudó. No había otra calle. Lo mismo hizo en la capital arousana y en Baiona. «Tengo que estar donde está todo el mundo», apunta, recalcando que Zara imprime vida a la calle. Hace tres años Susi Su también se unió a los comerciantes que antes y ahora ven en la milla de oro su porvenir. Abrió A Casiña después de que su negocio ardiese en la avenida de Vigo. «Cuando busqué un bajo para volver a abrir, lo tenía claro. Esta es una calle comercial y de paseo. Tiene los alquileres muy altos, pero mucho tránsito de gente», explica la responsable del bazar, que pese a su origen asiático, quería un nombre gallego para su tienda. Ella es una más de una calle de contrastes.