Indemnizan en Pontevedra a un paciente al que identificaron y medicaron por la pulsera de otro

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

06 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A un vecino de Bueu acaba de serle reconocida una indemnización de 1.500 euros, la mitad de lo que reclamaba, por una serie de errores médicos ocurridos en los hospitales Álvaro Cunqueiro de Vigo y Provincial de Pontevedra. Le sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número uno de la ciudad del Lérez es firme y, por lo tanto, no se puede recurrir.

La misma reseña que el cúmulo de errores comenzó el Día de Reyes del 2019. A raíz de sufrir una caída en la calle golpeándose la cabeza aquel 6 de enero, quien por entonces tenía 76 años tuvo que ser derivado al Álvaro Cunqueiro donde se le intervino quirúrgicamente en Neurocirugía. Su evolución era favorable hasta que el 15 de enero, para mitigarle un leve dolor de cabeza, se le pautó paracetamol. Sin embargo, «por error se le inoculó un potente sedante (Midazolam), que le produjo un deterioro brusco del nivel de conciencia con graves consecuencias para su salud». Al parecer, el error fue consecuencia «por la similitud de los envases de ambos fármacos».

Regresó a la uci y prolongó su hospitalización por esta causa, reseña la sentencia que alude, asimismo, que a finales de mes fue trasladó al Provincial para recibir tratamiento rehabilitador. Y fue al ingresar en planta cuando se produjo el segundo error: «Le pusieron la pulsera identificativa de un paciente distinto», circunstancia que «conllevó la administración de fármacos y menú inapropiados para su dolencia».

En relación con este equívoco el magistrado es contundente: «Las consecuencias pudieron haber sido fatales: que lo sometiesen a la intervención quirúrgica prescrita para el otro paciente, que le administrasen fármacos incompatibles con su dolencia... También para el otro enfermo al que correlativamente se le habría implantado la pulsera del actor».

De hecho, fue su hija quien, al día siguiente, descubrió el error de la pulsera, «siendo reconocido por el personal enfermero y facultativo». Finalmente obtuvo el alta hospitalaria el 7 de febrero, dos meses de haber sufrido la caída.

Ambos dislates son calificados en la sentencia como «graves e inexcusables», de tal modo que «constituyen un funcionamiento anormal del servicio público sanitario».