«Fraga era de la tierra en todo»

m. cheda SANTIAGO / LA VOZ

PONTEVEDRA

17 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Primer presidente de la Xunta autonómica, a Gerardo Fernández Albor (Santiago, 1917) lo sucedió el león de Vilalba al frente del centroderecha gallego. Llegaban los ochenta a su ocaso y asomaba el orto de la era don Manuel. Conoció bien a los dos Fraga: al de la oposición y al gobernante.

-En general, los gallegos recuerdan al Fraga poderoso. Pero hubo uno anterior, el de los inicios de AP, un Fraga en minoría que usted trató mucho. ¿Cómo era aquel?

-Aquel Fraga era un gran trabajador, como lo fue luego el de las mayorías absolutas. Juntos pateábamos la tierra para conseguir que Alianza Popular entonces fuese un partido de masas como lo es hoy con el nombre de PP. Recorríamos todos los pueblos pequeños de Galicia, entrábamos en los bares, hablábamos con la gente a la salida de las misas...

-Serían días de anécdotas...

-Recuerdo el día de mi primer mitin. Cuando acabamos, tuvimos comida y, justo al salir de allí, en el pueblo siguiente, nos habían preparado una merienda con empanada. Le dije: «No puedo más». Y él me contestó: «Hay que comer en todos los sitios, que si no a la gente le parece mal. Come». Casi me indigesto. Otra vez, en Ribadavia, en una feria del vino, estábamos probando las diversas marcas de la tierra. Y yo, que no acostumbro a beber, llegó un momento que tuve que pedir un poco de pan y queso para no marearme. Y él, en cambio, como si nada. Aguantaba lo que le echasen. Era un fenómeno hasta en eso.

-Para que él entrase en Galicia en el 89 usted hubo de salir. ¿Resultó difícil aquello?

-No. Me hicieron la moción de censura, yo salí y él vino a ganar las elecciones, no sé si con la intención de permanecer definitivamente o no, pero en todo caso se quedó. Se enamoró de esta tierra, decidió no andar pensando en otras cosas y se hizo tan querido y necesario que luego obtuvo cuatro mayorías absolutas. Y, cuando dejó de tenerlas [en el 2005], no fue solo por el ataque de enemigos y la injusticia del Prestige, sino también porque su salud ya no era la misma. Recuerde que en un debate parlamentario [en el 2004] se mareó. Y eso que tenía allí siempre un vaso con...

-Con agua.

-No, con agua no. De agua ni hablaba. Líquido ayudado de algo de alcohol o así, para reforzarlo. Solía beber albariño, ribeiro... Él era muy de la tierra en todo. En su manera de ser, en su capacidad de trabajo y también en sus gustos.

-Como presidente de la Xunta, ¿qué fue lo mejor que hizo?

-Pienso que darnos 16 años [de gobierno] que han pasado como un relámpago, sin incidente ninguno, todo en tranquilidad... Si usted piensa en lo que es hoy un mes y lo que eran entonces cuatro años, le parecerá que aquello voló. La gente estaba tranquila, gobernada... Galicia progresaba.

-¿Y lo peor?

-Quizás el dejarse engañar por muchos de los suyos que no le fueron leales. Le falló en alguna ocasión la psicología de los personajes, sí, la lealtad de los individuos.

-¿La de quiénes?

-Nada de nombres.

-Fraga ha muerto solo meses después de dejar la política. En cambio, usted hace muchos años ya que supo abandonarla y hallar otras ocupaciones. Son dos modelos de retirada divergentes. ¿El mejor?

-El suyo. Si yo fuese requerido o supiese que podía seguir sirviendo políticamente en primera línea, lo haría también. Pero yo no soy Fraga y busqué mi camino.

-Hablaron por última vez...

-La semana pasada, por teléfono. Me saludó ya con cierta dificultad. Yo no quería darle la lata, por eso solo le dije que se pusiera bien, que le mandaba un abrazo y esas cosas. A partir de ahí, hablé con la hija.

-¿No debería haber un protocolo de actuación para muertes de presidentes de la Xunta?

-Sí, y no lo digo por mí.

Gerardo Fernández Albor primer presidente de la xunta autonómica (1982-1987)