Un joven polizón congoleño lucha por conseguir el estatus de refugiado político en España Un joven de 25 años, el único polizón que consiguió llegar a Galicia a bordo del mercante «Fratzis», arribado a Marín el pasado domingo, aguardará hoy con impaciencia el resultado del recurso presentado ante el Ministerio del Interior, contra la denegación de su estatus de refugiado político. En 48 horas, el joven africano sabrá si podrá continuar en España o si deberá ser repatriado a su Congo natal. Su letrado de oficio aún puede presentar un recurso contencioso administrativo ante la Audiencia Nacional, como última vía para impedir el regreso forzoso del joven a África. Ayer por la noche, todo era incertidumbre.
29 oct 2001 . Actualizado a las 06:00 h.El polizón subió al Fratzis en el puerto de Douala (Camerún), junto con otro grupo de personas. La tripulación fue descubriéndolos a todos, uno a uno, y dejándolos en los puertos africanos de Abidján (Costa de Marfil) o Dakar (Senegal), mientras el mercante hacía su viaje comercial, recogiendo madera para descargar en los puertos europeos. Pero el joven congoleño fue relativamente más afortunado. Los marineros del Fratzis no supieron de su existencia hasta que el buque estaba cerca de las islas Canarias. El capitán optó por seguir la ruta trazada, ante los graves perjuicios económicos derivados de un regreso a costas senegalesas. El mercante llegó al puerto de Vilagarcía el pasado viernes y allí pidió asilo político a los representantes de la Subdelegación del Gobierno, asesorado por su abogada de oficio. El joven afirmó sentirse perseguido -él y su familia- por la Force Armé Congolais, una de las fuerzas políticas armadas que actúan en la República Democrática del Congo, antiguo Zaire. En un francés correcto, apuntó que temía por su vida si regresaba a Kinshasa, la capital del Congo y su lugar de residencia. Las autoridades intentaron verificar la historia. Entre los esfuerzos realizados en este sentido, también contaron con la colaboración del embajador de la R.D. Congo en España. Lo visitó en el camarote, donde está retenido. Confirmó su nacionalidad, pero no su historia. La Oficina de Asilo y Refugio tampoco le creyó y ayer por la mañana le denegó el estatus de asilado político. Varias organizaciones no gubernamentales sí aceptaron su palabra, así como su abogada, quienes luchan por conseguir que no haya repatriación. Por su parte, un portavoz de la aseguradora del barco mencionó sus sospechas de que la historia del joven polizón no correspondiese a la realidad. «Yo creo que ya venía a este país con una falsa promesa como otros muchos casos. Llegan aquí y lo que sucede es justo lo contrario», manifestó. También incidió en que el polizón gozaba de buena salud. «El armador no va a abusar de esta persona. No lo pone a trabajar. Le dijeron si quería, pero dijo que no. Entonces, lo tuvieron que encerrar en un camarote por seguridad, donde lo tratan bien», concluyó.