¡Catarsis!

Pedro Armas
Pedro Armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Rungroj Yongrit | EFE

30 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Mundial de Catar puede ser una catarsis. Una catarsis es una purga ritual entre individuos impuros, que quedan liberados, transformados, tras una profunda experiencia colectiva. Ese efecto purificador se consigue mediante una escenografía trágica que suscita emoción y conmoción, admiración y comprensión, pero también indignación y consternación. El Mundial puede verse como una tragedia.

Para la FIFA, la Copa Mundial de Fútbol es una mordida. Para Catar es propaganda, campaña de imagen. Se retransmite durante un mes, a todas horas, urbi et orbi, para mostrar no el poderío futbolístico del país, eliminado en la primera fase, sino la eficacia de su sistema económico petroleado y de su sistema de gobierno autocrático, frente a la ineficacia de las partitocracias occidentales, otrora sus autoridades coloniales.

Catar es ingeniería de presunción arquitectónica, económica, financiera y social. Catar presume de: levantar estadios modernos, ocultando que murieron miles de trabajadores al construirlos; ser uno de los mayores productores de gas y petróleo, ocultando que es uno de los países más contaminantes del planeta; comprar lo que quiere y donde quiere, ocultando que compra también a quien quiere; no cobrar impuestos, ocultando que solo el 10 por ciento de la población tiene ciudadanía catarí; gozar de la renta per cápita más alta del mundo, ocultando la desviación típica de la muestra; haber actualizado su código penal, ocultando que mujeres y homosexuales pueden ser flagelados o lapidados en aplicación de la sharía

Los seleccionados españoles interrumpen la Liga y acuden a Catar como quien visita un oasis exótico. Evitan comentar flagrantes delitos contra los derechos humanos, porque no son activistas. Dicen respetar la cultura local, aunque a veces sea incultura, porque no quieren parecer eurocéntricos. Si fuese campeona la Roja, el Mundial no sería una tragedia, sino un drama épico con final feliz o incluso una comedia llena de gags luisenriquianos. Sería una… ¡Catarsis!