«A la gallega»

Cristina Gufé LICENCIADA EN FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN. ESCRITORA

OPINIÓN

Kiko Huesca | Efe

21 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado sábado 4 de diciembre se emitió una entrevista que concedió el periodista Pedro J. Ramírez a una cadena de televisión. En un momento de la charla utilizó la expresión «a la gallega», refiriéndose con ella al modo en el que alguien hacía algo o dejaba de hacerlo; en este caso, el aludido era Mariano Rajoy, ex presidente del Gobierno de España. Después de oír esto se podría pensar: ¿qué quiso decir? Sospecho que no sonaba a algo elogioso, sino más bien peyorativo; podríamos decir que usó una desafortunada expresión, pero quizá sea más grave porque el asunto, si se analiza, no solo es despectivo utilizado en ese contexto, sino incongruente, al no respetar un principio lógico conocido como de no contradicción, según el cual algo no puede ser y no ser al mismo tiempo.

¿Puede alguien que sea gallego hacer algo que no sea a la gallega? Parece que no. Podría ser que el señor Ramírez hubiera imaginado que en Galicia sus habitantes permanecen en total quietud, como si durmiesen 24 horas cada día, ya que ese sería el único modo de que los gallegos no hiciesen las cosas a la gallega; pero le puedo asegurar que, si se aproxima a ese país, él mismo podrá comprobar que los gallegos se levantan por la mañana, los niños van al colegio, los adultos al trabajo y la escenografía de la estructura social se parece mucho a la de otros lugares del mundo. Los médicos, los fontaneros, los albañiles, los abogados, etcétera, en Galicia realizan sus funciones a la gallega; pero si utilizamos la expresión «a la gallega» en el sentido peyorativo que empleó el señor Ramírez, creo que esto es incorrecto. ¿Les gustaría a los catalanes, o a los vascos, o a los riojanos, por poner algún ejemplo, que alguien utilizase la expresión hacer algo «a la catalana», «a la vasca», «a la riojana», etcétera, para significar con ello que algo se hace mal, de forma opaca, o no se hace? En Galicia nadie es culpable de que uno de los nativos de la aludida comunidad —que debe ser un filón antropológico— hubiese sido elegido presidente del Gobierno de España. Si Rajoy hizo algo mal, claro que lo hizo a la gallega, y también lo habría hecho de ese modo si algo lo hubiera o hubiese hecho bien. Los vecinos del señor Ramírez no tienen la culpa de que él utilice expresiones ilógicas y vacías de significado.

¡Pobres generalizaciones! Nos tapan con un telón oscuro los matices que el arco iris se molesta en mostrar sin que le prestemos la menor atención al creer que ya está muy visto; y pobres hombres y mujeres «de la cultura», al no poder verse libres de los tópicos circundantes que nos envuelven y nos convierten en ovillos cada vez más grandes rodando por los suelos. Nadie hace algo bien o mal por nacer en un lugar, sino por la propia competencia en su profesión y, sobre todo, por su valía como persona.