La barca de Amador

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

Javier Guitián

16 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La Voz publicaba un interesante artículo de Francisco Albo que hacía referencia al «Plan piloto de recuperación de las tradicionales barcas de paso fluviales» que promueve el consorcio de A Ribeira Sacra. Según los datos, hasta una docena de embarcaciones facilitaron el paso de personas y mercancías, hasta mediados del siglo pasado, entre las dos orillas del sistema Sil-Miño en ese territorio.

Las barcas cumplían funciones económicas y sociales, además de esparcimiento. Eran importantes en el transporte de mercancías entre las orillas y facilitaban el contacto social. Los vecinos las utilizaban para transportar uvas, castañas, patatas..., o asistir a ferias, fiestas o entierros. Pues bien, a finales de la década de los setenta, en uno de nuestros primeros periplos veraniegos que todavía mantenemos, caminamos desde Puebla de Sanabria a O Courel, subiendo el cauce del río Tera, y pasando por Pena Trevinca, Castroquilame, Las Médulas y Carucedo, hasta llegar a La Barosa, atravesando los túneles de la nacional 120 todavía en construcción.

Desde el pueblo descendimos a una vega y vimos que el caudal del río no permitía atravesarlo. Allí preguntamos si había alguna manera de cruzar a la otra orilla y se nos indicó que nos acercáramos hasta el cauce y frente a la aldea de Cancela gritáramos fuerte «Amador», el barquero. Así lo hicimos y en pocos minutos apareció un hombre que se desplazó en barca hasta nosotros. En dos viajes nos trasladó a todos con nuestras mochilas hasta la otra orilla por cinco pesetas, y desde allí pudimos continuar nuestro periplo hacia Santo Tirso de Cabarcos, Oencia y, finalmente, O Courel.

La barca de Amador era una embarcación de las denominadas «barcas do Sil». Con fondo plano y planta rectangular un poco más estrecha en la delantera, se levantaba en ángulo obtuso en el frente para facilitar la navegación. Probablemente, la embarcación pertenecía a la denominada «variante de Covas» propia de la comarca de Valdeorras. La construcción de puentes y embalses acabó con la profesión de barquero y fue más o menos en torno a finales de los años setenta cuando las barcas fluviales dejaron de prestar servicio con regularidad.