Esto ya lo sabíamos

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Eduardo Parra - Europa Press

30 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta vez estuvieron diligentes. Cinco minutos después de que el presidente de Alcoa anunciase el despido de 534 de los 633 trabajadores de la planta de producción de aluminio de San Cibrao, ya había iniciado la trifulca. Núñez Feijóo contra Pedro Sánchez. El conselleiro Conde contra el Gobierno. La ministra Maroto contra la Xunta. La misma contra Alcoa. Maroto contra la también ministra Ribera y viceversa. Y todos contra todos. Lo clásico.

Pero ni una propuesta. Ni una idea. Quim Torra, que no es precisamente un ejemplo, ha cogido la pancarta y anuncia un frente común ante el desbaratamiento de Nissan. Aquí, no. Solo la portavoz del BNG, Ana Pontón y el presidente provincial lucense José Tomé, apuntaron a la necesidad de entrar en el accionariado de la empresa o, lo que es lo mismo, nacionalizar lo que se privatizó durante décadas. Y a ello se sumaron también algunos alcaldes, algún sindicato y los trabajadores.

La crisis industrial no se ciñe únicamente a A Mariña de Lugo, aunque en este caso el final estaba anunciado, después de que se recurriese reiteradamente a nuestros ahorros para dar oxígeno a una empresa que hace ya tiempo que mostró su intención de trasladarse, pese a los más de mil millones que se lleva para hacer frente a los costes energéticos, que cayeron a la mitad en los últimos años. Y en otros lugares, pongamos Francia y Alemania, los responsables políticos aportan soluciones, con nacionalizaciones parciales o totales. Pero actuando.

Nadie podrá decir que el anuncio de despido masivo de Alcoa le ha pillado desprevenido. En realidad ya se habló de su caducidad incluso antes de la inauguración. Son incontables las gestiones y reivindicaciones de los trabajadores y de toda A Mariña en los últimos años. Y nadie movió un dedo por salir en su auxilio; siguieron instalados en los cómodos despachos echándose las culpas unos a los otros, cuando lo cierto es que ambos gobernaron España y Galicia y oportunidades tuvieron para tratar de solucionar el asunto. Sabíamos que iba a ocurrir. Lo sabíamos todos. También los que tienen la solución en sus manos. Pero ni se inmutaron. Ya saben lo de aquel filósofo alemán, Friedrich Wilhelm Joseph, que decía que la felicidad es un estado de pasividad. Y por eso, sin hacer nada, son tan felices.