La escena es conocida. Y hasta cierto punto memorable. Ocurrió en la noche electoral del 28A, ante la sede del PSOE en la calle Ferraz. Los socialistas congregados allí mandaron, a coro, un mensaje claro, contundente y resonante a Sánchez: «¡Con Rivera no!».
La frase se refería a las posibilidades de un pacto con Ciudadanos que no acaba de ser popular entre los españoles (dice el CIS de Tezanos). Impactó. Y aún tiene su peso en el complicado escenario postelectoral que nos ha dejado la doble cita con las urnas.
Es un eslogan poderoso. Con fin político ha aparecido en varios artículos y ha circulado unas cuantas veces por las redes sociales en el último mes. Con otro significado resucitó anteayer. Fue utilizado por muchos para demostrar su disgusto y rechazo ante la barbaridad que dijo Fran Rivera.
El torero, afín a la polémica, se atrevió a hablar por boca de todos los «hombres» y explicar / justificar (supongo que sin querer, luego intentó aclarar, pero sin rectificar) la difusión de un vídeo de contenido sexual que acabó con el suicidio de una mujer. «No somos capaces de tener un vídeo así y no enseñarlo», dijo arrogándose una representación que no le corresponde y haciendo algo muy complicado: poner de acuerdo en las redes a personas que suelen pensar diferente, pero que estos días hubieran gritado juntos con gusto «¡Con (Fran) Rivera no!».
