La grave crisis del «prêt-á-porter» en Francia

Asunción Serena

MERCADOS

SARAH MEYSSONNIER | REUTERS

Los efectos de la pandemia, la inflación y el no haberse adaptado a la estrategia digital explican el declive de las marcas de moda popular nacidas en la década de los 80 y 90

09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El prêt-à-porter francés sufre una grave crisis. El sector de confección que se diferencia de la alta costura está en plena mutación, y las empresas no han sabido adaptarse a los nuevos modos de consumo. Desde el pasado otoño, rara es la semana que no aparece una empresa con problemas de suspensión de pagos o quiebra. Camaïeu, Gap, André, Go Sport, Pimkie, Cop Copine, Xanaka o Kookaï son algunas de las firmas nacidas en su mayor parte en los años 80 y 90 y que van desapareciendo del mercado de la moda. Este «apocalipsis comercial», como lo llaman algunos, es debido a la acumulación de dificultades a las que han debido hacer frente las distintas marcas francesas: la crisis sanitaria, la inflación o la competencia en internet.

Pero este fenómeno se observa sobre todo en el llamado mass market o gama media, mientras que las firmas de primeros precios así como la alta gama evolucionan favorablemente. La disminución del poder adquisitivo y la migración de los consumidores favorece desde hace algunos años la expansión de marcas a bajo precio. Entre el 2019 y el 2022, el número de tiendas de las grandes marcas de descuento ha aumentado un 33%.

Mientras, el lujo no ha llegado a conocer verdaderamente ninguna crisis. Sus clientes no se han visto afectados en gran manera por la inflación, lo que les ha permitido registrar un crecimiento de ventas de dos dígitos, y en el 2023 se beneficiarán de la reapertura del mercado chino. Frente a ellos, el sector del prêt-à-porter se ha visto sacudido por la crisis del covid-19 a través de los confinamientos y las dificultades para transportar la ropa, que es producida mayoritariamente en Asia. Además, la industria de la moda también se encuentra en medio dos grandes transformaciones: por un lado, el gran auge de las compras de segunda mano gracias a las aplicaciones de reventa (según el Instituto Francés de la Moda, representan 6.000 millones de euros, y el número de franceses que se dedican a comprar artículos de moda de segunda mano ha aumentado un 15 % en un año); y por otro, los cambios en el comportamiento del consumidor cada vez más seducido por un enfoque más ecológico, lo que acaba orientándole hacia productos más caros.

Pero según explica Yann Rivoallan, presidente de la organización que representa al prêt-à-porter femenino, el mal es más profundo. Estas marcas desaparecen hoy porque no han sabido adaptarse a tiempo a la transformación digital, mientras que su más grandes competidores, Zara y H&M, han invertido masivamente en esta estrategia y se han impuesto en el mercado. «La crisis es sobre todo la crisis de las marcas francesas», reconoce a Le Monde Gildas Minvielle. Son marcas históricas que hasta el 2015 abrían tiendas para hacer frente a la disminución o estancamiento de la cifra de negocios, a pesar de estar en un contexto de mercado menos boyante. «Eso fue un error, sobre todo en un momento en el que debería haberse puesto el acento en el desarrollo del comercio digital, que hoy representan el 20 % del consumo». Hoy, el mercado está saturado y la competencia es tal que para hacerse un hueco es necesario comerse el mercado del otro porque no hay más espacio para crecer. No hay que olvidar el factor de la inflación, que agrava más aún los problemas que arrastra el sector textil. Todas las marcas han sufrido la subida de costes y el aumento de los alquileres en centros comerciales, mientras que las ventas han disminuido un 4,4 % en el 2022, lo que les ha impedido reconstituir el flujo de caja, Ahora varias firmas se enfrentan a la devolución de los préstamos avalados por el Estado y obtenidos en el 2020 y el 2021 para hacer frente a la caída de la actividad. Las marcas francesas siguen reinando en el mundo del lujo, pero en la gama media no tienen el poder ni la influencia de los grandes pesos pesados, como son hoy Zara o H&M.