Población activa y éxodo juvenil

Patricio Sánchez SUBDIRECTOR DEL FORO ECONÓMICO DE GALICIA

MERCADOS

Martina Miser

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un activo es todo individuo mayor de 16 años que está en condiciones de trabajar (lo haga o no). Incluye, pues, tanto a los empleados como a los parados. Además, buena parte de los indicadores del mercado laboral toman como referencia esta magnitud, de modo que su comportamiento tiene repercusión indirecta sobre el resto de indicadores habituales. Así, por ejemplo, la tasa de paro o desempleo no solo se ve afectada porque aumente (o disminuya) el número de parados sino que, al dividirse por los activos, también está condicionado por sus modificaciones.

En relación con esto, el mercado laboral gallego se caracteriza por la fragilidad de su población activa. Y esto ya era así en épocas anteriores a la crisis económica actual. Prueba de ello lo constituye el hecho de que, desde el 2010, el número de activos de Galicia se redujo en casi un 5 % hasta antes del estallido del covid (de 1,30 millones en 2010 a 1,23 en el 2019 ? último año completo sin crisis).

La pandemia no ha hecho otra cosa que acelerar este preocupante comportamiento y así, en el 2020, fueron 1,22 millones los activos en Galicia (veinte mil menos que el año anterior). Este descenso de casi dos puntos (-1,6 %), supone la caída más pronunciada desde el 2013 (2 %) y presenta, además la característica de que se concentra en las mujeres, al contrario de lo que sucede en el Estado español, donde son los varones los más afectados.

Estas cifras evidencian que las restricciones de movilidad obstaculizaron la búsqueda activa de empleo, provocando un importante descenso de la población activa el año pasado. La actual relajación de las restricciones ha permitido frenar la caída del número de activos en el último trimestre (-1,5 %) pero, aun así, Galicia sigue perdiendo personas en edad y condiciones de trabajar. ¿Cuáles son las causas que están detrás de este comportamiento?

La respuesta a esta pregunta combina dos factores de naturaleza diferenciada. En primer lugar, el comportamiento demográfico, con un estrechamiento de la base que hace que la incorporación de jóvenes sea cada vez menor. Pero no es este el único motivo, puesto que Galicia se ve afectada también por la fuga de personas (especialmente jóvenes) que se desplazan a otros territorios, tanto nacionales como extranjeros. Y aquí nos encontramos con el problema de que las estadísticas oficiales actuales no permiten cuantificar de modo exacto qué proporción corresponde a cada situación.

En cualquier caso y, aunque sea a modo de aproximación, la estadística de variaciones residenciales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística nos da cuenta en el año 2019 (último con el que se cuenta información disponible) que fueron más de tres mil jóvenes menores de 16 años (en concreto, 3.130) los que se desplazaron a otra comunidad autónoma o al extranjero. Toda una evidencia de que el éxodo juvenil constituye una realidad con efectos muy perjudiciales sobre nuestro mercado laboral.