El queso gallego que no necesita pan

MERCADOS

Rubén Lorán, en las actuales instalaciones de la firma.
Rubén Lorán, en las actuales instalaciones de la firma. ALBERTO LOPEZ

Los López Rancaño se introdujeron en el negocio lácteo con una ruta de recogida Ahora producen 80.000 kilos de queso al mes y cuentan con 4.000 puntos de venta en Galicia

25 ene 2023 . Actualizado a las 16:27 h.

José López Rancaño diseñó el eslogan «Con pan ou sen pan coma queixos Lorán», poco después de poner en marcha, junto a su esposa María Rancaño Fernández, Quesos Lorán, en Gontán, Abadín. Era el año 1973 y empezaron a fabricar las piezas que vendían en la zona de A Mariña, con 200 litros de leche.

En esas cuatro décadas la fábrica dio un vuelco. Amplió sus referencias hasta las actuales 23, elabora entre 75.000 y 80.000 kilos de queso al mes, según la oscilante demanda estacional, cambió de ubicación a una planta más moderna, que está pendiente de inversiones en este año y actualmente da empleo a 40 personas. Lo que no cambió en ese tiempo fue el eslogan, que definió a la empresa que actualmente dirige Rubén López Rancaño, uno de los hijos de los fundadores. Hace unos años intentaron renovarlo, pero se dieron cuenta de que no tenía sentido arrinconar un singular elemento de márketing, por el que los clientes identificaban perfectamente a la empresa de Abadín, que cuenta actualmente con 4.000 puntos de venta en Galicia y que distribuye la mayoría de sus referencias en la red nacional de supermercados de El Corte Inglés.

Aunque los orígenes de la familia se sitúan en A Pontenova, los del negocio están vinculados a Abadín, donde María Rancaño y José López empezaron a elaborar quesos en una pequeña fábrica con parte de la leche que recogían en el occidente asturiano. La primera vinculación de la familia, que nunca tuvo explotación de ganado, con el mundo lácteo fue una pequeña ruta de recogida de leche en la zona de Abres para Mantequilla Arias.

Esta empresa permitió a los López-Rancaño quedarse con la parte de la materia prima que necesitaban para sus primeros quesos, una producción modesta de 20 kilos al mes. En esos años todavía se recogían la leche en bidones metálicos de 40 litros, sin refrigerar. La retirada era diaria porque de lo contrario la leche podía estropearse.

Rubén López , que se incorporó a la empresa familiar con 18 años y que pasó por todas las secciones desde entonces, -hubo algunos años en que recorrió 100.000 kilómetros como un vendedor más- recuerda que aquellos tiempos eran complicados para poder sacar al mercado una producción homogénea, como la actual, por la falta de estabilidad en una materia prima que se veía afectada por la climatología y en la que eran desconocidos los actuales estrictos controles de calidad.

Desde el principio, Lácteos Lorán apostó por una red de distribución propia y relación directa con las tiendas, a las que servían la mercancía, sin pasar por ningún almacenista. Este sistema, que mantienen, con 12 furgones frigoríficos de reparto, que visitan 4.000 puntos de venta en Galicia, Asturias y León, les permitió acceder a un amplísimo panel de cata, sus propios clientes, que eran los que aportaban valiosa información a la empresa para tratar de mejorar sus quesos y adaptarlos a la demanda.

Pese a que la compañía no dispone de un departamento de márketing específico, algunas de las ideas que lanzaron al mercado en su momento fueron tan exitosas que las mantienen. Una de ellas fue el queso cremoso conocido como «da berza» en cazuela de barro. Decidieron servirlo así para que no se desbordara, con la idea de cambiar el recipiente con el paso del tiempo. No fue posible por la elevada demanda y según recuerda López, tuvieron que buscar un proveedor fuera de Galicia que suministrara las cazuelas para la distribución de 40.000 kilos de queso que elaboran cada mes. Ahora las adquieren en La Rioja.

Algo similar ocurrió, según recuerda López, con el requesón, otro de sus productos estrella, en el que fueron pioneros en el mercado. Cuando empezaron a venderlo en recipientes de cerámica creyeron que era temporal. No fue así.