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«La pesca está en el ADN del IEO, somos parte de ella, para bien y para mal»

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

EFE / Salvador Sas

Balguerías admite que aún no está normalizado el funcionamiento del instituto, pero está en vías de solucionarse

14 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Eduardo Balguerías (Madrid, 1957) repasó en A Toxa (en el marco del ForoAcui) los cien años de investigación que separan la época de Odón de Bueu, fundador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en 1914, y la que le ha tocado dirigir a él, en la que ha tenido que hacer frente a una pérdida de plantilla importante y una burocratización que a punto ha estado de esclerotizar el organismo. -¿Aún hay problemas de liquidez? -Más que de liquidez era un problema de no poder hacer uso de los presupuestos por las normas, que no permitían gastar más del 50 % de lo que había en el capítulo de inversiones. Para gasto corriente, empezamos la tramitación de generación de crédito con cargo al instituto; para las inversiones, hicimos una serie de exenciones para que permitieran gastar más de lo que nos habían puesto de techo. En esto cambió el Gobierno, los Presupuestos del Estado heredados se aprobaron en julio, antes de que nos dieran respuesta, y en ellos aparecen disposiciones transitorias que eximen de la intervención previa -otro de los problemas- a proyectos financiados con fondos internacionales. Ahora todos los OPI (organismos públicos de la investigación) estamos negociando con Intervención para ver qué se consideran proyectos financieros internacionales y en qué condiciones se pueden gestionar al margen de la intervención previa. En octubre estamos empezando a recibir contestaciones. Estamos en esa etapa: en que nos digan cuáles son las normas de aplicación a estos proyectos y adaptando nuestras herramientas y personal a las exigencias que vamos recibiendo.

-¿El funcionamiento está normalizado o persisten problemas como los que hubo en el IEO de Vigo, que no podían usar el ascensor y peligraban investigaciones? -Tiende a normalizarse, pero todavía no se puede decir que sea normal, porque estamos en esa fase de adaptación a las nuevas exigencias. Estamos en esa etapa.

-¿Pero falta mucho para que finalice esa etapa?

-No tenemos problema de liquidez, ni nuestros investigadores tienen limitaciones ahora mismo en el gasto corriente. En inversiones estamos tramitando los expedientes, una vez que se han aprobado los Presupuestos, y estamos adaptando nuestra gestión a las normas que nos va dictando Intervención como consecuencia de la interpretación de este artículo de la ley.

-En su exposición quedó patente que han reducido los días de mar dedicados a pesca. ¿Está perdiendo el IEO vínculo con la pesca? -No, lo digo tajantemente. Es un mantra que repito ante una percepción infundada de que el IEO ha hecho dejación de sus funciones. En absoluto.

-Pero es consciente de esa percepción y de que es generalizada. -Sí, pero es una percepción no fundamentada en datos objetivos y yo muestro datos objetivos: proyectos, evolución de los informes... Seguimos haciendo más informes para Pesca que para el resto de las Administraciones; seguimos yendo a todos los grupos de trabajo de todas esas organizaciones regionales de pesca.

-¿A todas? ¿NAFO, ICCAT...?

-Por supuesto. Tenemos tres equipos trabajando en ICCAT, solo en ICCAT: Santander, A Coruña y Málaga. Vamos a todas, de verdad. No hemos hecho dejación. No hemos dejado de hacer ni una sola de las campañas obligatorias. Al contrario, hemos hecho más. Por ejemplo, ahora se desarrolla la de la sardina, y la estamos haciendo nosotros también para Portugal, porque no tiene barco y el IEO lo está aportando solidariamente, como debe ser. Ocurre que antes el instituto prácticamente lo único que hacía era pesca y ahora hacemos mucho más. Pero eso no quiere decir que haya bajado el nivel, sino que tenemos obligaciones que antes no teníamos. Han aparecido otras políticas sectoriales, como la directiva marco de estrategias marinas, la planificación espacial marítima... y somos el organismo que, por mandato estatutario, tenemos la obligación de responder y poner medios. Antes la pesca era lo más vistoso porque prácticamente era solo pesca y ahora se habla de más cosas. Y sin olvidar -que eso parece que no cabe en la cabeza de algunos- que ambas cosas están relacionadas. No haríamos bien en desatender esas otras políticas porque van a afectar o están afectando ya a la pesca.

-Esto es, que el IEO sigue al lado de los pescadores.

-Yo creo que sí. Nos esforzamos mucho por hacerles llegar nuestro mensaje, nuestro apoyo, nuestra colaboración... Estamos todos los días en las lonjas, en los barcos de pesca... Yo entré en el instituto muestreando la lonja de Santa Cruz de Tenerife y embarcándome en los pesqueros que iban al Sáhara. La pesca está en nuestro ADN y somos parte de ella, para bien y para mal. Las peores relaciones son entre hermanos, pero con la ventaja de que se pueden decir lo que quieren y se siguen queriendo. Yo creo que estamos ahí o intentamos estar a todas. Otra cosa a lo mejor es que quieran más, pero la verdad es que somos los que somos y desgraciadamente no depende de nosotros.

-¿Cómo se hace más con menos? Porque la plantilla alcanzó en el 2016 su nivel más bajo.

-Con más horas de trabajo, para empezar. Y luego con colaboración de otros grupos de investigación en campos donde nosotros no tenemos actividad o somos insuficientes. Además, complementamos actividades; en vez de hacer una campaña de 30 días para evaluación de recursos y otra de otros 30 para otra exploración, hacemos una de 45 días para las estrategias marinas... Estamos intentando colaborar con instituciones para dar el salto tecnológico, ese que nos permita observar más y mejor con menos costo.

-¿Porque la red está obsoleta?

-No es que esté obsoleta. Ahora vas con un barco a un punto concreto en una época del año y obtienes un valor; la próxima vez que vayas, al mes, tendrás otro valor, lo que ha ocurrido entre medias lo estás extrapolando, pero no sabes qué ha pasado. Lo que queremos es sensores para automatizar o tecnificar la observación y poder estar haciéndolo permanentemente. Sería lo ideal, pero eso requiere hacer determinadas inversiones, desarrollos tecnológicos y en eso estamos trabajando, por ejemplo con la Politécnica de Valencia para ruidos submarinos que es uno de los descriptores, el undécimo, que introduce la estrategia marina.

-¿Tanto ruido hay ahí abajo?

-Esas noticias que aparecen de que ha habido exploraciones petrolíferas o maniobras militares en no sé qué sitio y han aparecido no sé cuantas ballenas muertas o varadas... Es uno de los teóricos impactos del ruido submarino. Se ha demostrado que hay una contaminación por ruido, pero también de otras ondas electromagnéticas que no sabemos muy bien cuáles pueden ser las consecuencias sobre la biota y el ecosistema. Esto es todo absolutamente novedoso y nos toca investigarlo, como el riesgo de tsunamis, que aún no podemos predecir.

«Nos reunimos más con la Secretaría General de Pesca que con los de nuestro ministerio»

«Resido en Madrid, si yo me asustara por la contaminación cada vez que salgo de casa, no viviría»

«La solución al problema de los plásticos la tenemos nosotros mismos»

La plantilla del IEO tocó fondo en el 2016: 143 personas menos que en el 2011, en el pico de la crisis. Ahora crecerá, pues se está incorporando el personal de la oferta de empleo del 2016, un retraso que es «competencia ministerial», dice Balguerías.

-Por cierto, ¿de qué ministerio, porque como dice solo les falta pasar por el de Corte y Confección? -Ciencia, Innovación y Universidades. El ministerio de Pedro Duque, que es como lo conoce todo el mundo.

-El regreso a Pesca, ¿descartado? -Personalmente, creo que podemos dar un mejor servicio a la pesca si mantenemos cierta distancia con nuestro cliente. Tenemos una buena relación con la Secretaría General de Pesca y tratamos de servirles al máximo. Nos reunimos más con ese departamento que con los de nuestro propio ministerio. Desde fuera se le puede dar más y mejor servicio y, además, incorporando otras perspectivas que no son la puramente pesquera. Perdiendo además esa desconfianza que existía de que los científicos escribían al dictado de la Segepesca. Nunca ha sido así, pero ahora la sospecha no se sostiene. Además, así tenemos acceso a más tipos de fondos.

-¿Está ya «dibujado» el sustituto del Cornide de Saavedra?

-Estamos elaborando también el pliego de prescripciones técnicas: cómo nos gustaría que fuera el barco en cuanto a habitabilidad, equipamiento científico, condiciones de navegación, emisión de ruidos, estabilidad... Tenemos el visto bueno de nuestros superiores, pero yo hasta que no lo vea escrito, firmado y sellado, no termino de creer las cosas. Esperamos que podamos tener el proyecto lo más pronto posible, porque vamos a solicitar fondos Feder y deben estar ejecutados en el 2023. -¿Debemos asustarnos por los plásticos y microplásticos?

-Yo vivo en Madrid, si me asustara cada día que salgo de mi casa por la contaminación, no viviría. Estamos expuestos a tantos agentes y a tantas cosas que al final te adaptas o te mueres de preocupación. O no comes, ni bebes, ni respiras, ni nada. Todo eso hay que relativizarlo. Hay que ser conscientes de que puede haber un problema, hay que analizarlo bien, documentarlo y tomar medidas una vez se llegue a conclusiones. Pero lo que decía el experto del IEO es que no deja de ser un problema de gestión... Si todos los países del mundo nos ponemos de acuerdo para prohibir y reducir los plásticos el problema se reduciría. Mauritania vetó el plástico porque se le morían las cabras, que se los comían. Al final, la solución la tenemos nosotros.