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Científicos detectan que la sardina que hay está concentrada en Galicia y Bilbao

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

MARTINA MISER

Perciben un aumento de la biomasa, aunque apenas hay ejemplares de un año

15 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La recomendación de los científicos del ICES que asesoran a la Comisión de cerrar la pesquería de sardina en el año 2019 ha dejado boquiabierta a la flota gallega. Sobre todo, porque, no de forma oficial pero sí oficiosa, tenían entendido que los biólogos españoles y portugueses habían regresado de la campaña Pelacus -que anualmente analiza la abundancia de sardina y otras especies pelágicas en aguas ibéricas- con buenas noticias sobre el estado del stock. Nuevas no exentas de peros; no obstante, con datos muy alentadores. Por ejemplo, corroboran lo que constataban los barcos en sus faenas diarias: que en Galicia hay sardina. «Había tempo que non víamos tanta», aseguraban desde Acerga (Asociación de Armadores de Cerco de Galicia) tras recibir la comunicación del cierre de la pesquería por agotamiento de la cuota. O como atestiguó gráficamente el patrón del Bolero, de Cambados, que captó en vídeo el regocijo de su tripulación al tener la cubierta de su barco llena a rebosar de xouba horas antes de que también el xeito tuviese que colgar el aparejo por haber sobrepasado el cupo de sardina.

Y eso han visto los científicos del IEO (Instituto Español de Oceanografía) y los del portugués IPMA (Instituto Portugués do Mar e a Atmósfera): que la mayor parte de las 56.000 toneladas -973 millones de peces- de sardina que se estima que hay en el caladero, se encuentra en Galicia. Casi 23.000 toneladas en el norte de la zona IXa -entre el Miño y el sur de Fisterra-, calculan los biólogos. Mientras, en la zona occidental del Cantábrico, habría 18.000 y en la parte oriental, 15.300.

Abundancia en las Rías Baixas

Las mayores concentraciones de la especie se vieron en la ría de Vigo, en el interior de Arousa -como lo evidencia el ‘Dio-lo pague’ que soltó Luis Martínez al subir al Bolero sus últimas capturas antes del cierre-, y en frente a Malpica y el entorno de las islas Sisargas.

Los científicos detectan también un «significante incremento de la biomasa», a pesar de que los juveniles, ejemplares de un año, apenas suponen el 10 % del stock y, además, se hallan localizados fuera de Galicia.

Otra apreciación que han hecho en la evaluación es que, en el norte de las aguas gallegas, la sardina está muy mezclada con la caballa y posiblemente esa concurrencia se deba a que la primera se está alimentando de huevos de la segunda. Esto, advierten, no es algo nuevo, pero en esta ocasión, la concentración de sardina ha sido más elevada que la observada en campañas anteriores.

Cerqueros y xeiteiros afirman que el mar está repleto de ejemplares de este pelágico Lo que sí dejan claro desde el IEO es que, fuera de las aguas gallegas, la especie escasea. Solo se ve alguna concentración importante en Bilbao y ponen de relieve la falta de este recurso en la parte interior del golfo de Vizcaya, corroborado además por la ausencia de huevos. La explicación más plausible a este fenómeno es que la corriente ibérica hacia el polo «presente solo en la parte occidental, como por ejemplo las aguas gallegas, contrasten con las frías y menos saladas en las aguas orientales.

Apuntan también la pobre producción del 2017, de la que pocos ejemplares se encontraron en el área de mayor abundancia, Galicia, y unos pocos en los alrededores de Bilbao.

Pese a la mejoría de los datos, se mantiene el consejo de imponer cuota cero

La recomendación lanzada el viernes por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) cayó como una losa sobre un sector que ya venía de recibir otro mazazo: el cierre de la pesquería por agotamiento de la cuota. Porque a pesar de los síntomas alentadores de la última Pelacus, los biólogos de la institución de Dinamarca recuncaron en lo que vienen sugiriendo desde hace varios años: que se imponga una cuota cero para la sardina, una población que está en sus datos históricos más bajos.

La petición de prohibir la pesca se sustenta en la falta de biomasa adulta, que cifran en 0,4 millones de toneladas, un volumen inferior a la mitad del límite biológico de seguridad, en continuo descenso desde el 2006. Además, la cantidad de nuevos peces en edad reproductiva fue en el 2017 de menos de 5.000 millones de toneladas, la cifra más baja en más de un decenio.

En base a sus cálculos, el cierre de la pesquería en el 2019 llevaría a un aumento del 9,8 % en la población de sardinas adultas, un factor clave, apuntan, para asegurar la reproducción de la especie y garantizar existencias en las costas ibéricas.

Precisamente la recomendación de cerrar el caladero ibérico a la captura de sardina espoleó a España y a Portugal a elaborar un plan de recuperación con duras restricciones para la especie, como un cierre de seis meses y una cuota de 14.600 toneladas repartida en dos entregas de 7.300 condicionadas las 7.300 últimas a que se produjese un incremento de la biomasa del 10 %.