Patrocinado porPatrocinado por

La pesca gallega suspira por un AZTI

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

PACO RODRÍGUEZ

Profesionales del sector critican el distanciamiento del IEO y aguijonean a Galicia para que asuma competencias en investigación marina, como el País Vasco

13 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) solo tenía ojos para la pesca. Realizaba campañas de evaluación científica, estudios, análisis... y mucha, mucha, investigación aplicada de gran funcionalidad para el sector pesquero. Pero desde que el organismo público de investigación (OPI) dejó el abrigo del Ministerio de Agricultura y Pesca y pasó a depender de Economía y Competitividad a través de la Secretaría de Estado de Investigación, los pescadores lo sienten cada vez más lejos.

«No es el IEO de antes», se lamentó Edelmiro Ulloa, gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Vigo en el marco del Congreso de Sostibilidade Social e Económica do Sector Pesqueiro, que la semana pasada se celebró en A Coruña y que abordó los retos de la participación del sector en las estructuras científicas y de gestión pesquera. No fue el único melancólico. Alberto Castro, de Acerga, también suspiró por un instituto de investigación propio, que atienda las particularidades y necesidades de la pesca gallega. Un AZTI [centro tecnológico vascco] en Galicia.

«Necesitamos una entidad como AZTI, el Cetmar no nos sirve, puesto que tiene una finalidad distinta», apuntó el gerente adjunto de Arvi. Y, de hecho, el sector gallego está recurriendo al instituto de investigación del País Vasco. Reveló, además, que ante la situación de «brazos caídos» en el IEO, se plantean incluso «financiar nuevos científicos» para que se dediquen a la pesca dentro del instituto.

De nada sirvió la excusa que ofreció Santiago Parra, director del Oceanográfico de A Coruña, de que los biólogos continúan como siempre al lado de los pescadores y que, de hecho, el área de pesquerías es la de mayor peso dentro del instituto, solo que los medios de que disponen no son suficientes, tienen serias limitaciones y la burocracia ha alcanzado niveles «terroríficos». «O sector está desesperado porque non entende as recomendacións científicas», que para un año son de más 20 y para el siguiente de menos 30, defendió Torcuato Teixeira, del comité ejecutivo de Fremss (Fundación Rendemento Económico Mínimo Sostible e Social), organizadora del congreso.

Los profesionales se lamentan de que lo que ven en el mar y que a veces también perciben los biólogos, no se traduce en las recomendaciones que hacen. Y los científicos reprochan a los pescadores su poca transparencia a la hora de facilitar los datos. Una información esencial para reducir la incertidumbre de los modelos matemáticos que se aplican en la pesca para paliar la imposibilidad de realizar diseño experimental, de ensayo y error, explicó Santiago Cerviño, investigador del IEO.

Incertidumbre

Aunque Cerviño defendió la validez de los modelos para hacer predicciones y controlar la dinámica de población, también admitió que hay mucho de incertidumbre. Y eso en el plano biológico, que, además, no tiene en cuenta el aspecto económico y social. De esa vertiente se ocupó el catedrático en análisis económico de la Universidade de Vigo Santiago Rocha, que aseguró que atender a la sostenibilidad social y económica «implica cambiar el método de evaluación, introducir la gestión de riesgos en las reglas de control y tener en cuenta la incertidumbre del modelo».

Rocha apostó por formar «a más técnicos y científicos para tener el liderazgo», puesto que si un sector como el gallego pretende ser líder no se puede permitir no tener información para acudir al grupo de trabajo.

Por su parte, la investigadora de AZTI Arantza Murillas admitió que hay margen de mejora para conseguir una buena gobernanza en el sector pesquero y ganar en participación de los profesionales. Si no lo hacen es por falta de incentivos para facilitar datos. La única motivación que se les da es la fijación de la cuota y su grado de influencia siempre es escaso. Tampoco conocen las líneas de financiación que incluye el FEMP (Fondo Europeo Marítimo y de Pesca) para fomentar la participación en foros de consulta. Para superar esas debilidades, AZTI está preparando una guía de buenas prácticas con 60 acciones tangibles que promueven los operadores del sector y que estarán disponibles en el plazo de un mes. También reveló un secreto: los datos que proporcionan los pescadores vascos a AZTI no se cruzan con los de control».

Extras en una película que deben protagonizar

Esa incertidumbre que los biólogos conminan a comprender a los profesionales del sector para garantizar la sostenibilidad, quisieran los pescadores que la probaran en sus carnes los científicos o los políticos. Lo dijo en el congreso José Pino, un «catedrático del mar», un capitán de pesca que lleva mandando 25 años en barcos de pesca y que cada vez que dobla el espigón para salir al caladero busca la sostenibilidad de las diez familias que tiene a cargo y que, a priori, no saben lo que van a ganar. Ni si quiera si van a ganar. «¿Qué pasaría si ustedes fuesen a trabajar sin saber si van a cobrar a fin de mes?» Y, sin embargo, al pescador se le somete a esa incertidumbre. No sabe qué ni cuánto va a poder pescar y cada diciembre está más pendiente de la lotería de las cuotas que se sortea en Bruselas que de la que cantan los niños en el Teatro Real.

Pino se quejó de que no se les escucha. «No somos ni actores secundarios» en la película de la pesca. «Somos los extras», pero de un negocio «que les da de comer a ustedes», recordó. Así los pescadores, que cada vez son menos -«en el Cantábrico quedamos 77 de los 114 arrastremos que éramos»-, se ven en medio de una Administración que ha crecido de forma desorbitada y unos biólogos cuyos informes no cuadran con lo que ven los pescadores, sin olvidar otros actores: los conservacionistas. Y ninguno parece tener en cuenta esto: «Si a mí me recortan un 40 % la caballa, voy a tener un problema de sostenibilidad en mi empresa».

Interacciones

Pino asegura que, al prescindir de la experiencia, los biólogos pierden de vista cuestiones como que la superpoblación de caballa puede acabar con la merluza y la sardina, porque es muy voraz. Como el cabalón, que este año abundó como nunca y dejó a Sada sin chipirón en cuanto apareció.